EL MUNDO › PRIMER PRESO DE LA CáRCEL UBICADA EN CUBA QUE ENFRENTARá A LA JUSTICIA EN ESTADOS UNIDOS

Desde Guantánamo hasta el tribunal civil

Ahmed Khalfan Ghailani fue llevado a la Corte Federal de Manhattan. Está acusado de participar en la organización de los atentados contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania en 1998. Ayer se declaró inocente ante una jueza.

Escoltado por un fuerte operativo de seguridad, ayer llegó a Nueva York un preso de Guantánamo acusado de terrorismo que será el primer detenido de esa prisión en enfrentar un tribunal civil de Estados Unidos. Sin perder un minuto, Ahmed Khalfan Ghailani fue llevado a la Corte Federal de Manhattan. Allí, la jueza Loretta Preska le preguntó cómo se declaraba: “Inocente”, contestó.

Originario de Tanzania, Ghailani está acusado de participar en la organización de los atentados contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania en 1998, reivindicados por la red terrorista Al Qaida, que dejaron un saldo de más de 220 muertos y miles de heridos.

De acuerdo con fuentes militares norteamericanas, el tanzano, que enfrenta la posibilidad de ser condenado a la pena de muerte, se habría ocupado de la logística del atentado a la sede diplomática en Kenia al conseguir los explosivos, tanques de oxígeno y un camión. Inmediatamente después de la explosión, el detenido desapareció del país de Africa, y poco se supo de él hasta seis años después.

Finalmente detenido en Pakistán en el 2004, fuentes de inteligencia estadounidenses citadas por el diario The New York Times señalaron que Ghailani habría estado detenido durante dos años en distintas cárceles secretas hasta que en el 2006 fue trasladado a la prisión norteamericana en la base naval de Guantánamo.

El juicio, que será el primero en la Justicia civil de Estados Unidos tras los reiterados cuestionamientos a los tribunales militares de excepción que se habían instaurado en la bahía de Guantánamo en tiempos de George W. Bush, será el primer test para el presidente Barack Obama y su estrategia de cerrar ese establecimiento para enero de 2010, tristemente célebre a nivel mundial por convertirse en un centro de torturas para sus internos.

El éxito o el fracaso del plan de Obama para cerrar Guantánamo dependerá en buena medida de si consigue reubicar en algún punto de Estados Unidos o algún país aliado a aquellos reclusos que, entre los 240 que aún permanecen en la prisión de la isla, sean hallados inocentes. El asunto no es fácil: a duras penas la Unión Europea (UE) se comprometió la semana pasada a recibir a algunos internos y la propia bancada demócrata en el Senado en Washington ya le negó a Obama en una oportunidad una partida de fondos para clausurar la prisión, bajo el argumento, justamente, de que no explicaba en detalle a dónde irían a parar los presos luego de cerrar el establecimiento.

El mandatario estadounidense ya había ordenado hace unos meses el traslado de Ghailani a Nueva York. La semana pasada se refirió particularmente al caso del tanzano y enfatizó la importancia del proceso. “Luego de tantos años, llegó el momento de hacer justicia. Este es un paso más en nuestro esfuerzo por cerrar la prisión de Guantánamo”, señaló Obama.

Sobre el prontuario de Ghailani, fuentes militares estadounidenses citadas bajo pedido de anonimato por el mismo periódico neoyorquino agregaron que el africano habría sido durante años uno de los principales falsificadores de pasaportes para los miembros de la red Al Qaida, que habría aprendido a utilizar distintos tipos de armamentos y a fabricar explosivos en un campo de entrenamiento en Afganistán en 1998 y que, incluso, habría servido durante algún tiempo como guardaespaldas de Osama bin Laden.

Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el hombre que conoció las profundidades de Guantánamo y sobrevivió a la odisea deberá responder por 286 cargos, entre ellos el de conspirar con Osama bin Laden y otros miembros de su grupo para asesinar a estadounidenses en cualquier parte del mundo.

Si bien no trascendieron detalles al respecto, fuentes gubernamentales habían adelantado que uno de los temas prioritarios en la audiencia de ayer era el de quién iba a defender a Ghailani. Se supo que algunos militares de Estados Unidos que lo defendieron en Guantánamo pidieron permiso a sus jefes para trasladarse a Nueva York y ayudarlo para enfrentar a la corte civil. Todavía no les contestaron.

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Agentes revisan un auto a la entrada del juzgado de Nueva York a donde fue trasladado Ghailani desde la cárcel militar de Guantánamo.
Imagen: AFP
 
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