El presidente electo Juan Manuel Santos designó a parte de su gabinete. Mientras tanto, el actual mandatario colombiano, Alvaro Uribe, le reclamó a su sucesor que mantuviera la mano dura frente a la guerrilla. En cambio, la Iglesia y los partidos de izquierda reclamaron mayor diálogo.

Santos recibió ayer del Consejo Nacional Electoral de Colombia la credencial que oficializa su designación como futuro presidente, cargo que asumirá el próximo sábado. “Este acto sobrio, sencillo, pero de una gran importancia, me llega al fondo del corazón”, dijo el político que derrotó en el ballottage a Antanas Mockus, el candidato verde. Santos obtuvo el diploma junto a su compañero de fórmula, el ex comunista Angelino Garzón. “Ya me considero presidente de la república”, remarcó el ex ministro de Defensa uribista.

Durante el acto, Santos anunció que Mariana Garcés, actual directora ejecutiva de la Asociación para la Promoción de las Artes de Cali, se desempeñará como ministra de Cultura. También adelantó que el ex senador Jairo Clopatofsky ocupará la dirección del Instituto Colombiano del Deporte. Según el diario colombiano El Tiempo, Santos no improvisó a la hora de elegir a sus colaboradores. La publicación caracterizó a los futuros funcionarios como “tecnócratas”.

Se sabe que Germán Vargas Lleras se encargará del Ministerio del Interior. Vargas Lleras se había postulado este año para la presidencia por el partido Cambio Radical. La Cancillería será ocupada por una vieja conocida de Hugo Chávez. María Angela Holguín se desempeñó entre 2002 y 2004 como embajadora de Colombia en Caracas y ahora estará al frente de las Relaciones Exteriores. El Ministerio de Hacienda quedará en manos del conservador Juan Echeverry. Asimismo, el actual ministro de Defensa, Gabriel Silva, será el embajador en Washington. Tendrá la función de aceitar la colaboración norteamericana en el Plan Colombia. Quien reemplazará a Silva será Rodrigo Rivera, un liberal que se negó a renunciar a su partido, pero que es un fiel adepto a la “doctrina Uribe” de seguridad.

Desde una base militar en el sur colombiano, Uribe les hizo recomendaciones al presidente electo y a su equipo. El actual mandatario le pidió a Santos que reforzara la inteligencia militar y la operatividad aérea de las Fuerzas Armadas. En Larandia, desde donde habló el presidente saliente, está la sede de la fuerza que lanzó una ofensiva sin antecedentes contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Por su parte, el comandante del ejército colombiano, Oscar González, afirmó que las FARC están prácticamente diezmadas. El jefe militar dijo que el grupo insurgente pasa por un proceso de deterioro y está sin mando debido a los golpes asestados en los últimos años. González se negó a responder si era cierto que las tropas tenían cercado al jefe máximo de las FARC, apodado Alfonso Cano.

El líder guerrillero propuso en los últimos días iniciar un diálogo con el nuevo presidente. “Estamos a disposición de analizar hasta qué punto en Colombia necesitamos seguir combatiendo con las armas en la mano para que haya democracia y para poder abrirle paso a una nueva Colombia”, dijo Alfonso Cano. Uribe se apuró para contestarle al jefe de las FARC. “Es un matón que posa de ideólogo en los periódicos, cuando esa ideología la escribe con la mano ensangrentada de asesinar a los colombianos”, disparó el presidente saliente.

Partidos de izquierda y las jerarquías eclesiásticas se mostraron de acuerdo con las posibles conversaciones. “Hablando se entiende la gente”, afirmó Gustavo Petro, ex candidato presidencial por el izquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA). El presidente de la Conferencia Episcopal también avaló la iniciativa. “El gobierno debe mantener la fuerza, pero a la vez tender lazos de diálogo. Un país en el que quepamos todos no puede ser a punta de bala”, remarcó monseñor Juan Vicente Córdoba.