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Con intervalos de entre cinco y diez minutos, fueron estallando bombas en cuatro cines de la ciudad Mymenshingh, del norte de Bangladesh –150 kilómetros al nordeste de la capital, Dhaka–, con amplia concurrencia, que provocaron la muerte de al menos 20 personas y heridas entre 100 y 200, aunque el número podría incrementarse con el correr de las horas. Ningún grupo se atribuyó los ataques, pero para muchos los atentados tienen reminiscencias del estilo de la red terrorista Al-Qaida, del saudita Osama bin Laden, en estrecha conexión con los últimos atentados fatales en la paradisíaca isla de Bali y en Kenia.
En el momento de los estallidos las salas estaban repletas. El motivo: las celebraciones de Eid al Fitr, la fiesta con la que se pone fin al mes musulmán de ayuno sagrado, conocido como Ramadán. Inicialmente se había señalado la posibilidad de que hubiese más de 30 muertos tras las explosiones, aunque la policía estimó un número menor. “Tenemos 10 cadáveres en el hospital universitario, y 45 personas heridas fueron ingresadas en ese centro”, dijo el subinspector de policía Abul Kashem. “Al menos cinco de las víctimas murieron en el hospital”, confirmó una enfermera. Por su parte, la estación de televisión Channel-I dijo que había al menos 12 muertos y más de cien heridos.
La primera ministra Khaleda Zia expresó su consternación y subrayó que había pedido a las agencias de seguridad que inicien inmediatamente una investigación para hallar a los culpables de las explosiones y los que hubieran podido ser los autores intelectuales. Por el momento, ningún grupo se ha atribuido los atentados.
El jefe de la policía local, Matiur Rahman, aseguró que la cifra de muertos podría aumentar, ya que muchos de los heridos se encuentran en estado grave. El hospital central de Dhaka hizo un llamamiento a la población a que donara sangre para poder atajar la situación de emergencia, mientras que se convocó a los médicos que tenían el día libre para que colaborasen en la emergencia. Al mismo tiempo, el Ejército fue desplegado inmediatamente después de que se produjeran las explosiones, al igual que contingentes de policías que rodearon el hospital para evitar que los familiares de los afectados entraran en el centro sanitario.
Un hecho terrorista en la región, tácticamente orientado a un blanco previsiblemente numeroso, data de abril del año pasado. Un grupo terrorista hizo estallar una bomba en un parque de Dhaka durante las fiestas del año nuevo bengalí, a las que habían acudido miles de personas. En ese atentado murieron 11 personas, y la policía consideró que los terroristas pertenecían a un grupo extremista musulmán que rechaza la celebración del año nuevo por considerarlo “antiislámico”. Sin embargo, el atentado nunca se aclaró de modo convincente.