Sábado, 16 de octubre de 2010 | Hoy
EL MUNDO › PERMITIRA EL USO DE SU TERRITORIO PARA LA INSTALACION DEL SISTEMA ANTIMISILISTICO
Ankara busca mejorar su imagen con respecto a las dudas de sus aliados de la OTAN, tras la oposición de Turquía al decreto de sanciones impuesto a Irán por parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. De Irán no se habla.
Por Lucas Farioli
Desde Ankara
La diplomacia turca aprobó un borrador que, de ratificarse, permitirá el despliegue de un sistema para interceptar misiles de largo alcance, auspiciado por Estados Unidos y el conjunto de la OTAN. La movida diplomática es un intento de mejorar su imagen con respecto a las dudas de sus aliados de la OTAN. Turquía se había opuesto al decreto de sanciones impuesto a Irán por parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La postura turca no está exenta de condiciones: “Para que el escudo pueda ser instalado en nuestro territorio exigimos que no se mencione a Irán o a Siria como amenazas y causas que motiven este despliegue”, comentó al diario Hürriyet el ministro de asuntos exteriores turco, Ahmet Davutoglu.
El ministro también dejó entrever las intenciones del Ejecutivo: “Está previsto que este sistema antimisiles garantice la seguridad de los miembros de la OTAN así como de nuestro país”. La decisión se dio a conocer en Bruselas durante el encuentro que los ministros de la alianza atlántica mantienen de forma periódica con el objeto de discutir la dimensión estratégica bajo la que la alianza pretende enfrentar las amenazas potenciales, como lo son Irán y Corea del Norte.
Es por ello por lo que el ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, y el titular de la cartera de Defensa, Vecdi Gönül, advirtieron a sus colegas, especialmente a la secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, así como al secretario de Defensa, Robert Gates, de que “Ankara no quiere problemas con sus vecinos”, por lo que requieren que “no se mencione a ningún país como potencial enemigo u objetivo”.
Asimismo, aún quedan por discutirse los detalles técnicos del proyecto, lo que se espera que se debata durante la próxima sesión de la alianza en la capital belga, el próximo 19 y 22 de octubre. Turquía, que se configura como una de las potencias militares más destacadas de la OTAN y de la región, cuenta además con sus propios sistemas balísticos.
Así, pues, no es la primera vez que la OTAN hace uso del territorio turco para desplegar sistemas de armas, llegando incluso a albergar cabezas nucleares durante la crisis de los misiles en Cuba. En esta línea, y haciendo énfasis en la “enorme contribución turca a la alianza”, fuentes oficiales han señalado que la iniciativa “podría reducir cuantiosamente los costos de mantenimiento de los actuales sistemas de defensa turcos”.
La diferencia sustancial con respecto a las relaciones Turquía-OTAN durante las últimas décadas se materializa a través de la normalización de Turquía con los países de la región, los cuales ya han manifestado sus preocupaciones. “El escudo antimisiles es un sistema estrictamente defensivo y carece de toda aplicación que pueda representar una amenaza, esto no debería ser causa de preocupación alguna”, declaró el ministro de Defensa turco, Vecdi Gönül, en respuesta a las muestras de ansiedad de los mandatarios iraníes.
La Secretaría de Defensa de los Estados Unidos ya mantuvo en el pasado conversaciones con sus homólogos en la República Checa, Polonia y Bulgaria para emplazar en su territorio un sistema similar. Sin embargo, la iniciativa ya fue paralizada debido a las tensiones que emergieron desde el Kremlin, que en respuesta amenazó con desplegar misiles continentales Iskander en sus bases bálticas de Kalingrado.
Turquía ya no representa una amenaza estratégica sustancial para Rusia, con la que mantiene excelentes relaciones. Por eso se configura como la aliada idónea para la instalación de un sistema de estas características.
La incapacidad para solventar el diferendo con Israel tras la crisis de la flotilla, la airada oposición a las sanciones de la ONU contra Irán y la posibilidad de que la Unión Europea diera un espaldarazo definitivo a las aspiraciones comunitarias turcas han levantado multitud de teorías conspiratorias que apuntan a que Turquía podría plantearse cambiar de eje estratégico. Por ello, la diplomacia turca se ha visto forzada a buscar un salvoconducto para depurar su imagen y acreditar su status de potencia regional capaz de mediar entre dos mundos.
La instalación del escudo antimisiles en territorio turco se presenta como la fórmula más indicada para cumplir dicho propósito, a la vez que contribuye al desarrollo de sistemas defensivos de alta tecnología en uno de los países de la OTAN con mayores capacidades militares.
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