EL MUNDO › EL PAPA RESPONDIó A LOS MEDIOS A BORDO DEL AVIóN RUMBO A ROMA

“¿Quién soy para juzgar a un gay?”

Francisco habló del lobby gay, de qué hacer con el Banco Vaticano, del rol de la mujer en la Iglesia, de los divorciados que se vuelven a casar, entre muchos temas. Y dijo sentirse a veces “enjaulado” en el Vaticano.

 Por Elena Llorente

Desde Roma

No se cansó el papa Francisco de responder a las decenas de preguntas de los periodistas que lo acompañaron en su viaje de retorno de Brasil, donde participó la semana pasada de un multitudinario encuentro con jóvenes de 178 países en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud. Francisco respondió hasta las preguntas más delicadas, durante casi una hora y media, de los 70 periodistas de todo el mundo que lo acompañaban. Se lo vio entusiasmado por estos días pasados en Río de Janeiro y Aparecida. “Estoy cansado, pero bien. Fue un viaje bello, espiritual, que me ha hecho bien”, dijo. Francisco habló del lobby gay y los gays, de un monseñor gay acusado de actos indecentes, del IOR o Banco Vaticano, de la reforma del Vaticano, de las “sorpresas” con las que se ha encontrado desde que es Papa, de las cosas lindas y de las cosas feas que ha tenido que enfrentar, de un eventual viaje a la Argentina, de Benedicto XVI –“es casi como tener un abuelo consejero en casa”, dijo–, del rol de la mujer en la Iglesia, de los divorciados que se vuelven a casar, de los jóvenes, de sentirse a veces “enjaulado” en el Vaticano, de la seguridad durante el viaje, del pueblo brasileño y su alegría, de la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII.

El lobby gay

No le corresponde al Papa “juzgar” a los homosexuales, respondió Francisco ante una pregunta sobre el lobby gay que, teóricamente, tendría poder en el Vaticano. “Los lobbies no son buenos, no importa si son políticos, económicos, masónicos o gays”, explicó. “Pero si uno es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?” Bergoglio no negó la posibilidad de la existencia del lobby gay, pero dijo no tener hasta ahora ninguna información sobre quiénes lo integran. Y poco después se refirió a monseñor Battista Ricca, nombrado por él mismo en el Banco Vaticano y ahora sospechoso de haber tenido comportamientos no elegantes, como gay, durante su permanencia en la Nunciatura de Montevideo. “He hecho lo que establece del Derecho Canónico, es decir, una investigación previa sobre el personaje, y no salió a relucir nada, nada de todo aquello de que lo acusan”, dijo Francisco. “Pero quisiera añadir una cosa más sobre esto. Pienso que muchas veces en la Iglesia –en relación con este caso o con otros– se va a buscar los pecados de juventud. Y se publican. No los delitos, los delitos son otra cosa. Los abusos de menores son delitos. Me refiero a los pecados. Pero si una persona –laico, cura o monja– comete un pecado y luego se arrepiente, el Señor la perdona. Y cuando el Señor perdona, olvida. Y esto para nuestra vida es importante. Cuando confesamos, el Señor perdona y olvida.” Las acusaciones contra Ricca fueron publicadas por un vaticanista famoso, Sandro Magister, quien sostuvo, entre otras cosas, que muchos habían ocultado información a Francisco sobre este asunto.

Reforma de la curia y el IOR

En cuanto a otros dos temas escabrosos para el Vaticano, la reforma de la curia y del IOR o Banco Vaticano, Francisco contó que pensaba tratar “la parte económica el año que viene, porque no es lo más importante que hay que tocar. Sin embargo, la agenda se cambió debido a unas circunstancias que ustedes conocen, que son de dominio público y que había que enfrentar. Estas cosas suceden en el oficio de gobierno. Uno va por un lado, pero le patean un golazo por la parte de allá y lo tiene que atajar, ¿no es cierto? La vida es así y eso es lo lindo de la vida”, contó Francisco en alusión a los escándalos financieros del Vaticano que han salido a la luz últimamente. Y mencionó al prelado detenido, monseñor Nunzio Scarano, del APSA (Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica) o Ministerio de Economía vaticano. “No ha ido a la cárcel porque se parece precisamente a la beata Imelda”, dijo.

