EL MUNDO › POR PRIMERA VEZ EN UN AÑO, SHARON SE REUNIO CON LA PLANA MAYOR DE ARAFAT
¿Quién dijo que no dialogaría bajo fuego?
El primer ministro israelí Ariel Sharon dio esta semana una sorpresa a propios y enemigos al trascender su primera entrevista con altos funcionarios palestinos en el año que lleva en el poder. Sharon, que de esta manera contradijo su negativa a negociar bajo fuego, insiste en presionar a Arafat para que reprima al terrorismo.
Algo se está moviendo en Medio Oriente, y no son sólo las armas de los bandos opuestos. Un funcionario palestino dijo ayer que el primer ministro israelí Ariel Sharon se reunió esta semana con tres funcionarios palestinos de alto rango, en las primeras conversaciones de esta naturaleza desde su elección hace un año. La revelación se produjo en vísperas del encuentro que mantendrán en Nueva York el canciller Shimon Peres y el presidente del Parlamento palestino, Ahmed Qorei, y de un viaje del propio Sharon a Estados Unidos, donde se entrevistará con George W. Bush. Lo que surge de todos los movimientos de Sharon es simple: no expulsará a Arafat de Cisjordania, pero lo presionará cada vez más para que combata al terrorismo.
Según la radio israelí, Sharon dejó en claro a los tres funcionarios palestinos que participaron en la reunión del miércoles que continuará la presión de Israel sobre el presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, para que frene a los militantes. La radio agregó que Sharon había pedido al presidente del Parlamento palestino, Ahmed Qorei, el suplente extraoficial de Arafat, Mahmoud Abbas, y Mohammed Rashid, un asesor económico, transmitir el mensaje al líder palestino de que combata el terrorismo. Un funcionario palestino de alto rango confirmó que la reunión se llevó a cabo. Sin embargo, dijo que desconocía los detalles de lo que se trató en el encuentro. Un portavoz de Sharon declinó ofrecer comentarios. Hasta el momento, el primer ministro israelí había evitado reunirse con autoridades palestinas, aunque había enviado en un par de ocasiones a su hijo Omri como emisario personal y extraoficial a Arafat.
Israel ha dicho que mantendrá a Arafat confinado en la localidad cisjordana de Ramalá hasta que entregue a los responsables del asesinato del ministro de Turismo Rejavam Zeevi en octubre y a los organizadores de un cargamento ilegal de armas con destino a la Autoridad Palestina que comandos israelíes interceptaron en enero en aguas del Mar Rojo. Arafat ha estado cercado por tanques israelíes en su oficina desde diciembre, tras una ola de atentados suicidas palestinos. La radio reportó que en conformidad con la renuencia de Sharon a reanudar las conversaciones de paz mientras continúe el levantamiento palestino de 16 meses, sus conversaciones con los tres hombres se concentraron sólo en la suspensión de la violencia. Qorei, quien ha sostenido una serie de reuniones con el pacifista ministro israelí de Relaciones Exteriores, Shimon Peres, y Abbas son también conocidos respectivamente como Abu Ala y Abu Mazen. Abu Ala fue uno de los tres representantes de la Organización para la Liberación de Palestina que se reunieron secretamente con los israelíes en Noruega para sellar los acuerdos de Oslo, que allanaron el camino al primer acuerdo de paz interino entre las dos partes en 1993. Abu Mazen firmó el acuerdo de paz a nombre de la OLP. Tanto él como Abu Ala han sido mencionados como posibles sucesores de Arafat.
En un reportaje con el diario Yediot Ahronot con motivo del primer aniversario de su gobierno, Sharon se encargó de precisar el sentido de algunas de sus movidas. “No nos hemos propuesto expulsar a Arafat del gobierno palestino pero la semana que viene le pediré al presidente George W. Bush que se desmarque de él, que lo boicotee, que no tenga con él ningún contacto ni le envíe delegaciones oficiales”, dijo Sharon. De hecho, algo así ya está ocurriendo, con un Bush que repite todos los días –y volvió a hacerlo ayer– que Arafat “debe hacer más para combatir al terrorismo”. Sharon, por su parte, agregó: “No considero que la expulsión de Arafat de la zona sea nuestro objetivo principal, pero debe ser aislado y presionado porque él nunca ha actuado sin presiones”.
En realidad, el primer ministro que asumió como un superhalcón está ahora en el centro de un panorama político israelí polarizado entre una derecha cada vez más fuerte y un pacifismo cada vez más aislado. De acuerdo a una encuesta publicada ayer en el diario Maariv, un 54 por ciento de los israelíes están a favor de derrocar a Arafat como presidente de la Autoridad Palestina, y un 58 por ciento considera que Sharon se limita a reaccionar a los acontecimientos y no tiene un verdadero plan para enfrentar al terrorismo.