EL MUNDO

¿Qué hay que hacer con Saddam?

Ocho opiniones internacionales sobre las alternativas a una guerra masiva y unilateral.

- Harold Pinter, dramaturgo inglés. ¿Qué debiéramos hacer? La pregunta debería ser ¿qué hemos hecho? A Estados Unidos y Gran Bretaña no les importa nada el pueblo iraquí. Lo hemos estado matando durante años, con bombardeos sostenidos y brutales sanciones que han privado a cientos de miles de niños de medicinas esenciales. Muchos de ellos se están muriendo y han muerto por los efectos del uranio empobrecido, usado en la Guerra del Golfo. Occidente ha mostrado una total indiferencia hacia esos hechos.
Lo que ahora está en juego es más asesinatos masivos. Decir que vamos a rescatar al pueblo iraquí de su dictador matándolos y destruyendo la débil infraestructura de su país, es un insulto a la inteligencia. No tenemos ninguna posición moral en este asunto. La guerra inminente es para testear nuevas armas de destrucción masiva (las nuestras) y controlar el petróleo. Los fabricantes de armas y las empresas petroleras serán los beneficiarios. Estados Unidos estará dando un paso gigantesco hacia controlar los recursos del mundo. Todo el asunto es sobre “el dominio total del espectro”, un término acuñado por Estados Unidos, no por mí.

- Noam Chomsky, profesor en el Departamento de Lingüística y Filosofía, del Instituto de Tecnología de Massachusetts. Exactamente la pregunta correcta, y en mi opinión, conocemos exactamente la respuesta a ella. Es útil recordar que Saddam no es el único monstruo apoyado por los actuales incumbentes en Washington hasta que hizo algo contrario a sus intereses. Hay una larga lista que ellos apoyaron hasta el final de su gobierno sangriento, Marcos, Duvalier, y muchos otros, algunos tan viciosos y brutales como Saddam, y al frente de tiranías que se comparan a las de él: Ceausescu, por ejemplo. Fueron derrocados internamente, a pesar del apoyo que tenían de Estados Unidos. Eso ha sido evitado dentro de Irak por el régimen de sanciones asesinas, que han devastado a la población mientras fortalecían a Saddam, y obligaban a la población a ser desesperadamente dependientes de él para sobrevivir.
¿La solución? Dénles a los iraquíes la oportunidad de sobrevivir, y hay todas las razones para creer que se librarán de él de la manera en que otros lo han hecho. Mientras tanto, fortalecer las medidas para asegurarse que Saddam, o algún reemplazo, no desarrollen una significativa capacidad militar. Lo cual no es un serio problema ahora, ya que es bien sabido que Irak es el país más débil militar y económicamente en la región.

- J.G. Ballard, escritor. Creo que hay grandes peligros en ir a la guerra ahora y uno tiene que aceptar que el mundo no es un lugar perfecto. Puede ser que tengamos que aceptar que el Irak de Saddam representa uno de los puntos negros del mundo y que no hay mucho que podamos hacer. Esta noción de que necesitamos reemplazar todos los regímenes insatisfactorios, desagradables o crueles del mundo, podría desestabilizar el planeta. Le pagamos a nuestros diplomáticos y expertos en economía enormes sumas de dinero para que piensen sanciones, presiones económicas, sobornos y amenazas económicas y políticas. Saddam fue contenido así durante los últimos 12 años. Hasta donde sé, no le está dando armas peligrosas (presumiendo que las ha desarrollado) a grupos terroristas.
En cuanto a las sanciones: algunas no pueden justificarse. Pero un millón de personas o más murieron en Ruanda y no hicimos nada. Algunos de los regímenes más desagradables en el mundo tienen deplorables registros de derechos humanos, China por ejemplo. Pero estamos demasiado ansiosos de llenar de McDonald’s su país.
Hay que aceptar este mundo imperfecto. Dejar a Saddam donde está, bajo la clase de presiones económicas que soporta, sería más efectivo que lanzar un ataque relámpago. Eso va a tener repercusiones inmensas. En una forma paradójica, Saddam puede ser un factor de estabilidad en Medio Oriente, como el borracho en el avión, que concentra la atención de todos.

- Mohamed Heikal, escritor egipcio y ex consejero de Gamal Abdel Nasser. En la atmósfera de histeria, con la masiva concentración de hombres y armas en la región, y con la difundida sensación de frustración que rodea al mundo árabe, creo que lo que diré ahora podrá sonar como fantasía. Frenen esa horrible maquinaria de la guerra. Mantengan a los inspectores. Suavicen las sanciones. Dénle una oportunidad al pueblo iraquí. Usar la fuerza podría ser muy peligroso. Unirá el Islam, el nacionalismo árabe, el bin-ladinismo, el terrorismo, el conflicto israelí-palestino. La frustración en el mundo árabe se unirá en el ataque.
En cuanto a las sanciones, el problema es que están ayudando al régimen. Yo lo dejaría en manos del pueblo iraquí, que está llegando al límite de su paciencia. Si se los deja solos, tomarían su destino en sus manos. Las sanciones hacen que la gente dependa del régimen para la distribución de la comida. Si se levantan las sanciones, se descubriría que muchas cosas cambiarían. En cuanto a los inspectores, se deberían quedar, aunque estoy absolutamente seguro de que Irak no tiene nada. Los norteamericanos están por todo el área con sus U2 y todo eso y vimos en la presentación de Colin Powell en la ONU que están escuchando todo. Simplemente no tienen nada.
¿Cómo evitar que tengan armas nuevamente? Están bastante alejados de tener el conocimiento para construir una bomba nuclear, probablemente unos 10 años. Con las armas biológicas y químicas, tienen el conocimiento, pero cualquier país del Tercer Mundo tiene ese conocimiento. Si se liberan las sanciones, no creo que haya ningún daño en mantener el sistema de las inspecciones durante un largo tiempo en el futuro.

