Martes, 19 de enero de 2010 | Hoy
EL MUNDO › EL DRAMA DE HAITí > LA EXPLICACIóN DE LOS SISMóLOGOS
Por Adrián Pérez
“Pensemos en un objeto pesado, con base plana, que arrastramos por el piso desparejo de una casa. Empujamos el objeto y lo movemos hasta que se encuentra con una irregularidad del suelo y se traba. Si continuamos haciendo fuerza, llegará un punto en que el objeto sobrepase la irregularidad y avance rápidamente hasta que se vuelva a frenar por otra irregularidad. Eso es lo que ocurrió en Haití.” La analogía fue realizada, para Página/12, por Alberto Caselli, docente-investigador de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y especialista en Vulcanología del Departamento de Ciencias Geológicas. Caselli explicó que en este caso “las placas tectónicas se deslizaron por la falla geológica sin demasiado rozamiento durante decenas o cientos de años, produciendo pequeños terremotos casi imperceptibles. Pero cuando se frenan por alguna irregularidad, se acumula energía hasta que llegan a un límite en el que esa energía supera el rozamiento y se genera la rotura. Esta rotura y avance de la placa instantánea libera la energía en forma de ondas sísmicas, ondulando la superficie del terreno y provocando el sismo”.
“Puerto Príncipe de las furias yace fatigado a mis pies (...) Hambriento de muertos y de deseos.” La cita bien podría funcionar como epígrafe de cualquier fotografía de Haití, pero pertenece a “El hilo de agua”, cuento donde la escritora haitiana Emmelie Prophète describe un día en su país natal. El sismo registrado el martes en Haití, que hasta ayer había dejado un saldo de 70 mil muertos y miles de personas desaparecidas, no es el primero que se produce en ese territorio pero sí el más violento de los últimos 200 años. “En Haití tuvieron terremotos en 1618, 1673, 1684, 1751, 1761, 1770 y 1860. Lo llamativo de este fenómeno es que los últimos registros de este tipo se remontan a dos siglos atrás que, en términos geológicos, representa un período muy breve”, precisó Patricia Alvarado, sismóloga, geofísica, investigadora del Conicet, doctorada en Geociencias en la Universidad de Arizona y titular de la cátedra Física de la Tierra en la Universidad Nacional de San Juan.
–¿Podría repetirse un sismo de estas magnitudes? –le preguntó Página/12.
–Sí, y no será necesario esperar otros 200 años para que eso ocurra. Porque los terremotos que le mencioné en Haití fueron anteriores a la llegada de la “Era instrumental”, que data del 1900. Por eso no han sido estudiados con detalle. Como consecuencia, poco se conoce del comportamiento y recurrencia de las fallas asociadas a una región donde la complejidad tectónica es distintiva por la interacción de la Placa Tectónica del Caribe y la Placa Norteamericana.
–El lugar de los movimientos sísmicos se ubica en una compleja zona de interacción de varias placas tectónicas que se mueven constantemente unos pocos centímetros por año. Esos movimientos producen acumulación de esfuerzos y, cada cierto tiempo, se libera energía en forma de terremotos, asociada al movimiento a lo largo de una falla geológica.
–Exactamente. Y eso puede hacerse con el mayor conocimiento sísmico posible.
Víctor Ramos, geólogo, investigador del Conicet y director del laboratorio de Tectónica Andina del Departamento de Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, admite que “es difícil predecir si estos movimientos se pueden replicar” y que, aparentemente, “es poco probable” aunque “nadie conoce suficientemente cómo funcionan los sistemas de fallas en Haití”. Ramos considera que las ciudades pueden prepararse para prevenir este tipo de sismos pero para eso “hace falta desarrollo en la formación de científicos y técnicos que permitan mitigar los efectos de los terremotos. Por el índice de pobreza y la precariedad en la que está sumida la sociedad haitiana –destaca–, no hubo capacidad de prevención para soportar tamaño desastre natural”.
¿Cuál es la situación de Argentina en cuanto a prevención? –preguntó Página/12. “Nuestro país está preparado porque hay instituciones que, continuamente, monitorean los movimientos de la tierra –explicó–. Estudiar dónde y cuándo se producirán sismos es muy importante para clasificar las zonas en diferentes grados de riesgos. Si sabemos qué se puede esperar, podemos trabajar en las reglas de construcción para evitar el impacto.”
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