El hombre pertenece al corazón político del gobierno de Daniel Scioli. Detrás del teléfono, escucha algunas de las inquietudes que parecen asolar a la provincia de Buenos Aires en los últimos días. “Entre los intendentes no hay cuestionamientos al gobernador”, dice. “Pero sí existe la necesidad de ser más escuchados.”

En La Plata, en las ciudades más prósperas de la provincia o dentro de las fronteras más empobrecidas, los caciques territoriales pasan los últimos tiempos en estado de asamblea casi permanente. La provincia está articulada alrededor de dos grandes ejes regionales: los barones de la primera sección electoral, en el corredor noreste, con distritos dispares, tan ricos como San Isidro o territorios tan pobres como José C. Paz. Y los intendentes de la tercera sección electoral, en la trama sur, con un poblado más pobre pero también más homogéneo. Desde uno y otro bastión, unos y otros se reúnen a preparar encuentros con ministros, elaboran proyectos y programan reuniones con el jefe de gobierno provincial para pedir específicamente una cosa: más fondos.

No hay conspiraciones detrás de esas rondas. Por lo menos, todos las descartan. Se trata de una situación de cuentas y de un problema para el que empiezan a entender que Scioli no tiene solución y que ha empezado a disparar nuevos peregrinajes a Olivos. Como antes de las elecciones. Entre los paliativos, los jefes territoriales buscan lo que sea: soluciones definitivas o transitorias, entre las que empiezan a incluir el regreso de la caja del Fondo del Conurbano, hoy casi inexistente, a la que estaba atada la poderosa máquina de poder duhaldista.

El síntoma más claro de la densidad del reclamo lo mostró una reunión entre Néstor Kirchner y los intendentes de la tercera sección. El lunes pasado se vieron en Olivos como no pasaba desde la última campaña. Entre ellos estaban los intendentes que sacaron los mejores resultados en junio, los leales. Un perfil de líderes territoriales del PJ, con varios de primera generación en la gestión y con perspectivas de futuro como Francisco “Barba” Gutiérrez de Quilmes, Darío Díaz Pérez de Lanús, Jorge Ferraresi de Avellaneda o Fernando Gray de Esteban Echeverría. Como se presentan a sí mismos, son un grupo “verticalista” y “sin fisuras”. Antes de entrar a la reunión con Kirchner, hubo tiempo para un encuentro a solas. Entre todos acordaron una agenda común. Nadie iba a hablar de sus propios problemas. Ante Kirchner, entonces, presentaron sólo tres cartas: obras públicas, seguridad e incluyeron la crítica situación financiera.

Con aproximadamente el 40 por ciento de población del país, la provincia de Buenos Aires recibe un 20 por ciento de fondos coparticipables. Una ecuación que a nadie le cierra. Hasta fines del año pasado, la Nación salvaba los gastos, pero, en el contexto de crisis, la cosa cambió. La Nación ajustó la distribución de fondos y Scioli, se sabe, tuvo problemas para liquidar hasta los sueldos de agosto. En los distritos los problemas se reprodujeron con la misma lógica: en general, cada uno hace frente a los gastos con el cobro de tasas y con la coparticipación. Por dar un solo ejemplo, Esteban Echeverría recibió en agosto sólo el 50 por ciento de la coparticipación de otros meses.

“Nosotros lo vamos a ver a Scioli, y está todo bien”, dice a Página/12 el vocero de un intendente, desde una de las comunas pegadísimas a la capital bonaerense. “Casi a diario hablamos con Pepe Scioli, nos vemos, él nos dice que sí, que está todo bien, que el problema del dinero no es para tanto, pero finalmente no pasa nada: la sensación es que no tienen Plan B.”

En otras comunas, el síntoma es casi el mismo. “Con Scioli estuvimos reunidos hace veinte días, durante una hora y media”, explica otro, un hombre joven, conurbano adentro, desde la tercera sección. “El te recibe, viene, recorre todo el tiempo con vos todo lo que querés que recorra, pero acá el tema son los fondos: gestión en la provincia es hacer escuelas, poner más patrulleros, resolver las cuestiones de salud y eso, te digo la verdad, se hace con fondos.”

Durante los últimos meses, la dinámica en buena parte del conurbano no parece distinta. Tras las elecciones, el fantasma de la falta de fondos desveló a buena parte de los monarcas. Y en ese escenario, muchos buscaron a Scioli mientras bajaban las expectativas de la gestión. “Te digo la verdad –insiste el mismo joven intendente–, nosotros estamos peleando por nuestra supervivencia, que son los sueldos.”

El tema llegó hasta Olivos el lunes pasado. Hay quienes dicen que la idea de llevar la cuestión todos juntos es parte de una articulación pragmática: no es lo mismo sentarse solo frente a Julio De Vido, dicen, que si van los intendentes en conjunto. En ese contexto, varios se fueron de Olivos contentos o por lo menos convencidos de que la Nación no se va a atrasar con los salarios. “Kirchner está convencido de que no hay Nación sin provincia de Buenos Aires”, dijo uno que lo conoce, y conoce los dos lados.

Pero nada es lo que parece. Tras el encuentro, muchos quedaron con preguntas pendientes: ¿qué hará Scioli? ¿Qué hará Kirchner con Scioli? ¿Y cuáles son las especulaciones sobre el futuro para la provincia? Por estas horas, Scioli intenta mantenerse cerca del gobierno nacional porque, entre otras razones, necesita los recursos. Dicen los que conocen los intríngulis políticos de la provincia, que su hermano José “Pepe” Scioli piensa un poco distinto. Pepe es el secretario general de la Gobernación, y quien está con las encuestas en la mano. Pepe puede sugerir, por ejemplo, que hay que aliarse con el campo para subir 10 puntos en las encuestas. Pero es Daniel el que en ese contexto dice que no. “Daniel es el tipo que mira todo más fríamente”, explica esta vez un ex funcionario. “Y el que se pregunta cómo pagar los sueldos a fin de mes, y el que sabe que si no tiene la plata de los sueldos, hoy puede subir 10 puntos pero mañana van a caer 20.”

Pese a los rumores, la sensación en Olivos no parece distinta. El lunes pasado, en la reunión con Kirchner, Julio Pereyra preguntó en un momento por Scioli. Kirchner le dijo que la provincia tenía problemas de gestión, que eso se veía, que los había visto él mismo cuando estuvo de campaña. Contó una anéctoda de una caminata, el recorrido en una salita sanitaria. Pero Kirchner agregó que hay que seguir adelante, y alentarlo. Algunos testigos del encuentro salieron y cortaron las palabras de Kirchner por la mitad. Dijeron que a Scioli “lo había matado”. Otros, en cambio, prefirieron recordar todo lo que dijo y acentuar la idea de la continuidad.

Sin embargo, nadie se atreve a hacer pronósticos sobre qué va a pasar con ese vínculo. Y eso es clave para entender las finanzas de la provincia. Un ex ministro de Kirchner lo dice en estos términos: el ex presidente no va a resolver el problema de fondo porque no hay garantías de que Scioli, con la plata, no cobre autonomía y se lleve el capital político a otro lado.

Mientras tanto, los intendentes barajan posibilidades. Una solución de fondo como redistribuir los recursos de coparticipación provincial. Y alternativas transitorias, como el endeudamiento de la provincia o aportes excepcionales de Nación. Además, hay otras alternativas que el Ministerio de Economía de Scioli ya presentó. “Si no se discute el fondo de coparticipación, o un fondo especial –insiste uno– todos los meses vamos a estar golpeando la puerta para pagar los sueldos, porque se nos cae la caja encima.”