Martes, 10 de enero de 2012 | Hoy
EL MUNDO › FRANCIA PONDRá EN PRáCTICA EL GRAVAMEN SIN ESPERAR EL CONSENSO DE SUS SOCIOS EUROPEOS
Berlín, Londres y Roma se mostraron hostiles al hecho de que París anunciara que tomará una decisión sobre el impuesto
a las transacciones financieras cerca de fines de enero.
Por Eduardo Febbro
El gravamen Tobin sobre las transacciones financieras ha conocido uno de los destinos más paradójicos de los últimos 40 años. Pensado por el economista liberal James Tobin en los años ’70, repudiado por la derecha liberal, defendido por los militantes antiglobalización de todo el planeta durante décadas, principalmente por la ONG Attac, bandera del socialismo europeo y tema recurrente en las negociaciones internacionales (G-20, G-7) desde que estalló la crisis en 2008, el gravamen Tobin está a punto de plasmarse gracias a la iniciativa de uno de los presidentes más liberales de la Unión Europea, Nicolas Sarkozy. El presidente francés salió del círculo del consenso y anunció que Francia llevaría a la práctica la tasa Tobin sin esperar que sus socios europeos llegaran a un acuerdo para implementarla. Berlín, Londres y Roma se mostraron particularmente hostiles al hecho de que París avance solo en este principio que duerme en el cajón de los desacuerdos desde hace muchos meses. Pese a ello, Francia mantuvo el rumbo. El consejero especial del presidente francés, Henri Guaino, precisó que Francia tomaría una “decisión al respecto” antes de finales del mes de enero.
El planeta financiero salió al paso del famoso, pero casi nunca tangible, impuesto a las transacciones financieras. Los primeros en poner mala cara fueron los alemanes, los ingleses y los italianos. Casi en simultáneo, Berlín, Roma, Londres y la Comisión Europea recordaron con visible molestia que un impuesto como el Tobin sólo tendría sentido si se aplica con un “enfoque coherente”, dentro de los países de la Unión y no de forma “solitaria”. Londres fue un poco más lejos y reclamó un impuesto no ya dentro de los 17 países de la Zona Euro sino a escala mundial.
París parece decidido a hacer caso omiso de las críticas y avanzar sólo en la ruta del gravamen sin que se conozcan hasta ahora los porcentajes del impuesto ni su metodología de funcionamiento. La aparición de una idea semejante cuando faltan apenas cuatro meses para las elecciones presidenciales suscita evidentes desconfianzas. ¿Será verdad o sólo se trata de una movida electoral? Es lícito reconocer otra paradoja de esta historia: el ultraliberal Sarkozy hizo de la “refundación del capitalismo” uno de sus credos políticos. La Tasa Tobin tal vez sea uno de los primeros gestos para cumplir con su promesa.
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