EL MUNDO › DE PARTE DE SOLDADOS BRITáNICOS, SEGúN ARROJó UNA INVESTIGACIóN

Un video muestra abusos a iraquíes

Baha Mousa, un recepcionista de hotel en Basora (sur de Irak), fue apaleado con tanta fiereza que los doctores que examinaron su cuerpo encontraron 93 heridas diferentes. Londres debe determinar si el maltrato fue sistemático.

 Por Robert Verkaik *

El video de dos minutos muestra a un soldado británico cometiendo abusos con prisioneros iraquíes. Según una investigación pública en Londres, un día después de la filmación una de las víctimas falleció por las heridas.

En la película, se escucha a los detenidos iraquíes quejándose y gritando. El soldado los obliga a sentarse en dolorosas “y humillantes posiciones”, mientras abusa de ellos. Baha Mousa, un recepcionista de hotel de 26 años en Basora, fue apaleado con tanta fuerza por el Regimiento de Lancashire de la Reina que los doctores que examinaron su cuerpo encontraron 93 heridas diferentes, según la investigación londinense.

Gerard Elias, uno de los que dirigió la investigación que debe determinar si los abusos eran sistemáticos y contaban con el aval expreso del gobierno de Tony Blair, contó que en el video se ven prisioneros encapuchados y esposados “quebrados” antes de los interrogatorios. Uno de ellos es Mousa. Según Elias, el soldado del video es el caporal Donald Payne. En una parte de la filmación se puede observar al capitán parado sobre uno de los detenidos, gritando: “Levantate, maldito simio. Levantate ahora”. Para Elias está claro que los del video no son los únicos abusos cometidos en Irak por soldados británicos. “Aun si consideramos sólo el video que acabamos de ver, es coherente pensar que los detenidos allí fueron sujetos a posiciones humillantes y se los encapuchó durante períodos prolongados”, señaló.

Mousa murió alrededor de las 22 del 15 de septiembre de 2003, después de “forcejear” con el caporal Payne y otro compañero, el soldado raso Aaron Cooper, según se dijo en la audiencia del lunes. Según aseguró Elias, las heridas de Mousa fueron infligidas “con más intención de lo que se pensaba”. Durante la investigación, dirigida por sir William Gage, se descubrió que antes de que Mousa falleciera, el caporal Payne lo inmovilizó poniéndole su rodilla en su espalda y empujando los brazos del prisionero hasta poder ponerle esposas de plástico.

“Se sugirió incluso que le golpeaban la cabeza contra el piso o la pared mientras lo esposaban”, agregó Elias. Otras denuncias por abusos contra prisioneros iraquíes incluyen privación del sueño, de la comida y exposición prolongada a sonidos irritantes. Uno de los detenidos entrevistados aseguró que uno de los soldados que los cuidaba le orinó encima, mientras que otro de sus compañeros aseguró que lo obligaron a bailar como Michael Jackson.

En julio del año pasado, el Ministerio de Defensa británico acordó pagar una indemnización de más de 4,6 millones de dólares a la familia de Mousa y a las de otros nueve hombres iraquíes, que fueron abusados por soldados británicos. En septiembre de 2006, el caporal Payne se convirtió en el primer miembro de las fuerzas armadas de la reina que admitió un crimen de guerra. Se declaró culpable del delito de trato inhumano a civiles. Recibió la baja deshonrosa del ejército y fue condenado a un año en una cárcel civil.

Otros seis soldados también enfrentaron cortes marciales, pero todos fueron absueltos en marzo de 2007. Entre los acusados se encontraba un coronel, Jorge Mendonca, el ex comandante del regimiento de Payne. Antes de la absolución, varios oficiales castrenses de alto rango criticaron públicamente al fiscal general, Lord Goldsmith, por llevar los casos ante la Justicia.

Al momento de su detención, en septiembre de 2003, Mousa trabajaba en el hotel Al-Haitham, en Basora. Los soldados británicos allanaron el edificio en busca de armas y cuando encontraron rifles de asalto y pistolas se llevaron a varios empleados, entre ellos Mousa. El intentó explicarle que las armas eran para la seguridad interna del hotel, pero de nada sirvió; los llevaron a la base británica de Darul Dhyafa. La esposa de Mousa murió al poco tiempo de cáncer a los 22 años. Sus dos hijos se convirtieron, como cientos más, en huérfanos de la Irak ocupada.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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Las denuncias contra los británicos incluyen privación del sueño, de la comida y exposición a sonidos irritantes.
Imagen: AFP
 
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