Lunes, 4 de abril de 2011 | Hoy
EL MUNDO › LA DERROTA EN LAS REGIONALES SACUDE A LA COALICIóN DEL GOBIERNO EN ALEMANIA
El ministro de Exteriores Guido Westerwelle anunció que no se presenta a la reelección para presidente del Partido Liberal, tras sufrir serios reveses en comicios regionales.
El ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, anunció hoy que no se presentará a la reelección como presidente del Partido Liberal (FDP), cediendo a la presión de las bases que exigían su retirada tras la dramática derrota sufrida en las tres últimas elecciones regionales.
“Tras diez años, no me presentaré nuevamente para la presidencia en el próximo congreso nacional en mayo”, dijo el líder liberal en una breve comparecencia ante la prensa. “La despedida me resulta fácil porque un número de jóvenes personalidades están ya dispuestos a ascender a la dirección del partido y asumirla”.
Westerwelle, sin embargo, aseguró que pretende conservar su cargo como titular de la diplomacia germana. “Concentraré mi labor en el cargo de ministro de Exteriores y seguiré trabajando con todas mis fuerzas en aras del éxito del FDP”, dijo el político, de 49 años. “Estoy seguro de que es la decisión correcta. Es la decisión correcta abrir camino a un cambio generacional en el FDP con un nuevo comienzo.”
Entre los candidatos favoritos a sucederlo se barajan al ministro de Salud, Philipp Rösler, de 38 años, y al secretario general del partido, Christian Lindner, de 32. La decisión podría ser dada a conocer mañana tras la reunión de la cúpula partidista en Berlín. Westerwelle no mencionó si seguirá ocupando la vicejefatura del gobierno de Angela Merkel.
Un interrogante que persiste es si se mantendrá en el puesto el ministro de Economía, Rainer Brüderle. El político está en la mira desde que declaró en privado ante empresarios que la decisión de dejar en suspenso la prórroga de vida de las centrales nucleares alemanes obedecía a motivos electorales. Muchos correligionarios y aliados de gobierno vieron en este desliz –del que se desdijo posteriormente– una de las razones para la sonada derrota electoral.
Se especula con que Rösler podría suceder a Brüderle en la cartera de Economía en caso de asumir las riendas del partido y también la vicejefatura de gobierno. Como nuevo ministro de Salud suena el hasta ahora subsecretario Daniel Bahr. De esta forma, la canciller Angela Merkel se vería obligada a aceptar cambios en el gabinete que había descartado después del revés electoral para el centroderecha.
De la mano de Westerwelle, los liberales consiguieron el record de casi 15 por ciento en las elecciones generales de 2009 que les permitió volver al poder como socio menor de la alianza con la democracia cristiana de Angela Merkel.
Tras sufrir serios reveses en los comicios de Sajonia-Anhalt, Renania-Palatinado y Baden-Württemberg, los distritos regionales le fueron retirando progresivamente la confianza y los últimos días se alzaron fuertes las voces que pedían su retirada.
Westerwelle no contaba con que los acontecimientos se precipitaran de esta forma después de las elecciones en las que el partido quedó fuera del Parlamento de Renania-Palatinado y consiguió a duras penas el mínimo de cinco por ciento para mantenerse en Baden-Württemberg, un estado en el que los liberales son tradicionalmente fuertes.
El político pone fin así a una carrera de casi 30 años en el partido. Se inscribirá en la historia del FDP por el mayor triunfo en unas generales, pero también bajo su égida los liberales han caído a profundidades alarmantes. Westerwelle es considerado un brillante orador, pero también muchos le achacan un estilo provocador y populista. Pocos políticos alemanes han polarizado al público como el líder liberal.
Llegó al cénit en las elecciones de 2009, en las que coronó a Merkel jefa de gobierno de una alianza de centroderecha. Pero posteriormente, coinciden los analistas, comenzaron los problemas. En medio de la crisis financiera y económica mundial insistió en la necesidad de bajar los impuestos. Desató un debate sobre las ayudas estatales a los más postergados, calificando la situación de “decadencia romana”, y dio luz verde a rebajas fiscales al sector hotelero. Posteriormente salió a la luz que el partido había recibido donaciones de una importante cadena de hoteles. Hasta ahora, el FDP no ha podido sacarse la etiqueta de partido proclive al clientelismo.
Westerwelle tampoco ha conseguido sobresalir como ministro del Exterior. A diferencia de sus antecesores, no pudo sacar partido del cargo que más popularidad depara en Alemania. Su abstención en la votación para la intervención militar en Libia causó malestar en los socios conservadores y tampoco contribuyó a mejorar su imagen en la opinión pública.
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