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“No hay que hacer una tormenta de un vaso de agua”, dijo ayer el vicepresidente colombiano, Francisco Santos. Se refería a la decisión de Estados Unidos de suspender cinco millones de dólares en ayuda militar para Colombia porque este país no firmó la inmunidad de los soldados estadounidenses ante la Corte Penal Internacional (CPI). Este tribunal juzgará los crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos a partir del 1º de julio de 2002. Según Santos, Colombia continúa negociando con Estados Unidos un acuerdo que garantice la inmunidad de los militares norteamericanos ante la CPI. “Seguimos negociando sobre la base de que somos muy buenos amigos y que nos necesitamos mutuamente”, afirmó. Mientras, el presidente colombiano Alvaro Uribe (foto) aseguró que la ayuda de Estados Unidos a su país no debe ser otorgada bajo “condiciones mezquinas”. Colombia sostiene que no necesita firmar un nuevo acuerdo para dar inmunidad a los estadounidenses ya que en 1962 firmó un convenio que protege a estos ciudadanos. Este acuerdo fue renovado en el 2000 cuando se puso en marcha el Plan Colombia de lucha contra el narcoterrorismo.