En cuanto al IOR, Francisco dijo que todavía no sabía cómo terminará lo del Banco Vaticano. “Algunos dicen que sería mejor conservar el banco, otros hablan de una fundación de ayuda o de cerrarlo. Yo no sé, confío en el trabajo que está haciendo la comisión encargada. Veremos cuáles serán las características mejores para el IOR, pero seguramente deberá tener transparencia y honestidad.” Sobre la reforma de la curia, es decir de todas las oficinas y congregaciones en las que se basa la organización vaticana, el Papa dijo que el tema surgió en las reuniones preliminares del cónclave, antes de que él fuera elegido y que forma parte de los pedidos de los cardenales al nuevo pontífice. “La curia, ha bajado un poco su nivel”, reconoció Francisco, ha habido escándalos, pero allí “también hay santos”. Sobre la reforma de la curia, discutirá a partir del 3 de octubre con los ocho cardenales asesores nombrados por él.

Vatileaks

“¿Se asustó cuando vio el informe Vatileaks?”, le preguntó otro periodista. Y él contestó: “No. Les voy a contar una anécdota sobre el informe Vatileaks. Cuando fui a ver al papa Benedicto después de mi elección, tras rezar en la capilla [de Castel Gandolfo] nos reunimos en el estudio y había una caja grande y un sobre. Benedicto me dijo: ‘En esta caja grande están todas las declaraciones que han prestado los testigos. Y el resumen y las conclusiones finales están en este sobre. Y aquí se dice tal, tal, tal...’ ¡Lo tenía todo en la cabeza! Pero no, no me asusté. Es un problema grande, pero no me asusté”.

Resistencia y sorpresas en el Vaticano

Interrogado sobre eventuales resistencias a los cambios que está impulsando dentro del Vaticano, el Papa aclaró “que no ha visto resistencia”. “Aunque es verdad que todavía no he hecho tantas cosas. Lo que sí he encontrado es ayuda y gente leal. Por ejemplo, a mí me gusta cuando una persona me dice: ‘Yo no estoy de acuerdo’, y esto lo he encontrado. Alguien que te dice eso es un verdadero colaborador, y eso lo he encontrado. Pero esos que te dicen: ‘Ay, qué bonito, qué bonito, qué bonito’, y luego dicen lo contrario en otra parte, todavía no me he dado cuenta. Quizás hay alguno, pero no me he dado cuenta de estas resistencias. En cuatro meses no se pueden encontrar muchas. En cuanto a si hay santos... Hay santos de verdad. Cardenales, sacerdotes, obispos, monjas, laicos... Es gente que reza, que trabaja mucho y que también va, a escondidas, al encuentro de los pobres... Aunque también hay alguno que no es tan santo. Y ésos son los que hacen más ruido. Ya sabemos que hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece. Y me duelen esas cosas.”

El Papa argentino dijo además que desde que asumió como pontífice, en marzo, no se ha encontrado con grandes novedades en el Vaticano, aunque tal vez una buena sorpresa fue “descubrir muchas personas buenas. Pero buenas, buenas”. Un momento bello fue el encuentro con los obispos italianos el 23 de mayo, recordó; y un momento triste fue el viaje a la isla de Lampedusa, donde llegan de Africa cientos de inmigrantes, y es un “símbolo del dolor inocente”. Esta semana, en Brasil, “lo peor ha sido un gran dolor de ciática que no le deseo a nadie”, bromeó.

Buenos Aires y Roma

“En Buenos Aires fui feliz como sacerdote y como obispo. También en Roma soy feliz como Papa”, dijo Francisco sonriendo. Pero descartó una visita más o menos pronto a la Argentina porque dijo: “Ahora soy de todos”. “¿Usted sabe la de veces que he tenido ganas de pasear por las calles de Roma? –agregó el Papa–. Porque a mí me gusta andar por las calles, ¡me gustaba tanto! Y en ese sentido me siento un poco enjaulado. Pero debo decir que los de la Gendarmería vaticana son buenos, son realmente buenos y yo les estoy agradecido. Ahora me dejan hacer algunas cuantas cosas más, pero es su deber garantizar la seguridad. Enjaulado en el sentido de que a mí me gusta andar por la calle, pero entiendo que no es posible. Lo entiendo. Lo dije en ese sentido. Porque, como decimos en Buenos Aires, yo era un cura callejero”, añadió.

