EL MUNDO
Saliendo a romper el eje del “lock-out” petrolero
La división y descentralización de PDVSA, el monopolio estatal energético de Venezuela, fue la estrategia elegida ayer por Hugo Chávez para quebrar el poder de los gerentes opositores al gobierno.
Hugo Chávez decidió romper ayer un núcleo del lock-out petrolero, mediante una división del monopolio energético estatal PDVSA. Mientras, la moneda venezolana se devaluó en un 13,8 por ciento y alcanzó un mínimo histórico de 1.699.90 bolívares por dólar. La devaluación ocurrió justo antes de que el sector bancario se adhiriera hoy a un paro por 48 horas en apoyo a la huelga general contra el presidente Chávez, que ayer cumplió 39 días. Ayer, simpatizantes de Chávez intentaron entrar a la sede del Consejo Nacional Electoral, donde la oposición registraba una coalición a favor de un referendo contra el presidente. La policía reprimió a los chavistas con gases lacrimógenos, pero no hubo heridos.
En medio de la huelga general, que durante varias semanas paralizó a la petrolera más importante del país, el gobierno venezolano anunció ayer la división de PDVSA en dos operadoras, una en el este y otra en el oeste del país. Esta media intentará descentralizar el poder de la empresa, hasta ahora acumulado en Caracas. La “limpieza” o despido de cientos de ejecutivos que, según Chávez, “sabotearon” las instalaciones de la empresa para paralizarlas se complementará con la eliminación de miles de puestos burocráticos, principalmente en su sede principal, que tiene 6000 empleados. Según el ministro de Energía y Minas, Rafael Ramírez, la mitad de los 40.000 empleados de PDVSA no están ni en los campos petroleros ni en las refinerías, sino en las oficinas. Admitió que la transformación de PDVSA será complicada, aunque espera que dentro de tres meses se hayan normalizado las operaciones principales. Para el presidente de PDVSA, Alí Rodríguez, las pérdidas causadas por la huelga en la empresa ascienden a 40 millones de dólares diarios. Sin embargo, el peor daño no es el económico, sostuvo Rodríguez, sino el desgaste en la imagen de la empresa, “impecable” en sus cien años de “suministrador confiable de crudo”. Hasta antes de la huelga, PDVSA era el quinto exportador mundial de petróleo y el cuarto exportador de petróleo hacia Estados Unidos, donde colocaba más de un millón y medio de barriles por día. El ministro de Finanzas, Tobías Nóbrega, admitió que la huelga afectará los ingresos del fisco y obligará a reprogramar el presupuesto de este año.
Mientras tanto, y armados con piedras y botellas, simpatizantes de Chávez intentaron entrar ayer a la sede del Consejo Nacional Electoral, donde miembros de la oposición registraban una coalición a favor de un referendo contra Chávez. Pese a que los chavistas fueron reprimidos con bombas lacrimógenas por las fuerzas militares, unos 150 manifestantes se quedaron frente al consejo insultando a los opositores. Puertas adentro, estos completaban los trámites de inscripción de una coalición de más de 20 organizaciones civiles y políticas, promotoras del “Sí” para sacar a Chávez. Ante un referendo, la ley electoral venezolana prevé la inscripción de un bloque o coalición para cada una de las opciones, “sí” o “no”, en este caso. Con la flamante coalición, la oposición planea convocar a un referendo el 2 de febrero para consultar a los venezolanos si desean que Chávez renuncie a la presidencia.
Un día antes del paro por 48 horas de los empleados bancarios, el bolívar venezolano se devaluó un 13,8 por ciento y alcanzó un pico histórico de 1.699.90 bolívares por dólar. La Federación de Trabajadores Bancarios de Venezuela anunció un paro para hoy y mañana y dijo que será acatado por 35.000 empleados, con excepción del estatal Banco Industrial de Venezuela. Sin embargo, los bancarios adeptos al oficialismo indicaron que no se van a adherir a la huelga contra Chávez.