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El mejor gobierno que se puede comprar con dinero
La presión sobre Bush aumentó ayer al saberse que la quebrada petrolera Enron sugirió a la Casa Blanca una lista de recomendados para la Comisión Federal de Energía, y que uno de ellos es su actual presidente.
Por Duncan Campbell
Desde Nueva Orleans
Kenneth Lay, el ex presidente de Enron, entregó a la Casa Blanca una lista de sus recomendaciones personales para puestos de energía clave en el gobierno y dos de las personas en la lista fueron efectivamente designadas, se supo ayer, entregando la evidencia más fuerte hasta el momento de la influencia política detentada por el mayor contribuyente financiero del presidente Bush. La revelación probablemente aumentará la presión sobre la administración Bush para que revele el contenido de sus reuniones con Lay y sus asociados. El escándalo Enron amenaza ahora llegar al corazón de la Casa Blanca, pese a los intentos de poner distancia entre el presidente y la controversia.
Lay sometió su lista de nombramientos sugeridos para la comisión federal regulatoria de energía en abril último. Dos de los nombres sugeridos –Pat Wood, un republicano de Texas que ahora es presidente de la comisión, y Nora Brownell– fueron designados por el presidente. Lay mismo reveló detalles de la lista en una entrevista grabada en mayo pasado pero recién difundida ayer. “Llevé una lista, ciertamente presentamos una lista –dijo Lay al canal público PBS–. Según lo que recuerdo, firmé una carta que, de hecho, tenía algunas recomendaciones en relación a gente que pensábamos que podrían ser buenos miembros de la Comisión”.
La lista de unos ocho nombres fue entregada a Clay Johnson, director de personal del presidente Bush. La Casa Blanca actuó rápidamente para distanciarse de los dichos de Lay, que atan a la administración aún más al presidente de Enron, ahora en desgracia. “Fue una de muchas, muchas recomendaciones”, dijo una portavoz de la Casa Blanca, Anne Womack. La mujer agregó que también habían entregado recomendaciones otros miembros de la industria de energía, miembros del Congreso y funcionarios del gobierno.
Lay debe prestar testimonio la semana que viene a paneles del Congreso que están investigando el colapso de la corporación basada en Houston, que resultó en la mayor bancarrota de la historia de Estados Unidos. En mayo pasado, Curtis Hebert, ex presidente de la comisión de energía, reveló que había recibido una llamada telefónica de Lay ofreciéndole el respaldo de la compañía para ayudarlo a conservar su cargo si aceptaba los puntos de vista de Lay sobre desregulación. Hebert dijo haber sido ofendido, y que rechazó el ofrecimiento. Lay confirmó que había existido el llamado, pero que había sido Hebert el que había pedido apoyo a Enron para conservar su puesto. Hebert también dijo que unas pocas semanas después de su nombramiento, Lay le había dicho por teléfono que “a él y a Enron les gustaría apoyarme como titular de la comisión, pero que tendríamos que ponernos de acuerdo en los principios”.
Si bien el vicepresidente Dick Cheney ha admitido haberse reunido con funcionarios de Enron para discutir políticas de energía, declinó dar detalles de sus conversaciones durante las seis reuniones en la Oficina de Contraloría General (GAO). La GAO ha indicado que irá a juicio para obligar a la Casa Blanca a identificar qué figuras de la industria energética se reunieron con Cheney. Los paneles del Congreso que conducen las investigaciones se han encontrado con problemas al extraer información de Enron después de su bancarrota, que dejó a muchos sin trabajo y barrió los fondos de retiro. El presidente del subcomité de Comercio del Senado, Byron Dorgan, dijo que la empresa no había cooperado con los pedidos de documentos. “Nuevamente hacemos el pedido”, dijo. Muchos documentos claves ya han sido destruidos.
Enron era el mayor contribuyente a la campaña presidencial del Presidente Bush, habiendo donando 1,8 millones de dólares al Partido Republicano. Lay, un amigo personal del presidente, ha contribuido a ambos partidos pero está unido básicamente a los republicanos y a la familia Bush. Las declaraciones de la mujer de Lay, Linda, de que estabanarruinados porque todos sus ahorros estaban en Enron, fueron recibidas con escepticismo cuando se supo que a la familia sólo le quedaban 30 millones de dólares.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.