Martes, 19 de enero de 2010 | Hoy
EL MUNDO › EL DRAMA DE HAITí > DE A POCO, LAS VíCTIMAS DEL SISMO EN PUERTO PRíNCIPE RECIBEN AGUA Y ALIMENTOS
Las raciones garantizarían la alimentación de unas cien mil personas por una semana, aunque los damnificados son tres millones. La policía disparó contra gente que sacaba comida de mercados destruidos y mató a una persona. Hubo nuevos rescates.
Los alimentos y el agua empezaron a llegar a la población castigada por el terremoto del martes pasado en Haití. Las Naciones Unidas distribuyeron raciones que garantizarían la alimentación de más de cien mil personas por una semana. Pero los damnificados son tres millones. Según la Cruz Roja, el acceso a suministros esenciales “sigue siendo extremadamente limitado”. En los barrios menos afectados de Puerto Príncipe se reabrieron negocios y empezó a restablecerse el transporte. Ayer continuaban todavía los rescates de sobrevivientes que, sin embargo, tras casi una semana bajo los escombros, en la mayoría de los casos presentaban heridas graves, que requerían amputaciones de miembros. Hasta anoche, 71 víctimas habían sido rescatadas con vida. Entre tanto, decenas de miles de personas continuaban apiñadas en las calles principales, y algunas de ellas escarbaban las ruinas de comercios en busca de algo para comer o para canjear por comida. La policía haitiana reapareció para abrir fuego contra “saqueadores” y mató a un hombre. Un militar estadounidense murió también, en circunstancias no aclaradas.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas anunció haber distribuido 105.000 raciones de alimentos, cada una de las cuales alcanza para nutrir a una persona durante una semana. Ayer, personal del PMA, acompañado por Cascos Blancos argentinos, distribuyó paquetes en un campo de sobrevivientes de Challe, Puerto Príncipe; allí unos 10.000 haitianos habían buscado refugio después del terremoto del martes. “Estamos aquí para proteger a la gente del PMA”, explicó el oficial argentino Martín Díaz. Pero la única amenaza fue la de unos chicos, que ni siquiera pretendían llevar alimento, sino quedarse con las cajas de cartón para hacerse refugios.
En Pétion-Ville, barrio residencial de Puerto Príncipe, ayer volvieron a abrirse los almacenes: “Es el primer día que podemos salir a comprar provisiones”, comentó una vecina. Esta área fue menos afectada por los temblores, y la mayoría de las casas están en pie. También se reabrieron las estaciones de servicio, ante las que se formaron larguísimas colas de vehículos. Volvieron los taxis colectivos y los vendedores callejeros, que ofrecen fruta y platos de comida al exorbitante precio de 35 gourdes: un dólar.
El Comité Internacional de la Cruz Roja advirtió que “los precios de la comida y los transportes se dispararon desde el martes pasado”. Señaló que la situación sigue siendo “catastrófica” y que el acceso a agua, alimentos y atención médica “continúa extremadamente limitado”.
Cerca del cruce de las calles Rue du Centre y Rue du Miracle, próximo a la avenida Champs de Mars –donde cientos de miles de personas se apiñan sin agua ni comida–, un grupo de jóvenes gateaba entre las ruinas de una tienda, en busca de cualquier cosa que pudiera aprovecharse. Una pareja llevó unas botellas de champú, un joven unas zapatillas falsas de marca famosa; a media cuadra las vendió en cien gourdes, equivalente a tres dólares: “Ya no tengo nada para vivir, para comer. Por eso vendo estas zapatillas. Toda mi familia ha muerto”, explicó. Ayer se informó que un policía haitiano abrió fuego y mató a un hombre de unos 30 años, uno de los centenares que buscaban alimento entre las ruinas de un supermercado.
El general Ken Keen, comandante de las fuerzas estadounidenses en Haití, estimó que “el nivel de violencia que encontramos está por debajo de los niveles previos al sismo”. No obstante, ayer un estadounidense murió durante una operación de ayuda, en circunstancias que anoche no habían sido aclaradas, y otros tres sufrieron heridas leves.
Pero, también, “de repente, mientras filmábamos, entre las ruinas apareció una nena”, contó Robert Penfold, camarógrafo australiano, que impensadamente filmó un rescate mientras estaba haciendo una nota para la televisión de su país. La nena, de 18 meses, había pasado tres días sepultada bajo los escombros, cerca de los cuerpos sin vida de sus padres.
Otra salvada fue una joven de 22 años, atrapada bajo las ruinas de la casa donde vivía. Su familia, creyéndola muerta, había abandonado la ciudad, pero alguien escuchó gemidos. El domingo, luego de trabajar todo el día, ya de noche en la ciudad sin luz, socorristas franceses y estadounidenses lograron rescatarla y la llevaron al hospital de campaña israelí; pero para sacarla de las ruinas hubo que amputarle el brazo derecho.
Otro equipo desenterró ayer a una mujer de 50, a un hombre de 34 y a una nena de 7 de las ruinas de un supermercado. También ayer, un funcionario danés de Naciones Unidas fue rescatado ileso de las ruinas del Hotel Christopher. Hasta anoche se contabilizaban 71 rescates, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas. Trabajaban 43 equipos internacionales, con 1739 hombres y 161 perros adiestrados.
Un funcionario haitiano anunció que unos 70.000 cadáveres ya fueron enterrados en fosas comunes. Ayer el aeropuerto de Puerto Príncipe, totalmente colapsado, fue cerrado por 48 horas. La ruta que llega a Puerto Príncipe desde Santo Domingo, en la República Dominicana, está tapada por embotellamientos, y el viaje de 300 kilómetros tarda unas 18 horas.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, pidió al Consejo de Seguridad aumentar en 3500 efectivos las fuerzas de paz de la organización en Haití, en un lapso de seis meses, lo cual llevaría el total a 13.000 militares y policías internacionales. Se confirmó la muerte de por lo menos 46 efectivos de Naciones Unidas, y más de 500 siguen desaparecidos. El ex presidente estadounidense Bill Clinton llegó ayer a Haití como enviado especial de Naciones Unidas.
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