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Por Manuel Delano*
Desde Santiago

El gobierno chileno comprará 10 aviones de combate F-16 a la empresa estadounidense Lookheed Martin, para renovar material obsoleto, por un precio de 660 millones de dólares, que serán pagados en cuotas anuales durante nueve años, y postergó la renovación de la flota de la Armada mientras se modifica la forma de financiamiento, anunció ayer la ministra de Defensa, Michelle Bachelet.
Por su monto, se trata de la mayor adquisición bélica chilena desde el retorno a la democracia en 1990. El presidente Ricardo Lagos tomó la decisión dispuesto a enfrentar las críticas internas por el elevado gasto, y externas por la posibilidad de una carrera armamentista en América Latina. Lagos se comunicó con los presidentes de los países vecinos, para informarles previamente, mientras Bachelet lo hizo con sus colegas de Defensa. No obstante, Perú protestó por las compras, deplorando que Chile no siguiera el camino de desarme del resto de América Latina.
Los cazabombarderos F-16, que llegarán a Chile a partir del 2006, reemplazarán a 19 aviones A-37 dados de baja el 2000 para obtener “mejores resultados con menos aviones”, afirmó Bachelet, negando que se inicie una carrera armamentista. Agregó que la política con los vecinos no cambiará y recordó que los países necesitan de “condiciones básicas de seguridad para desarrollarse”. Para La Moneda era difícil elegir un camino diferente, mientras negocia un tratado de libre comercio con EE.UU. Además, en este caso, la disyuntiva entre gastar en “cañones o manteca” es menos nítida, por la rigidez del sistema de financiamiento de las adquisiciones. Por ley, las Fuerzas Armadas disponen para las compras del 10 por ciento de las ventas de la empresa estatal de cobre Codelco y estos recursos no pueden ser empleados para otros fines.
La adquisición crea mejores condiciones para mantener sin conflictos las relaciones con los militares. El Ejército, que inició un proceso de disminución de regimientos y modernización, sólo pide que le mantengan el presupuesto. Al juntarse las necesidades de la Fuerza Aérea y la Armada, esta última, que está pagando dos submarinos Scorpene a Francia y España, fue postergada, a la espera que cambie un sistema de compra que no contempla la posibilidad de ordenar las necesidades de las ramas castrenses en el tiempo.

* De El País de Madrid, especial para Página/12.