EL PAíS › MULTITUDINARIO ACTO DE LA CGT DE HUGO MOYANO EN RIVER CON LA PRESIDENTA Y NESTOR KIRCHNER EN EL ESCENARIO

“No es coloquio de Idea, es el de la lealtad”

Fue un fuerte acto de apoyo de la CGT al Gobierno. Moyano habló de convertir a los trabajadores en “un instrumento de poder”. “No voy a aflojar ni abajo del agua”, prometió CFK. Según los organizadores, había más de 90 mil personas.

 Por Julián Bruschtein

“El trabajador tiene que dejar de ser un instrumento de presión para pasar a ser un instrumento de poder”, dijo ayer el líder de la CGT, Hugo Moyano, parafraseando a Juan Domingo Perón en el acto por el Día de la Lealtad. El encuentro sindical en la cancha de River fue un fuerte apoyo al gobierno nacional. Frente a una cancha llena, el gremialista aseguró que “esto no es un coloquio de ideas, pero sí es un coloquio a la lealtad”, comparando el acto con el encuentro empresarial. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner escuchó cómo el líder de la central obrera le pidió “un esfuerzo más por los jubilados” no sin antes aclarar que “ningún gobierno ha hecho más que éste por los jubilados” y que no querían “más engaños” para la clase pasiva. “Este no es un gobierno de un partido, de un sector, sino un proyecto de país y de nación”, dijo al cerrar la jornada Fernández de Kirchner en el estadio en el barrio de Núñez.

Con la gigantografía de la foto de los militantes peronistas con los pies en la fuente del 17 de octubre de 1945 de fondo, Moyano comenzó su discurso enviando un saludo “a los mineros de Chile” y resaltó que “65 años atrás el pueblo trabajador invadió las calles para rescatar a su líder” dando forma al principio de lealtad. Allí nombró la presencia de la Presidenta y del titular del PJ, Néstor Kirchner, a quienes les dio un fuerte respaldo al señalar que “somos leales a quienes no traicionan a los trabajadores”.

En medio del discurso, el camionero se atoró y comenzó a toser. Por unos minutos no pudo retomar la palabra, lo que generó el aplauso generalizado hasta que se recuperó. Luego emprendió un diálogo con los invitados que estaban en el palco. “Una sugerencia para la Presidenta: ningún gobierno en los últimos años hizo más que éste por los jubilados, pero todo lo que se hace, a veces, es insuficiente, hagamos un esfuerzo para que estén mejor”, dijo mirando hacia donde se encontraba la Presidenta. Aunque enseguida defendió el veto presidencial impuesto a la ley del 82 por ciento móvil que había impulsado la oposición. “No queremos que engañen a nuestros jubilados”, lanzó. Después se dirigió a los senadores y diputados a quienes les solicitó que “apoyen la ley de participación en ganancias, los trabajadores lo necesitan. Algunos dicen que no se puede aplicar, pero jamás han ganado tanto dinero las empresas como en estos últimos años”.

En la calle, sobre Udaondo, los militantes iban y venían en busca de la puerta de ingreso, aunque muchos de ellos con la gorrita de la Uocra estaban en franca retirada, incluso antes de que comience el acto. A pesar de la historia de enfrentamientos entre el gremio de la construcción y el que conduce Pablo Moyano, esta vez no hubo cruces como en actos anteriores. Los incidentes no fueron más allá de silbidos cuando se nombraba a la Uocra o a sus dirigentes. Por eso, en medio del discurso del líder de la CGT, los militantes del sindicato de la construcción que se encontraban en las bandejas superiores del estadio comenzaron retirarse.

“Esto no será un ‘coloquio de ideas’, pero sí es un coloquio de la lealtad”, sostuvo Moyano ironizando con el cónclave que reúne a empresarios que se realiza por estos días en Mar del Plata. “Queremos que nos tengan respeto porque somos los que generamos la riqueza de nuestra patria”, continuó el líder sindical. El camionero hizo un repaso por las posiciones que fue tomando a lo largo de los últimos años para después afirmar que eran “consecuentes con los gobiernos que les dan a los trabajadores la oportunidad de recuperar un poco de dignidad”.

Hubo un cruce de frases entre Moyano y Cristina Kirchner. Fue porque el camionero abogó porque un trabajador llegue a la Casa Rosada, a lo que la Presidenta le respondió que ella trabajaba desde los 18 años (ver aparte). “Este no es un gobierno de un partido, de un sector, sino un proyecto de país y de nación”, aseguró la Presidenta en su discurso, provocando el retumbe de los bombos en todo el estadio. “Todavía falta, hay muchos derechos que devolver. Pero sepan que no voy a aflojar ni abajo del agua”, bramó CFK. A los lados del escenario se encontraban las gigantografías de Perón y Evita mientras en el estrado se podía leer la frase “Es tiempo de los trabajadores”. La Presidenta resaltó luego el “valor de la lealtad” al recordar que ella sabe “de qué se trata”. “He conocido las traiciones más profundas que se puedan conocer en el ejercicio de la primera magistratura”, en un tiro por elevación al vicepresidente Julio Cobos.

Si bien el día no acompañó la liturgia peronista por las nubes y el frío, dentro del estadio los bombos y los dedos en “V” fueron moneda corriente y constante entre las más de 90 mil personas –calculaban los organizadores– encolumnadas en sus gremios que colmaron el estadio de Núñez. En el palco se encontraban casi todos los dirigentes de la CGT, junto a funcionarios y legisladores. Presidiendo la mesa central estaba la Presidenta junto a su esposo y ex presidente Néstor Kirchner, con ministros como Julio De Vido y Carlos Tomada, el gobernador bonaerense Daniel Scioli y el entrerriano Sergio Urribarri. Las ausencias sindicales fueron de parte del sector de “los gordos” que mantienen diferencias con la actual conducción. En las tribunas el color predominante fue el verde de los camioneros, aunque se mezclaba con el de los mecánicos de Smata. Las gorras celestes de UPCN y las amarillas y negras de los taxistas siguieron en cantidad, y un reducto del Movimiento Evita sobre una bandeja de la popular con sus colores azules y los rojos y negros de la JP se destacaron por su bullicio militante.

Antes, después de cantar el Himno Nacional, el primero en hablar fue el secretario general de los taxistas, Omar Viviani, que tiró las palabras más duras del acto. Defendió a Moyano “del feroz ataque que le hacen” y recordó que el general Perón decía que “cuando un compañero habla mal de otro es porque se está pasando de bando. Son traidores a los trabajadores, a Perón, a Eva y a la Patria”. Los gorros amarillos y negros de su sindicato saltaban y agitaban las banderas con sus rostros enardecidos. Atrás, del lado de afuera del estadio, los globos aerostáticos oscilaban bajo las nubes al compás del viento frío y el pasar del helicóptero que tomaba imágenes aéreas.

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El secretario general de la CGT, Hugo Moyano, y la presidenta Cristina Kirchner, los dos oradores centrales del acto en River.
Imagen: Dafne Gentinetta
 
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