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Invertir más, reducir el consumo de electricidad y diversificar las fuentes de energía. Esos son los tres pilares de la estrategia que lanzó ayer el gobierno venezolano para sobrevivir a la crisis energética y salir de ella más fuerte y mejor plantado. En principio, el presidente Hugo Chávez estableció durante 60 días, prorrogables, el estado de emergencia sobre el sistema eléctrico de todo el país. Ayer se conoció la primera medida: descuentos de hasta el 50 por ciento en las facturas para los que gasten menos y recargos, de hasta el 200 por ciento, para las familias y los comercios que aumenten sus consumos en un 20 por ciento.

Como medida coyuntural, Chávez impuso un estricto límite al consumo doméstico. A partir de ayer todas las casas y los comercios deben reducir su consumo en un 10 por ciento o recibirán un aumento del 75 por ciento en su próxima factura. Los que gasten más que el mes anterior tendrán un recargo de entre el 100 y el 200 por ciento de la factura.

Considerarán consumidores residenciales a los que utilicen hasta 500 kilowatts por mes, un promedio similar al de una casa argentina con un aire condicionado, heladera con freezer, televisión, lavarropas y computadora, entre otros electrodomésticos. Por su parte, las industrias también serán vigiladas de cerca. Están obligadas a reducir paulatinamente su consumo hasta un 20 por ciento y de no cumplirlo serán sancionados con corte de 48 horas o indefinidos.

Eso será para sobrevivir a la crisis. Para salir fortalecido de ella, Chávez les pidió a sus aliados que le propongan ideas, soluciones. “Cada gobierno está enviando sus técnicos para enterarse de la situación y ver qué pueden ofrecerle a Venezuela”, explicó a este diario el embajador venezolano en Buenos Aires, Arévalo Méndez Romero. Hasta el momento tres comitivas extranjeras pasaron por Caracas: una cubana, una brasileña y otra argentina, liderada por el ministro de Planificación, Julio De Vido.

Chávez ya anunció un plan para distribuir 80 millones de lámparas de bajo consumo y pidió a sus ministros diseñar un plan educativo sobre el uso responsable de la energía, dos enseñanzas importadas de Cuba. De Brasil, en tanto, buscará asesoramiento para mejorar su infraestructura. Luiz Inácio Lula da Silva envió un grupo de técnicos de la represa hidroeléctrica que comparte con Paraguay, Itaipú. Según el asesor presidencial Marco Aurelio García, los funcionarios trasmitieron un consejo: potenciar el uso de los recursos a mano.

La principal causa de la crisis venezolana, según el chavismo, es que el país depende prácticamente de una sola fuente de energía, la hidroeléctrica, y de una sola represa, Guri. Según estimaciones oficiales, la represa, hoy deprimida por la sequía causada por el fenómeno del Niño, produce el 70 por ciento del consumo interno.

Además de mejorar lo que ya tiene, el gobierno venezolano se comprometió a diversificar las fuentes de energía. A principio de marzo firmarán un contrato con la presidenta Cristina Fernández para instalar en Venezuela el primer parque de energía eólica y ya están analizando la posibilidad de incluir la construcción de una fábrica de aerogeneradores, las torres que producen la energía a partir del viento.

La otra fuente a explotar será el gas. “Siempre se ocultó que en Venezuela había gas. Nuestras reservas son las octavas del mundo y, sin embargo, no las utilizamos”, sentenció el embajador Méndez. Según el diplomático, ya llegaron desde Estados Unidos tres barcazas generadoras a base de gas y se están instalando 16 pequeñas centrales móviles a base de fuel oil en las zonas más afectadas del país. Esas últimas instalaciones son de ejecución rápida, pero demasiado caras y contaminantes. “Sirven para ahora, después nos tenemos que enfocar en el gas, que es más limpio”, aclaró el embajador venezolano.