Con una sonrisa en su rostro, el presidente Nicolas Sarkozy abandonó ayer el hospital, de acuerdo con las órdenes de los médicos de tomarse unos días de reposo después de su descompostura durante el fin de semana. Todavía existía alguna confusión sobre la seriedad del desmayo que sufrió el presidente mientras corría en el parque del Palacio de Versalles el domingo. El Palacio del Elíseo insistió ayer que los intensivos exámenes médicos revelaron que no existían problemas cardíacos y que Sarkozy, de 54 años, había sufrido un leve “malestar lipotímico” causado por el ejercicio y el calor. No obstante, Frederic Lefebre, un vocero del partido de derecha del presidente Sarkozy, habló de “un susto coronario” y de una “advertencia”. Un amigo cercano del presidente, Patrick Balkany, alcalde de Levallois-Perret, dijo que el incidente era “una lección para que bajara los decibeles”.

Sarkozy dejó el hospital Val-de-Grace en París caminando de la mano de su mujer, Carla Bruni de Sarkozy. Le dio la mano al personal médico, pero se negó a hacer declaraciones a los periodistas. En un comunicado, el Palacio del Elíseo dijo que a Sarkozy no le habían prescripto ninguna medicación o tratamiento, pero le habían aconsejado descansar por un par de días. Fue cancelado un discurso que debía dar hoy en el Mont Saint Michel, en Normandía. De todas maneras, Sarkozy comienza el viernes sus vacaciones de tres semanas en la villa perteneciente a la familia de Carla Bruni, en la costa mediterránea francesa. El Elíseo dijo que el desmayo no tenía “causa cardiológica o efecto”. No se encontró ninguna anormalidad en su ritmo cardíaco durante los exámenes electrocardiográficos.