Los indignados volvieron a marchar ayer en Madrid hacia la Puerta del Sol, desafiando la prohibición oficial de acampar en la plaza. Unas 1500 personas se manifestaron desde Atocha hacia la plaza que fuera bastión de las asambleas que originaron el movimiento 15-M. La policía impidió el acceso de medios internacionales a la plaza y el gobierno cerró todas las estaciones de subte aledañas. Pese a que se intentó descomprimir la situación con el llamado a elecciones adelantadas por parte de José Luis Rodríguez Zapatero, los indignados continúan reclamado mayor representación. Y el opositor Partido Popular (PP) pide que se adelanten aún más los comicios.

La protesta comenzó a la tarde, tras una asamblea en la que participaron unos 200 indignados. Además de los manifestantes de la reunión, un centenar más de simpatizantes del 15-M recibieron la noticia por medio de las redes sociales y se plegaron a la marcha desde Atocha. Después de una media hora, ya sumaban 1000 los que caminaban por el Paseo del Prado, donde se cortó el tránsito. Uno de los gritos más escuchados por el centro de Madrid fue “¡Esto es lo que pasa por echarnos de la plaza!”. Al encontrarse de nuevo con la oposición de la policía, los indignados optaron por continuar hacia la plaza Jacinto Benavente.

Antes de llegar a la Puerta del Sol, los indignados pasaron por el Congreso para protestar, aunque la policía les cortó el paso. Algunos de los cánticos que se escuchaban delante de la Cámara baja iban dirigidos al candidato socialista a la Presidencia del Gobierno: “Rubalcaba, esto es un marrón” o “Rubalcaba, esto no se acaba”. Allí recrudeció la protesta, la policía cortó el paso con más vallas mientras que los agentes antidisturbios se pusieron los cascos. Los manifestantes intentaban derribar las vallas al grito de “¡Fuera, fuera!”. Finalmente, la marcha continuó hacia la plaza de Cibeles. Tras pasar por delante de la sede del Banco de España al grito de “¡Culpable, culpable!”, los indignados subieron por la calle Alcalá y entraron en la Gran Vía.

Luego de cortar el tránsito por una de las calles más transitadas de la capital, se dirigieron hacia la Puerta del Sol. Allí, la tensión se elevó con gritos como “¡Esta es nuestra plaza!” y cánticos a los policías como “¡Cara a cara, sin barrera!”. Cuando la multitud se aprestaba a quitar las vallas, la policía intentó impedir cuerpo a cuerpo que los manifestantes pudieran entrar en el bastión del 15-M.

El Ayuntamiento y el Ministerio del Interior aseguraron que no permitirían más acampadas en Madrid. En respuesta, un indignado informó que un equipo jurídico se encuentra trabajando para elevar una demanda penal por violación a los derechos constitucionales del movimiento 15-M para manifestarse.