Martes, 7 de abril de 2009 | Hoy
EL MUNDO › OPINIóN
Por Fidel Castro *
Mientras en Londres se iniciaba y concluía el 2 de abril la Cumbre del G-20, la conocida periodista del Washington Post, Karen DeYoung, escribió en ese influyente órgano de prensa: “El senador Richard G. Lugar exhortó al presidente Obama a nombrar un enviado especial para iniciar conversaciones directas con el gobierno comunista de la isla.
“Los casi 50 años de embargo económico contra Cuba –dice Lugar (republicano por Indiana)– colocan a Estados Unidos en contradicción con la opinión del resto de América latina, la Unión Europea y las Naciones Unidas” y “socavan nuestra más amplia seguridad e intereses políticos en el Hemisferio Occidental”.
“La Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, del 17 al 19 de abril, presentaría una oportunidad para que usted construya un clima más hospitalario para adelantar los intereses de Estados Unidos en la región a través de un cambio en nuestra postura respecto a Cuba.”
“Lugar, el republicano más prominente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado –dice Karen DeYoung–, está en la avanzada de un amplio movimiento que aboga por una nueva política que incluye a la Cámara de Comercio de EE.UU., otros grupos empresariales, un número de gobiernos estaduales y a grupos de derechos humanos. Una mayoría bipartidista del Congreso ha votado en repetidas ocasiones en favor de aliviar las restricciones de viajes y otros contactos con Cuba, a pesar de medidas fracasadas tras amenazas de vetos presidenciales durante la administración Bush.”
“Lugar es copatrocinador de un proyecto de ley bipartidista introducido en el Senado esta semana que pondrá fin a todas las restricciones sobre los viajes a Cuba, salvo casos de guerra o amenazas a la salud y la seguridad.”
“Lugar dijo que el nombramiento de un enviado y el inicio de conversaciones directas sobre temas como migración y tráfico de drogas ‘serviría a los intereses de seguridad vitales de Estados Unidos’... y podría en última instancia crear las condiciones para un debate significativo de temas más litigiosos.”
El artículo de DeYoung no admite duda de que el senador por Indiana camina con los pies sobre la tierra. No parte de posiciones filantrópicas. Trabaja, como expresa ella, con “la Cámara de Comercio de EE.UU. y otros grupos empresariales, otros gobiernos estaduales y grupos de derechos humanos”.
Estoy seguro de que Richard G. Lugar no teme la tontería de que lo califiquen de blando o prosocialista.
Si el presidente Barack Obama recorre el mundo afirmando, como lo hizo en su propio país, que es necesario invertir las sumas que sean necesarias para salir de la crisis financiera, garantizar las viviendas en que viven incontables familias, garantizar el empleo a los trabajadores norteamericanos que lo están perdiendo por millones, poner los servicios de salud y una educación de calidad para todos los ciudadanos, ¿cómo puede conciliarse eso con medidas de bloqueo para imponer su voluntad a un país como Cuba?
Las drogas constituyen hoy uno de los más graves problemas de este Hemisferio y Europa. En la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, estimulado en el enorme mercado de Estados Unidos, los países latinoamericanos están perdiendo ya casi diez mil hombres cada año, más de dos veces los que Estados Unidos ha perdido en la guerra en Irak. Su número crece y el problema está muy lejos de resolverse.
Ese fenómeno no existe en Cuba, vecino geográfico cercano a Estados Unidos. En el espinoso tema y en la lucha contra la emigración ilícita, los guardacostas norteamericanos y cubanos han estado cooperando durante largos años. Ningún norteamericano, por otro lado, ha muerto como consecuencia de acciones terroristas procedentes de nuestro país, porque no serían actividades toleradas.
La Revolución Cubana, que el bloqueo y la guerra sucia no han podido destruir, se basa en principios éticos y políticos; es por ello que ha sido capaz de resistir.
No pretendo agotar el tema. Lejos de ello, omito en esta reflexión el daño que ha ocasionado a nuestro país la actitud arrogante de Estados Unidos contra Cuba.
Los que son capaces de analizar serenamente los acontecimientos, como es el caso del senador de Indiana, usan un argumento irrebatible: las medidas de Estados Unidos contra Cuba, a lo largo de casi medio siglo, constituyen un fracaso total.
No es necesario enfatizar lo que siempre Cuba ha dicho: no tememos dialogar con Estados Unidos. No necesitamos tampoco la confrontación para existir, como piensan algunos tontos; existimos precisamente porque creemos en nuestras ideas y nunca hemos temido dialogar con el adversario. Es la única forma de procurar la amistad y la paz entre los pueblos.
* Reflexión del líder cubano publicada en Granma.
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