Si de aplastar insectos se trata, Barack Obama, sin lugar a dudas, no necesitará de la ayuda de la CIA ni del Pentágono. Rápido de reflejos, al mandatario le bastó un segundo de concentración para acabar con una mosca que osó posarse sobre su mano, y a los medios de comunicación internacionales apenas minutos para convertir a Obama y la mosca en una de las principales noticias del mundo.

La escena ocurrió ayer en un lujoso salón de la Casa Blanca. De impecable traje oscuro, Obama se encontraba dando una entrevista al canal de negocios CNBC para explicar los fundamentos de su paquete de reforma financiera cuando, de repente, una mosca comenzó a zumbar a su alrededor. “Salí de acá”, le dice Obama al insecto tratando de ahuyentarlo con la mano e intentando al mismo tiempo sonreírle a su entrevistador, quien se muestra complaciente y le dice al mandatario que, en efecto, es la mosca más insistente que vio en su vida.

En ese momento, la mosca comete el error que le cuesta la vida: insiste y se posa directamente sobre la mano de uno de los hombres más poderosos del mundo. Obama endurece su rostro, se concentra, alza la mano libre y un segundo después, la mosca cae muerta sobre la alfombra. “¿En qué estábamos?”, le dice inmediatamente al periodista, quien no para de reírse sobre lo sucedido. Ahí el mandatario toma conciencia de que hizo algo que gustó mucho, de que hay testigos y por lo tanto decide alardear un poco. “Bastante impresionante, ¿no es cierto?”, murmura sonriente. “Ahí la tienen, fílmenla”, agrega dirigiéndose a las cámaras, que responden a su pedido y captan la mosca sobre la alfombra. “Le di a la muy bastarda”, se jacta una vez más. El estudio estalla en aplausos.

Si acaso lo que hacía el viejo señor Miyagi en la película Karate Kid al intentar cazar a las moscas con palillos era mucho más difícil, poco importa en este caso. Como dice el viejo proverbio chino asociado a la teoría del caos, el aleteo de una mariposa bien puede sentirse en la otra punta del planeta, o bien, si Obama mata una mosca en Washington, la noticia dará la vuelta al mundo de forma instantánea y repercutirá con una amplificación mediática difícil de igualar.

En pocos minutos, las tapas de los diarios en Internet sucumbían una a una. Desde El País de España con su título “Obama matamoscas”, pasando por The Independent de Gran Bretaña haciendo alusión a los reflejos estilo Swat del mandatario, Los Angeles Times, The New York Times y el Washington Post, cada uno a su turno, no pudieron evitar hacer comentarios del tipo “Obama irritado es terrible”, “Obama encara el asunto con sus propias manos” e incluso “Obama no duda pasar a la acción”.

Tampoco faltó el link con el recuadro del video en todas las primeras planas de los sitios web acompañados de otras tantas alabanzas de las dotes del mandatario, dejando a la reforma financiera, en muchos de estos casos, en un segundo plano.

Los números fueron contundentes: el video fue visto ayer por más de 80 mil personas en YouTube y, al tipear Obama y la mosca en Google, en 0,17 segundos uno podía obtener 478 mil enlaces haciendo referencia al hecho.

Sarah Onyango Obama, la abuela africana de Obama, vive en Kenia, en una zona rural, rodeada de gallinas que comen sus granos en el piso de tierra de su casa de adobe. Desde allí, la Obama africana es una de las impulsoras de una campaña para terminar con las moscas tse-tsé, causantes de la enfermedad del sueño y una de las principales causas de muerte en algunos países del Africa oriental.

Su nieto quizá, sin saberlo, haya contribuido a eliminar a las tse-tsé del otro lado del océano Atlántico. Es poco probable, aunque tampoco se fijó antes de matarla.