EL MUNDO › GRAN BRETAÑA DIJO QUE SI Y QUE NO A LA MONEDA UNICA

Deshojar la margarita europea

 Por Marcelo Justo

Como una novia difícil, como un novio dubitativo, Gran Bretaña no dice ni sí ni no al euro sino “todavía no: esperemos a estar más seguros”. En una esperada declaración ante la Cámara de los Comunes, el ministro de Economía Gordon Brown declaró que no había “razones claras e inequívocas” para unirse a los 12 países de la Unión Europea que se rigen por la moneda única europea, porque no se han cumplido cuatro de las cinco condiciones exigidas por el gobierno laborista. “Pensamos que pertenecer a una exitosa moneda unica beneficiará a Gran Bretaña, pero si bien estamos en principio a favor, creemos que todavía no es el momento adecuado”, dijo Brown.
La declaración del ministro tuvo un poco para todos. A los eurófilos que quieren abandonar la libra esterlina y adoptar el euro les prometió que hoy daría una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro Tony Blair para lanzar “las razones patrióticas” para adoptar el euro. Los eurófilos aplaudieron también con sorpresa la posibilidad de que el año próximo se realice un referéndum sobre el tema. Sólo que con la habilidad de un equilibrista Brown ofreció cosas a los eurófobos, que no pueden ni oír hablar de la moneda única europea, a la que consideran una traición a la patria (posición más conservadora) o a la democracia (por delegar poderes en autoridades no electas). En una crítica implícita al funcionamiento de las economías europeas, el ministro indicó que la divergencia en las actuales tasas de interés y la mayor convergencia económica con EE.UU. que con Europa eran factores que obstaculizaban el “sí”. “Seguiremos persiguiendo nuestro objetivo de una reforma que tome en cuenta los ciclos económicos, la deuda y la inversión pública”, puntualizó Brown.
En definitiva, el ministro declaró que se había progresado un poco, pero no lo suficiente. Desde que el Nuevo Laborismo de Tony Blair ganó su primera elección en mayo de 1997, enfrentó el tema de la integración al euro reconociendo que el destino de Gran Bretaña es Europa pero poniendo cinco condiciones como pruebas para recomendar la adopción de la moneda única y llamar a un referéndum sobre el tema. Las condiciones son la convergencia de la economía británica con el resto de Europa, la flexibilidad de una integración, su impacto en la inversión extranjera, en los servicios financieros (la city) y en el empleo. Los criterios son lo suficientemente abstractos para que la decisión final sea mucho más política que técnica (¿cuándo se llega a una perfecta convergencia macroeconómica entre dos economías que en este caso son Gran Bretaña y los 12 países que adoptaron el euro?). Aunque tanto el primer ministro Tony Blair como el coarquitecto del “Nuevo Laborismo” Gordon Brown favorecen una adopción del euro, el gran problema es que las encuestas indican que la mayoría de los británicos no quiere desprenderse de la libra: el gobierno podría perder un referéndum y poner en peligro su propia supervivencia.
El debate en Gran Bretaña es seguido muy de cerca por otros dos países que no se integraron aún al euro: Suecia y Dinamarca. Suecia tiene un referéndum el 14 de septiembre sobre el tema y los anti-euro aventajan con bastante holgura a los proeuro. En caso de que esta situación se revierta y los suecos voten a favor de la moneda única europea, los daneses podrían decidirse a acompañarlos, a pesar de que en el 2000 rechazaron su incorporación al euro. Por otra parte, los 10 países del este europeo que se unirán a la Unión Europea en los próximos años están obligados a adoptar la moneda única. Es decir que para diciembre Gran Bretaña podría ser el único miembro pleno de la Unión fuera del euro. En los próximos años, la ampliación de la UE podría aumentar su aislamiento.

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