Viernes, 22 de julio de 2011 | Hoy
EL MUNDO › PARA EVITAR ENCUENTROS FASCISTAS EN LA TUMBA DE HESS
La Iglesia Protestante de Alemania reveló ayer que removió la tumba de un ex funcionario de Hitler en Bavaria para evitar concentraciones neonazis. Los empleados del cementerio del pueblo de Wunsiedel exhumaron los restos del diputado nacionalsocialista Rudolph Hess y esparcieron sus cenizas al mar. El lugar, al norte de Bavaria, se había convertido en un punto de encuentro para neonazis que se congregaban para rendir tributo a los restos de uno de los funcionarios con mayor llegada al genocida austríaco Adolf Hitler. Peter Seisser, concejal del pueblo de Wunsiedel, dijo que una nieta del diputado nazi había intentado anteponerse a la decisión, pero que eventualmente desistió. “Ella estuvo de acuerdo en que no era adecuado que el pueblo se convirtiera en un reducto de la extrema derecha”, dijo Seisser. Hess, quien se suicidó en la prisión de Spandau en Berlín en 1987, fue enterrado en una tumba familiar en Wunsiedel, de acuerdo con sus deseos. Rápidamente, el pueblo se convirtió en un santuario neonazi, con extremistas de derecha de Alemania y los alrededores congregándose cada año para conmemorar el aniversario de Hess.
Grupos de extrema derecha se reunían alrededor de la tumba, dando el saludo nazi a la tumba, el cual está prohibido en Alemania. Para 2004, las reuniones contaban con hasta nueve mil neonazis. En 2005, los cambios en la ley de derecho de reuniones en lugares públicos le permitieron al Concejo del pueblo de Wunsiedel prohibir el evento neonazi; sin embargo, los extremistas desafiaron a la ley. Pero este año, el Concejo descubrió que la familia Hess debía renovar el contrato de la tumba con el cementerio, con lo cual se decidió actuar, y junto con la Iglesia Protestante de Alemania desmontaron el santuario nazi del lugar. La parroquia, que había albergado los restos de Hess desde 1987, avisó que la concesión con la tumba que vencía este año no podría renovarse.
Ex lugarteniente de Hitler, Hess fue un allegado al genocida desde tiempos iniciáticos, cuando lo ayudó a redactar su libro Mi lucha, en la época en que ambos ocupaban celdas en la prisión de Landsberg, una cárcel de Munich. Hess fue diputado de Hitler y su mano derecha en 1933, y se hizo famoso por un viaje a Escocia en 1941 para negociar la paz con el Reino Unido, en vísperas de la invasión nazi a la Unión Soviética. Allí fue arrestado, por lo que pasó el resto de la Segunda Guerra Mundial como prisionero de guerra en Gales. A diferencia de otros jerarcas nazis, no recibió la pena capital en los juicios de Nüremberg y fue condenado a prisión perpetua.
La ex mano derecha de Hitler se pasó el resto de su vida en prisión en Spandau, en las afueras de Berlín. Durante los últimos años de su condena, era el único prisionero en el pabellón. Las autoridades militares soviéticas le negaron los múltiples pedidos de libertad. Hess fue encontrado muerto con un cable eléctrico alrededor de su cuello a los 93 años, junto con una carta de suicidio. Las autoridades aliadas y el gobierno de la ex Berlín Occidental demolieron la cárcel de Spandau luego de la muerte de Hess, por temores a que el lugar se convierta en un santuario nazi. Ahora, un supermercado ocupa el terreno.
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