EL MUNDO
El ómnibus que viajó sin paradas a la muerte tras 60 días de calma
Los atentados suicidas volvieron ayer a Israel cuando un kamikaze se hizo estallar con una carga de entre 40 y 50 kilos de explosivos en un ómnibus en Haifa.
El primer atentado suicida en Israel en dos meses ocurrió ayer en la ciudad norteña de Haifa, cuando un palestino suicida detonó un potente explosivo que llevaba en su cintura en un ómnibus y provocó 15 muertos, además de 40 heridos –10 de gravedad–. No hubo grupo extremista que se atribuyera el ataque, aunque se sospecha de Hamas y de la Yihad Islámica. Por la noche, el gobierno israelí convocó a una reunión de su gabinete de seguridad para evaluar la situación. Altos mandos militares no descartaban una operación de represalia dentro de la “guerra abierta” que el ejército israelí le ha declarado al Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas) en las últimas dos semanas.
El atentado, el primero desde el pasado 5 de enero (en que 23 israelíes y dos kamikazes murieron en Tel Aviv), se registró en un micro de línea que se dirigía a la Universidad de Haifa, en el barrio residencial Monte Carmelo. Por eso, gran parte de sus pasajeros eran estudiantes. “El centro del ómnibus saltó por los aires, y el techo se desprendió” del cuerpo del vehículo, dijo un testigo. Por los daños que causó la explosión, fuentes de la policía dijeron que el terrorista suicida podría haber llevado una carga explosiva de entre 50 y 60 kilos. Además de explosivos, el artefacto contenía tornillos y clavos que aumentaron su efecto devastador, según informó la prensa local. El fuerte estallido causó un incendio en el micro, que los testigos trataron de apagar con cubos de agua, a fin de rescatar a los sobrevivientes. “Salí y corrí hacia el micro, era un escenario horrible, había varios cuerpos en la calle”, relató Ovadia Saar, un conductor de un micro que viajaba detrás del atacado. La radio oficial israelí dio a conocer la identidad del kamikaze: Mahmud Salim, de 20 años y oriundo de Hebrón (sur cisjordano). Según fuentes palestinas, podría tener vínculos con Hamas.
Poco después del atentado, Israel acusó al gobierno del líder palestino Yasser Arafat por no hacer nada para impedir esa violencia. “El atentado de Haifa es otro derramamiento de sangre de civiles israelíes inocentes. Israel no tolerará este terror y continuará tomando las medidas necesarias para erradicarlo”, afirmó David Baker, portavoz de medios extranjeros en la Oficina del premier israelí, Ariel Sharon. El de ayer fue el primer atentado en Israel desde que el nuevo gobierno del reelecto Sharon asumió sus funciones la semana pasada y se produce tres días después de que altos mandos del ejército afirmaran que en febrero habían conseguido frenar “el terrorismo palestino y frustrar 57 atentados”. También ocurrió al día siguiente de la primera reunión del nuevo gobierno, en que Sharon afirmó que el incremento de la seguridad era la prioridad de su gabinete.
Tras el ataque, el ministro de Defensa israelí, Shaul Mofaz, se reunió con altos mandos de los servicios de seguridad e iba a llevar su balance al gabinete restringido. El ministro de Interior israelí, Avraham Poraz, indicó que Israel no debía reforzar sus medidas en los territorios palestinos, pero que convenía mantener la presión. Israel sostiene que el objetivo de la seguridad es únicamente posible mediante la ocupación de las ciudades palestinas y un férreo bloqueo a Cisjordania y Gaza. En las últimas dos semanas, el ejército israelí ha lanzado también una serie de operaciones contra bastiones de los movimientos islámicos, en las que murieron más de 60 palestinos.