Sábado, 3 de octubre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › MANDó UNA MISIóN A TEGUCIGALPA PARA RELANZAR LA NEGOCIACIóN
El enviado del organismo internacional dijo que por primera vez hablarán en Honduras asesores directos del presidente Zelaya y el dictador Micheletti. Un grupo de funcionarios de la OEA trabaja los detalles de ese acuerdo.
Por María Laura Carpineta
La OEA anunció que el diálogo en Honduras comienza la semana que viene. Optimista y agotado, el asesor de la secretaria general, John Biehl, dejó el pequeño país centroamericano con la satisfacción de haber conseguido el compromiso de las dos partes. “Por primera vez va a haber un diálogo en territorio hondureño en el que van a participar los más directos colaboradores de Zelaya y los de Micheletti”, aseguró, en diálogo telefónico con este diario, luego de desembarcar en Costa Rica. Mientras Biehl se iba de Honduras, un grupo de funcionarios de la OEA llegaba para empezar a trabajar los detalles de ese acuerdo. Su misión es materializar el compromiso conseguido en una reunión concreta antes de la llegada de los cancilleres latinoamericanos el próximo miércoles. “La OEA no quiere que vayan de nuevo a recolectar información y nada más. Esta vez quieren asegurarse de que van a ir a apoyar un diálogo real”, explicó una fuente diplomática zelayista en Washington.
Por su parte, el dictador Roberto Micheletti reconoció ayer que estuvo reunido con el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, en la base militar de Palmerola. “Sí, Insulza vino a Honduras y nos vimos en Palmerola”, les dijo a los periodistas acreditados en Casa de Gobierno. No precisó cuándo se realizó el encuentro, pero trascendió que habría sido la semana pasada y que también habría participado Hugo Llorens, embajador estadounidense en Tegucigalpa.
Públicamente, ni el presidente Manuel Zelaya ni Micheletti hablan de las negociaciones. A diferencia de los últimos meses, en los que las denuncias y las agresiones dominaron los intercambios entre derrocados y golpistas, la tensión verbal parece haber disminuido, al menos frente a las cámaras. Superficialmente, todo parece seguir igual en Tegucigalpa. Los militares siguen dominando las calles, reprimen y dispersan cualquier intento de protesta contra la dictadura; los empresarios continúan defendiendo a rajatabla el golpe que derrocó a Zelaya hace más de tres meses y los zelayistas denuncian el constante asedio contra la embajada brasileña, en donde se refugia el presidente legítimo hace casi dos semanas. Pero para Biehl, el único de los cuatro miembros de la OEA que pudo ingresar en Honduras el domingo pasado, la situación es completamente diferente de la de la semana pasada.
“La cosa está mejorando; me vuelvo a Estados Unidos muy optimista”, aseguró el veterano diplomático, que hizo una parada en Costa Rica antes de aterrizar en Washington el lunes a primera hora. Según explicó, el diálogo que anunciaría la semana que viene el presidente de facto y aceptaría Zelaya usaría como base el Plan Arias. “Se mantendrán los puntos fundamentales –retorno de Zelaya y garantes internacionales– y se negociarán las formas y los plazos para ejecutarlos”, señaló Biehl.
El diplomático no quiso contestar si los negociadores de Micheletti habían aceptado la restitución de Zelaya. “Sólo puedo decir que Micheletti logró controlar a los sectores más extremistas del gobierno de facto, con los que es imposible cualquier diálogo”, señaló. El resto de sus conclusiones, las que no puede revelar aún, quedaron plasmadas en el informe que dejó a la misión de la OEA que llegó ayer a Tegucigalpa y que está integrada por el secretario de Asuntos Políticos de la OEA, el boliviano Víctor Rico, la chilena Pamela Contreras, la colombiana Jessica Benítez, la boliviana Claudia Barrientos, el estadounidense Steven Griner y el canadiense Adam Blackwell.
Mientras estos cinco funcionarios de la OEA se acomodaban para un fin de semana de arduas negociaciones, la dictadura recibió un muy esperado espaldarazo. Cuatro legisladores del ala más conservadora del Partido Republicano se sentaron en la oficina presidencial y se sacaron una foto sonrientes con Micheletti, un gesto que el dictador hondureño no recibió desde que tomó el poder por las armas.
El senador Jim DeMint y los congresistas republicanos Doug Lamborn, Aaron Schock y Peter Roskam hablaron un largo rato con Micheletti, los jueces de la Corte Suprema, del tribunal Supremo Electoral y con los principales candidatos presidenciales de las elecciones de noviembre próximo. La mayoría de las personas con las que hablaron son las mismas que fueron sancionadas por su gobierno y el presidente Barack Obama por considerarlas cómplices y responsables del golpe de Estado.
Para dejar en claro que los cuatro sonrientes legisladores no representan el sentir de las instituciones norteamericanas, un grupo de congresistas demócratas envió una carta al Congreso hondureño. “El gobierno de Estados Unidos tiene una posición: un llamado reiterado al diálogo entre ambas partes que cuente con el respaldo del Acuerdo de San José, que incluye la restitución del presidente Zelaya”, recordó el texto, firmado por seis congresistas de la bancada de Obama, entre ellos el miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores, Bill Delahunt. A pesar de sus esfuerzos, la dictadura hondureña sigue aislada.
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