Más de 1600 prisioneros palestinos comenzarán hoy una masiva huelga de hambre en protesta por las polémicas leyes administrativas de detención de Israel, que permiten que los prisioneros permanezcan indefinidamente sin presentarles cargo alguno. La protesta –calculada para que coincida con el Día del Prisionero– ocurre cuando dos internos en las cárceles israelíes entran en su 48º día de huelga de hambre. En las últimas semanas, otros dos detenidos estuvieron cerca de la muerte después de semanas sin alimentarse, instando a Israel a que acepte negociaciones individuales para su libertad, que impedía la necesidad de un cambio fundamental en su política.

Los huelguistas tienen una larga lista de motivos. El primero es protestar contra la detención administrativa, una política draconiana que Israel ha usado para encarcelar indefinidamente a aquellos que considera una amenaza a la seguridad. Más de trescientos sobre 4600 prisioneros palestinos están detenidos actualmente sin un cargo, en algunos casos durante años, sin saber por qué. Tel Aviv dice que el hecho de revelar la evidencia en las cortes públicas pondría en peligro a sus informantes y métodos, pero los críticos sostienen que lo que hace es evitar que los acusados cuestionen esos cargos. Once prisioneros ya están haciendo huelga de hambre, incluyendo a Bilal Diab, de 27 años, y Tha’er Halahi, de 34, que han rechazado los alimentos durante 48 días. Diab, quien fue arrestado en agosto, ha colapsado varias veces, según los Médicos por los Derechos Humanos (PDH por sus siglas en inglés), que han estado monitoreando a los dos hombres. Los temores a un agudo deterioro de la condición de Diab surgieron la semana pasada, cuando se negó a beber y la organización instó a Israel a transferir a los dos hombres a un hospital civil urgentemente. Desde entonces beben fluidos y su condición se ha estabilizado, dijo el grupo de derechos humanos. Halahi, que ha estado detenido casi dos años sin acusación alguna, también está en una condición estable. Ambos están en un hospital carcelario.

Pero muchos de aquellos que se unirán hoy a la huelga están buscando mucho más derechos básicos que una revisión de la política de detención. Entre otras cosas, están pidiendo mejoras en los derechos de visitas familiares, más acceso a la educación, libros y diarios y un fin al uso de confinamiento solitario para castigar a los prisioneros de alto perfil.

Las huelgas de hambre han sido una herramienta altamente efectiva en el pasado, dijo Murad Jadallah, un investigador legal de Addameer, un grupo de derechos de los prisioneros. En la década de 1970, eran usadas para obtener los reclamos más básicos, como lapiceras y papel. “Todo lo que uno tiene en las prisiones israelíes se logró a través del sufrimiento”, dijo. Después de una intensa investigación internacional, Israel recientemente logró acuerdos con dos huelguistas. Khader Adnana, que se cree que es un miembro del grupo militante palestino Jihad Islámica, se negó a comer durante 66 días e Israel redujo su término administrativo a dos meses, planeando su libertad para hoy. Hana Shalabi, otra sospechada miembro de la Jihad Islámica, fue liberada en octubre pasado como parte de un intercambio de prisioneros por el soldado israelí Gilad Shalit, pero fue detenida nuevamente en febrero y aún no se han presentado cargos. Como su salud se deterioraba después de 43 días sin alimentos, Israel aceptó liberarla con la condición de que fuera exiliada a Gaza durante tres años.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.