- John Killick, ex embajador británico en la URSS. Una de las cosas que más me enoja sobre este debate es la sugerencia que somos amigos de Saddam si nos oponemos a la guerra. Creo que Saddam es un bastardo asesino, pero eso no quiere decir que debamos ir a la guerra contra él la semana que viene.
Lo que tendríamos que hacer ahora es concentrarnos en contenerlo, aplicando las sanciones a la fuerza y dejando que el pueblo iraquí y sus vecinos árabes se libren de Saddam. No es nuestra tarea hacerlo. Lo mejor que podemos hacer es seguir aplicando sanciones, endurecerlas si es necesario y seguir una política de disuasión y contención. Saddam debe saber que si llega a usar alguna de sus sucias armas, sería bombardeado con armas nucleares. Eso lo disuadió suficientemente en la Guerra del Golfo, y debería hacerlo ahora también.
Acepto que endurecer las sanciones puede causar un espantoso sufrimiento, pero eso es culpa de Saddam. No me influyen los argumentos humanitarios, aunque espero no ser despiadado. Pero no tenemos derecho a ir a la guerra con estos argumentos. Creo que tenemos que tener un objetivo limitado: contener sus ambiciones expansionistas, mientras mantenemos la guardia en su desarrollo de armas. Deberíamos establecer acuerdos con los países vecinos, como Kuwait, para poder tener una pequeña fuerza estacionada, lista a atacar para mantenerlo a raya, mientras los inspectores de armas vigilan su programa de armamentos.
Creo que la acción militar tiene que ser un componente esencial del orden mundial. Pero no es la mejor manera de manejar los crímenes de Saddam el decidir, unilateralmente y sin el apoyo de la ONU, invadir. Al final, no creo que sea nuestra tarea sacar las castañas árabes del fuego, particularmente cuando parecen estar tan poco dispuestos a hacer algo por ellos mismos.

- Robert Fisk, corresponsal de The Independent en Medio Oriente. No diría que fui parte de una campaña antiguerra. Mis dos padres lucharon en guerras y fui llevado a los campos de Ypres, Passchendaele y Somme de niño. Me impresionó la cantidad de tumbas. Creo que una guerra contra Irak sería catastrófica, quizás no en la primera instancia –Estados Unidos podría llegar a Bagdad en unos pocos días– pero al final habría demasiado derramamiento de sangre. Deberíamos hacer que los inspectores de armastengan verdadero poder. Se les debe dar tiempo para hacer lo que fueron enviados a hacer. ¿Por qué nos dicen que se deben retirar? Cuando se dijo que los inspectores debían entrar, nadie estipuló los términos de la conducta de Saddam y lo que tendría que hacer. Se presumía, en realidad, que no iban a poder entrar, pero lo hicieron y ahora dicen que él no está cumpliendo. Lo que deberíamos estar preguntándonos es ¿qué hemos hecho para evitar esta situación? Pero siempre es ¿qué haremos ahora? Apoyamos y alimentamos a dictadores de pacotilla por todos lados, de la misma manera que permitimos que la herida de Medio Oriente se ulcere.

- Ken Livingstone, alcalde de Londres. Toda la evidencia muestra que el régimen de las inspecciones de armas en Irak está funcionando. Después de tres meses, no encontraron evidencia significativa que indique que Irak posee armas de destrucción masiva capaces de amenazar a sus vecinos y que justifiquen la guerra. Las inspecciones deberían seguir para asegurar esto. La implementación de las resoluciones de la ONU debe ser mantenida en Irak y extendida a otros países en la región. Este es especialmente el caso de Israel, que está violando las resoluciones de la ONU de retirarse de los territorios ocupados. Al ser selectivas, más que generales, las imposiciones de las resoluciones de la ONU crearán una permanente inestabilidad en la región con consecuencias globales.

- Simon Jenkins, columnista. Durante 10 años la contención de Saddam fue suficiente, pero ahora de pronto no lo es. No llevan a creer que no hay otra salida que una guerra total contra Irak. Creo que a los inspectores de armas les deben dar el tiempo para hacer su trabajo. Después, si se descubre que Saddam está ocultando armas de destrucción masiva y si la ONU está de acuerdo en que no hay otra salida, la acción militar será necesaria. Si hay que usar el garrote se debe hacer, pero no sin agotar otras posibilidades.

De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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