EL MUNDO › ISRAEL COMENZO A DESMONTAR “ASENTAMIENTOS SALVAJES” EN CISJORDANIA
El mejor alumno de la Hoja de Ruta
Por Ferrán Sales *
Desde Jerusalén
Fuerzas del ejército israelí empezaron ayer a media tarde a destruir un grupo de 15 asentamientos salvajes levantados en los últimos años en Cisjordania, en cumplimiento de uno de los primeros puntos de la Hoja de Ruta, consagrada en la cumbre de Aqaba. Los líderes del movimiento colono, que agrupa a más de 200.000 personas, llamaron ayer a sus seguidores y militantes a no enfrentarse físicamente a las tropas, pero sí a adoptar una resistencia pasiva, para dificultar las misión de las tropas.
El enclave de Neve Erez, situado en lo alto de una colina cerca de la ciudad palestina de Ramala, fue el primero en ser destruido. Un grupo de medio centenar de soldados, conduciendo palas excavadoras y tractores, arrasó en pocos minutos un conjunto de casas prefabricadas, aparentemente no habitadas, que el movimiento colono había levantado hace dos años ilegalmente, en represalia por un ataque palestino. La operación de destrucción se llevó a término sin resistencia, mientras, desde Italia, el primer ministro Ariel Sharon buscaba desviar el impacto de las críticas del ala derecha de su partido Likud postulando que la Jerusalén unida sería la “capital eterna” del Estado judío.
El Ministerio de Defensa había entregado por la mañana a los dirigentes del movimiento colono –Yesha Council de Judea y Samaria– la lista de los 15 enclaves, la mayoría de ellos deshabitados, acompañado de una recomendación firme de que no se enfrentaran a las tropas. Los responsables del ejército, que días antes habían tratado en vano de negociar con el movimiento colono la lista de los asentamientos a desmantelar, anunciaron además que no tenían intención de advertir de antemano con respecto a cada una de las operaciones, por temor a incidentes, como sucediera el pasado mes de octubre cuando se intentó desalojar el punto de Gilad Farm.
Los dirigentes del movimiento colono reunidos la noche anterior en el asentamiento de Amonah habían, sin embargo, ya acordado no oponerse ni enfrentarse a los soldados físicamente, pero recomendaron en su lugar mantener una actitud de resistencia pasiva, para hacer más difícil su trabajo. Uno de los portavoces de la organización anunció: “Por cada uno de los asentamientos destruidos nosotros levantaremos diez”. Los llamamientos al orden de los líderes colonos difícilmente serán seguidos por los sectores más radicales de la organización, “Los jóvenes de lo alto de las colinas”, una organización ácrata-sionista, que siempre está dispuesta a actuar con contundencia.
La decisión de Sharon de desmantelar los asentamientos fue acogida con críticas por los partidos políticos nacionalistas israelíes, incluidos algunos miembros del gobierno. Portavoces del gobierno palestino comentaron de manera escéptica la operación, asegurando que el desmantelamiento afecta a enclaves sin importancia y valor estratégico, y que suponen un diez por ciento de los asentamientos salvajes –116 en total– levantados en los tres últimos años. Estos asentamientos ilegales se suman a los otros 145, también ilegales según las leyes internacionales, que se encuentran diseminados por los territorios de Cisjordania y Gaza.
Por otra parte, el primer ministro palestino Mahmud Abbas (Abu Mazen, según su nombre de guerra), reiteró ayer en Ramala su llamamiento a los grupos radicales para que depusieran las armas y optaran por una Intifada “no armada”, de acuerdo con el mensaje difundido en la cumbre de Aqaba. Abbas llamó al mismo tiempo a los líderes de las organizaciones a participar en un dialogo nacional, para poder establecer un alto el fuego y poner en practica la Hoja de Ruta. “Cesen la escalada. Tenemos necesidad de una visión realista para que el gobierno pueda llevar a término su misión”, pidió ayer Abbas ante la prensa, tras condenar los ataques perpetrados el día anterior en el que murieron cinco soldados israelíes y cinco activistas palestinos. El jefe de gobierno anunció a continuación que someterá a la aprobación del Parlamento palestino su mensaje de Aqaba, incluido el proyecto de “desmilitarizar” la Intifada. Sus palabras fueron respaldadas desde Washington, donde la Casa Blanca afirmó que “los atentados ponen en peligro un futuro Estado palestino”, aunque George W. Bush se proclamó “optimista” respecto del futuro del proceso de paz.
Las explicaciones y la oferta de dialogo de Abbas cayeron de nuevo en saco roto. Dirigentes de Hamas respondieron desde Gaza que mantenían su postura de no hablar con el primer ministro mientras no se retracte de su discurso de Aqaba.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.