Lunes, 17 de agosto de 2009 | Hoy
EL MUNDO › LA CóNSUL COLOMBIANA EN CARACAS DENUNCIó DETENCIONES EN UN CONFUSO INCIDENTE
Los gobiernos de Venezuela y Colombia, por ahora, no volverán a ser amigos. Según el presidente venezolano, Hugo Chávez, la confianza entre ambas naciones está rota y, debido a ello, restablecer las relaciones diplomáticas bilaterales está fuera de cuestión. “¿Cómo yo voy a volver a confiar en el presidente de Colombia? ¿Cómo, si utilizan la mentira para tratar de descalificarnos? ¡No puedo!”, sentenció ayer el líder bolivariano durante la transmisión de su programa radial Aló presidente. El viernes pasado, el mandatario colombiano, Alvaro Uribe, había dicho que estaba dispuesto a recomponer las relaciones tanto con Venezuela como con Ecuador. Pero, según Chávez, Uribe es un “cínico”. “Esta idea es de un cinismo sin límites por su parte. Nos están agrediendo, nos están difamando, y entonces dice que quiere arreglar las relaciones con Venezuela y con Ecuador. ¿Pero cómo? El no puede ya. Es imposible. No hay forma de arreglar esto, cuando se apuñala la buena fe de los vecinos”, explicó Chávez. Al cierre de esta edición, además, 50 colombianos fueron detenidos en un confuso episodio en el barrio El Catía de Caracas y trasladados a una estación policial del centro de la ciudad. Según las primeras informaciones, al momento de su detención, los colombianos se encontraban realizando tareas de documentación junto con la cónsul colombiana en esa ciudad, María Elvira Cabello, quien también habría sido detenida en un primer momento y luego puesta en libertad.
El gobierno de Caracas congeló las relaciones con Bogotá el pasado mes de julio debido al acuerdo militar que Colombia firmó con Estados Unidos para la instalación de siete bases militares de ese país en suelo colombiano.
Y, ayer, el presidente venezolano volvió a dejar en claro el peso de esa medida en el estado actual de la relación entre ambos países. “Todo lo que aquí está sucediendo es producto de la política imperial que quiere dividir y alejar a los pueblos de América latina. En el caso de Colombia y Venezuela, lamentablemente lo lograron”, señaló Chávez.
Con Ecuador, sin embargo, el asunto fue distinto. El mismo viernes de la semana pasada, el gobierno de Bogotá le pidió perdón al de Quito por el ataque militar de su país contra un campamento de la guerrilla de las FARC en territorio ecuatoriano en el que murió el entonces número dos de la guerrilla, Raúl Reyes. Y, en principio, la respuesta fue favorable. “El presidente Uribe ha pedido nuevamente perdón, lo aceptamos”, afirmó Correa. Sin embargo, la aceptación de las disculpas no vino sola.
Tras expresarse de ese modo, el mandatario ecuatoriano insistió con lo que considera como las condiciones básicas para reanudar las relaciones diplomáticas entre los dos países, rotas desde el bombardeo.
Por un lado, Correa mantuvo su exigencia de que las autoridades colombianas le entreguen el video del ataque a Reyes, debido a sus sospechas de que Estados Unidos participó en la acción; además, el mandatario ecuatoriano desea que Uribe le facilite los archivos electrónicos incautados en la computadora portátil del jefe rebelde y que supuestamente lo vinculan con la guerrilla; y, por último, Quito solicitó no solo una indemnización por el ataque sino también apoyo económico por parte de Colombia para la atención de los refugiados de ese país en Ecuador.
Uribe levantó el guante. “Quiero reiterar que nosotros tenemos toda la voluntad de contribuir a que nuestras relaciones se normalicen y haremos todo lo necesario para ello.”
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