Sábado, 14 de marzo de 2009 | Hoy
EL MUNDO › HOY MANTENDRáN UNA APRETADA REUNIóN BILATERAL EN WASHINGTON
Lula es el primer gobernante latinoamericano a quien Obama recibe en la Casa Blanca. La crisis financiera estará al tope de la agenda. También hablarán del bloqueo a Cuba y de las relaciones con Venezuela y Bolivia.
Por Darío Pignotti
Desde Brasilia
Luiz Inácio Lula da Silva se reúne hoy en Washington con el presidente norteamericano Barack Obama en una cita de menos de una hora, poco tiempo para dar cuenta de la ambiciosa agenda que lleva el mandatario brasileño, pero suficiente para confirmar su proyección como líder de la región. Lula es el primer gobernante latinoamericano a quien Obama recibe en la Casa Blanca desde que asumió, el 20 de enero pasado –algo que generalmente ocurría con los jefes de Estado de México–, un gesto simbólico de incuestionable connotación política.
“Quiero conversar con el presidente Obama de manera muy franca sobre cómo hacer para restablecer el crédito internacional... necesitamos hacer hinchada para que Estados Unidos vuelva a la normalidad... porque son los grandes compradores y los grandes vendedores del mundo”, declaró Lula ayer poco antes de embarcarse hacia Estados Unidos. Según dijo a Página/12 un alto funcionario que integra la comitiva brasileña, su gobierno confía en la “química” que pueda surgir durante el primer encuentro cara a cara de dos hombres con biografías forjadas por fuera del poder establecido: un ex obrero metalúrgico oriundo del miserable nordeste brasileño y un negro, el primero que gobierna la única superpotencia mundial, nacido en Honolulu.
La tesis que Lula lleva a Washington se puede resumir en pocas palabras: la era neoliberal sucumbió bajo los escombros de la crisis y, con ella, la hegemonía de los banqueros. “Creo que los dirigentes están comprendiendo que ya no es la hora de los técnicos, es la hora de la política. Tenemos que asumir la responsabilidad ante la crisis y dar una salida”, resumió ayer el brasileño.
“No podemos esperar 10 años, esta crisis tiene que terminar este año... todos sabemos que la crisis se originó en Estados Unidos, todos sabemos que fue el sistema financiero norteamericano el que causó el mayor desastre de las finanzas que jamás hemos visto y eso afectó en gran parte del mundo”, reforzó.
Fueron palabras dichas para el público externo y el interno, dado que esta semana el instituto de estadísticas oficial informó que el PIB de desplomó en el tercer trimestre del año pasado (cayó el 3,6 por ciento), dando por tierra con el pronóstico de Lula, que meses atrás aseguraba que su país era inmune a los cimbronazos económicos del exterior.
La flexibilización del bloqueo norteamericano a Cuba y la distensión de las relaciones con Venezuela (el propio Chávez autorizó que Lula interceda ante Obama) son temas que el brasileño seguramente pondrá hoy en la mesa de discusión.
Si bien la Cancillería niega formalmente que Brasil ambicione actuar como mediador entre Washington y los países más contestatarios de la región, por lo bajo los cuadros del gobierno admiten el interés en jugar a favor del diálogo y, por consiguiente, la estabilidad en el hemisferio. Las credenciales políticas de Lula da Silva importan, pero no son el único ingrediente que explica por qué Washington le concede a Brasilia un trato privilegiado.
El gigante latinoamericano exhibe atributos de poder real que lo hacen una potencia emergente en el tablero global. Con una población de 187 millones de habitantes, Brasil constituye un mercado codiciado para las transnacionales, mucho más cuando la capacidad de consumo norteamericana cae en la misma proporción que crece la recesión.
Pero Brasil también es una potencia verde, con 4 millones de kilómetros cuadrados de floresta amazónica y un actor con ambiciones militares en una región que, como quedó demostrado en marzo de 2008 con el bombardeo colombiano a Ecuador, está surcada por tensiones bélicas reales y potenciales. Fue por ese razón que el primer funcionario de alto nivel norteamericano enviado a Brasil desde la asunción de Obama fuera el jefe del Estado Mayor Conjunto, Mike Mullen.
Washington tampoco disimula su interés en los más de 50 mil millones de barriles de petróleo descubiertos en 2007 en la Cuenca de Santos, sureste brasileño. De allí que Obama posiblemente propondrá tratar hoy la agenda petrolera con Lula, que viajó en compañía del presidente de Petrobras, José Sergio Gabrielli.
El Palacio del Planalto recibió con cautela el interés del norte en materia petrolera, consciente de que Venezuela no recibirá de buen grado la noticia de que en algunos años Brasil pueda hacerle sombra como exportador de crudo. Fuentes brasileñas hicieron saber que, de momento, la prioridad es afianzar el acuerdo estratégico firmado con George W. Bush sobre biocombustibles.
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