EL MUNDO › CUBA DESPIDE AL COMANDANTE Y VICEPRESIDENTE JUAN ALMEIDA BOSQUE

Homenaje a un histórico de la Revolución

Juan Almeida formó parte de la generación dirigente de la guerrilla que triunfó en 1959. Siempre leal a los hermanos Castro, dirigió el ejército, fue diputado, miembro del Consejo de Estado y vicepresidente desde 1976.

Cuba rindió ayer un masivo homenaje, encabezado por el presidente Raúl Castro, al comandante y vicepresidente Juan Almeida Bosque, uno de los cuatro líderes históricos de la Revolución. Almeida murió el viernes pasado a los 82 años, de un paro cardiorrespiratorio, tras más de medio siglo de absoluta lealtad a los hermanos Castro.

El presidente cubano abrió el tributo al depositar una rosa ante el retrato de Almeida que, con escolta militar y flanqueado por una enorme bandera de Cuba, fue expuesto en el Memorial José Martí, en la Plaza de la Revolución. Una de las coronas de flores estaba a nombre de Fidel, quien convalece en su casa de una enfermedad que lo hizo dejar el mando a su hermano en 2006.

Almeida formó parte de la generación dirigente de la guerrilla que triunfó en 1959. Era uno de los seis miembros de la Comisión del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC), una especie de Estado M ayor en el mandato de Raúl Castro y uno de los cuatro vicepresidentes del Consejo de Estado (Ejecutivo y Legislativo).

Nacido en La Habana el 17 de febrero de 1927 en el seno de una familia obrera, Almeida se unió a la lucha de Castro contra Fulgencio Batista siendo un albañil de 26 años. Marcó la presencia de la población negra y de los sectores populares en el más reducido círculo del poder.

Padre de nueve hijos –uno de ellos detenido por intentar salir ilegalmente del país–, combinó su actividad en la más alta jerarquía del poder con la música y llegó a componer más de 300 canciones.

Exaltando su fama de valiente, los medios y los dirigentes cubanos destacan por estas horas la frase que gritó Almeida, diezmados los rebeldes en el primer combate contra las tropas del dictador, instalado en el poder en 1952: “¡Aquí no se rinde nadie!”.

Con los dos hermanos Castro, Almeida asaltó el Cuartel Moncada (1953), fue a prisión, se exilió en México y volvió en la expedición del yate “Granma” (1956) para pelear en la Sierra Maestra, donde encabezó un frente guerrillero.

Tras el triunfo de la Revolución en 1959, dirigió el ejército y la fuerza aérea y fue viceministro primero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Siempre integrado a las sucesivas dirigencias políticas de la época, el dirigente revolucionario ingresó al Buró Político desde la fundación del PCC, en 1965.

Fue diputado, miembro del Consejo de Estado y vicepresidente de la república desde 1976, cuando fueron creadas las actuales instituciones. En 1998 recibió el título honorífico de Héroe de la República de Cuba.

Su dolencia cardíaca era conocida desde que en diciembre de 2003 él mismo se sintió obligado a difundir una carta para explicar su ausencia súbita de actividades públicas. Dijo entonces que estaba obligado al reposo absoluto y a evitar emociones fuertes.

Sus restos serán sepultados en el mausoleo del III Frente Oriental, en la oriental provincia de Santiago de Cuba, en las montañas de la Sierra Maestra, donde luchó.

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El retrato de Almeida fue expuesto en el Memorial José Martí, en la Plaza de la Revolución.
 
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