EL MUNDO › UNA COPIA DEL MANUSCRITO QUE REDACTó EL INDUSTRIAL ALEMáN FUE ENCONTRADA EN UNA BIBLIOTECA PúBLICA

Hallaron la lista de Schindler en Sydney

La lista detalla los nombres, nacionalidades, religiones, fechas de nacimiento y habilidades de los judíos que Schindler empleaba como obreros mecánicos en su fábrica. En todo el mundo sólo sobreviven un par de copias del original.

 Por Kathy Marks *

Desde Sydney

Revolviendo cajas con papeles viejos en los sótanos de la Biblioteca Pública de Nueva Gales del Sur, en Australia, los historiadores se sorprendieron al encontrar un viejo manuscrito amarillento con 801 nombres. Era un documento cargado con un enorme significado para la historia del siglo XX: la lista de Schindler.

La lista, de trece páginas y tipiada hasta los márgenes, fue confeccionada por el industrial alemán Oskar Schindler, quien arriesgó su vida para salvar a unos 1200 judíos de las cámaras de gas de los nazis.

Poco se supo de lo hecho por este hombre hasta la publicación en 1982 del libro El arca de Schindler, escrito por el australiano Thomas Keneally y luego convertido en la famosa película dirigida por Steven Spielberg, La lista de Schindler.

Keneally escribió su libro luego de un encuentro casual con Leonard Pfefferberg, un judío polaco que tenía una copia original de la lista. El autor había entrado en la boutique de Beverly Hills de éste para comprarse un maletín nuevo, cuando Pfefferberg, al enterarse de que su cliente era un escritor, le mostró su copia de la lista, la que según le dijo era parte del archivo personal que guardaba de quien lo había salvado. A Keneally la historia lo atrapó de inmediato.

Pero luego de publicar la historia bajo el título El arca de Schindler, ganadora del Booker Prize en 1982, el autor vendió el documento junto a otros papeles que había usado para la investigación a un experto en manuscritos. Con el tiempo, una copia en papel carbónico llegó hasta la Biblioteca Pública en Sydney, la cual le compró al coleccionista junto con seis de las cajas de papeles de Keneally en 1996.

Según Olwen Pryke, el curador de la Biblioteca, la lista fue redescubierta metida en medio de recortes de diarios alemanes de aquella época y cuadernos de notas del autor. En todo el mundo sólo sobreviven un par de copias de la lista original, redactada por Schindler para convencer a los nazis de que no asesinaran a sus trabajadores judíos. Uno de los originales se encuentra en el Museo a la Memoria del Holocausto Yad Vashem, en Jerusalén.

La doctora Pryke, curadora del museo, se quedó atónita al dar con la lista, a la que llamó “uno de los documentos más relevantes del siglo XX”. “Esta lista fue tipiada a las apuradas el 18 de abril de 1945, en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, y salvó a 801 personas de las cámaras de gas”, señaló. “Es una pieza de historia fascinante”, agregó. Schindler era un seductor adicto a la bebida, miembro del Partido Nazi, que hizo negocios con la guerra empleando mano de obra judía esclava en sus fábricas de loza esmaltada y municiones.

Pero luego de presenciar una redada en el Ghetto de Cracovia, en Polonia, algo cambió en su interior. A partir de ahí, Schindler utilizó todo su carisma y su astucia para convencer a los oficiales de las SS de que sus trabajadores eran vitales para el esfuerzo de guerra de Alemania, incluso sobornándolos con bebidas alcohólicas y dinero.

Su lista, escrita en alemán, detalla los nombres, nacionalidades, religiones, fechas de nacimiento y habilidades de los judíos que empleaba como obreros mecánicos en su fábrica. Pfefferberg, que urgió a Keneally a que contase su historia, era el trabajador número 173. Su mujer, Ludmilla, también fue salvada.

Al recordar su encuentro con Pfefferberg en 1980, Keneally le confesó al diario Sun Herald que ésa fue la única vez en su vida que decidió hacer algo luego de que alguien le dijera: “Tengo una historia increíble para contarte”.

Schindler, interpretado por Liam Neeson en la película de Spielberg de 1993, se encontraba prácticamente sin un centavo hacia el final de la guerra. Murió en Alemania en 1974. El y su mujer, Emilie, fueron honrados de manera póstuma en el museo Yad Vashem entre aquellos no judíos que arriesgaron sus vidas para salvar las de otros judíos europeos del genocidio nazi.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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El escritor australiano Keneally y la investigadora de la biblioteca observan el hallazgo.
 
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