ESPECTáCULOS › “SEXO EN LA CIUDAD”, EL PROGRAMA DEL QUE HABLAN TODAS LAS MUJERES
Ellas quieren buenos orgasmos
Antes de comenzar en entero con la quinta temporada de la primera serie televisiva en que las mujeres se comportaron respecto del sexo como los varones, la señal de cable Cinecanal lleva adelante durante diciembre un maratón de los capítulos de la cuarta.
Por Verónica Abdala
Desde su aparición en 1998, o más precisamente desde que se convirtió en una de las series más vistas y premiadas de la historia de la televisión, Sex and the City generó todo tipo de debates en torno de las claves de su arrollador éxito. Casi no hay artículo periodístico sobre el tema que, además de ensalzar sus virtudes la mayoría de las veces, no arriesgue con interés cuasi-sociológico al menos una hipótesis sobre las causas que determinan el fenómeno.
Es cierto que la transgresión de esta serie está dada, en buena parte, porque sus protagonistas –cuatro amigas treinteañeras, desprejuicidas y en pleno ejercicio de su soltería– se parecen, por muchos y diversos motivos, bastante más a las mujeres de carne y hueso que esas otras a las que acostumbra a verse en las pantallas: casi nadie discute que, en ese sentido, esta serie contribuyó a la renovación definitiva del arquetipo femenino televisivo. También que la calidad de los guiones –a cargo de equipos rotativos de profesionales– es bastante superior al promedio de las comedias de este tipo y que la fórmula combina en proporciones justas, reflexión, desprejuicio, frivolidad y ácida ironía. Pero todas esas razones parecen insuficientes: como ante cualquier producto inteligente, el espectador siente que eso que define su comicidad no es tan fácil de explicar.
Cinco años de éxito –los suficientes para haber cosechado cientos de miles de seguidores alrededor del mundo y para que las cuatro actrices protagónicas, hiperfamosas, hayan amasado fortunas como para retirarse para siempre– no consiguieron oradar su poder de convocatoria: el programa sigue despertando tanto interés como en sus inicios, en casi todos los países en que se emite.
A exactos nueve meses de que la noticia del embarazo de Sarah Jéssica Parker desatara un auténtico escándalo mediático –el efecto que produjo el aluvión de notas que publicaron medios importantes como The New York Times, The Washington Post, New York Post y Time se potenció con las cartas de lectores que inundaron las redacciones ante el sorpresivo embarazo de la protagonista– y a pocos días del nacimiento del bebé (un varón), en la Argentina comenzarán emitirse los capítulos de la quinta temporada. A partir del 4 de enero en nuevo día y horario, los sábados a las 22, con una repitición los miércoles a la misma hora, por Cinecanal. (Actualmente, están emitiéndose por Cinecanal los capítulos de la cuarta temporada, los viernes y los martes a las 22.)
Las empresas productoras del programa, Darren Atar y la cadena HBO, decidieron tras una serie de idas y vueltas concretar la grabación de este nuevo ciclo una vez que digirieron la noticia del embarazo, aunque el formato habitual de trece capítulos por temporada fue reducido a ocho. Además optaron por incorporar a la ficción –que se desarrolla en Manhattan– ciertas referencia a los atentados del 11 de septiembre.
A pesar de que no se hacen referencias directas al atentado a las torres, los realizadores consideraron prudente aggiornar el tono general de la comedia, en ese marco. Por eso, las chicas empezarán a sonar ligeramente más medidas, más sobrias. Aunque sin perder por ello ni una pizca de frescura ni de ironía: “Si pretenden cumplir con sus obligaciones patrióticas como mujeres, vengan conmigo de compras a gastar su sueldo en esta ciudad”, arenga Carrie en el primer episodio de esta serie.
En el plano argumental, las cuatro protagonistas enfrentarán diversos y profundos cambios: de algún modo, y sin resignar la irreverencia que las trajo hasta aquí, sufrirán una relativa “pérdida de la inocencia”. Miranda (Cinthia Nixon) –que en la ficción concebió a su hijo en un encuentro “compasivo y por ende deprimente” con su ex, y en la realidad también está embarazada–, lo que le imponga su nueva rutina de madre. No tardará mucho en advertir que esto es absolutamente irreversible, y que modifica su vida de plano, pero intentará de todos modos preservar su autonomía: “Hagamos de cuenta que es una mochila grande y sigamos como hasta ahora”, implora a sus amigas.
Charlotte (Kristin Davis), la susanita del grupo, intentará por su parte acostumbrarse a su nueva vida de soltera (está recién separada). Carrie (Sarah Jessica Parker) debutará como escritora, tras publicar en formato de libro las “columnas sexuales” que escribe para un diario neoyorquino. Lo que de algún modo simboliza el que será su nuevo objetivo: dejar momentáneamente de lado a sus dos hombres. Mr. Big y Aidan, para centrarse en ella misma, sus amigos y su carrera. Y Samantha (Kim Cattrall), el saltamonte erótico, volverá a protagonizar aventuras de lo más lanzadas, llegado el momento. Aunque antes intentará habituarse a la idea de la monogamia, tras haber conocido a un hombre que consigue provocarle algo más que orgasmos. Como típica comehombres que es, le cuesta aceptar que fuera de la cama –el territorio donde se siente más segura– alguien pueda quererla en serio.