Más de 120 personas murieron ayer en Siria, donde el régimen parece querer terminar con la rebelión al acercarse la fecha límite del día 10 fijada por la ONU para el repliegue militar. Así lo denunció el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) y brindó las cifras: entre los 128 muertos, 86 eran civiles, de los cuales 40 “fallecieron por bombardeos y disparos sólo en la ciudad de Latamna, en la provincia de Hama (centro)”. El Observatorio añadió que 16 soldados y 26 desertores murieron también en diferentes regiones. El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, estimó el viernes en Nueva York que los ataques del gobierno de Ba-shar al Assad eran “una violación de la postura de la ONU”. El Consejo de Seguridad adoptó el jueves por unanimidad una declaración que pide a Damasco respetar la fecha límite del 10 de abril para poner fin a las principales operaciones militares y a la oposición a hacer lo mismo como muy tarde 48 horas después. “Las autoridades sirias son plenamente responsables de las graves violaciones de los derechos humanos. Esto debe detenerse”, dijo Ban Ki-moon. El compromiso de Assad de poner fin a las hostilidades de aquí al 10 de abril “no puede servir de excusa para seguir matando”, indicó Martin Nesirky, portavoz de Ban. En las últimas 24 horas, unos 700 sirios llegaron a Turquía, que acoge ahora a unos 24.000 refugiados sirios. La Organización para la Cooperación Islámica (OCI), que en marzo realizó una misión de evaluación humanitaria en Siria, estimó necesaria una ayuda de 70 millones de dólares.