La mujer

El pontífice también se refirió al tema de la mujer. “No se puede imaginar una Iglesia sin una mujer activa. Una Iglesia sin mujeres es como el colegio apostólico sin María. El rol de la mujer en la Iglesia no es sólo maternidad y familia, es más importante”, indicó. Pero descartó completamente la posibilidad de la ordenación femenina. “Esa puerta está cerrada”, subrayó. En cambio, aclaró que faltaría hacer una “profundización teológica sobre el rol de la mujer”.

Divorciados vueltos a casar

Y de la comunión para los divorciados vueltos a casar indicó que espera que haya una reflexión sobre este tema en el marco de la Pastoral del Matrimonio, que deberán estudiar los ocho cardenales asesores.

Benedicto XVI

“Yo quiero mucho a Benedicto XVI. Es como tener al abuelo en casa. Pero el abuelo sabio. En una familia, el abuelo que está en casa es venerado, es amado, es escuchado.”

Austeridad

Francisco también respondió sobre la austeridad a la que se somete a sí mismo y quiere para los demás miembros de la Iglesia. “El apartamento pontificio no es tan lujoso, es amplio y grande, pero no lujoso –contó–. Pero yo no puedo vivir solo o con un pequeño grupito. Necesito a la gente, encontrarme con la gente, hablar con la gente. Por eso, cuando los chicos de las escuelas jesuitas me preguntaron que si era por austeridad o por pobreza (N. de la R.: que se fue a vivir a Santa Marta), les dije que no, que es por motivos psiquiátricos, porque psicológicamente no puedo vivir solo. Cada uno debe llevar adelante su vida con su modo de vivir y de ser. Los cardenales que trabajan en la curia no viven como ricos o fastuosos. La austeridad creo que es necesaria para todos los que trabajamos en el servicio de la Iglesia. Hay muchas tonalidades de austeridad, cada uno debe de buscar su camino.”

Brasil y los jóvenes

Francisco elogió al pueblo brasileño, que sabe afrontar todo con alegría. “Es un pueblo amable, que ama la fiesta, que siempre encuentra un hueco en el sufrimiento para hacer el bien”, dijo. Y luego habló de los jóvenes “que tienen más energía para defender sus propias ideas, son esencialmente anticonformistas. Todo esto es muy bello”. Y agregó: “Yo creo que es necesario escuchar a los jóvenes, darles los medios para expresarse y prestar atención para que no sean manipulados, porque existen personas que tienden a explotarlos”, indicó.

Aborto y matrimonio igualitario

“La Iglesia se ha expresado ya perfectamente sobre eso, no era necesario volver sobre estos temas. Tampoco hablé sobre la estafa, la mentira u otras cosas sobre las cuales la Iglesia tiene una doctrina clara. No era necesario hablar de eso sino de las cosas positivas que abren camino a los chicos. Además, los jóvenes saben perfectamente cuál es la postura de la Iglesia.”

La seguridad

Y hasta tuvo algunas palabras simpáticas para su servicio de seguridad, tanto en Brasil –que mostró algunos problemas, especialmente el día de la llegada a Río– como en el Vaticano, reconociendo que él es “indisciplinado”. “Se ha hablado de la seguridad por aquí y por allá. No hubo ningún problema en Río en estos días. Todo era espontáneo. Pude estar con la gente, abrazarlos, saludarlos, sin autos blindados. Había tantos temores sobre la cuestión seguridad... Pero seguridad significa tener confianza en un pueblo. Claro, existe el peligro de que un loco haga algo, pero está también el Señor. La verdadera locura es poner un espacio blindado entre el obispo y el pueblo. Prefiero el riesgo de esa locura. La cercanía nos hace bien a todos”, dijo.

Juan Pablo II y Juan XXIII

Francisco, que anunció que la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII será en torno a la próxima Semana Santa, reconoció que le gustaría tanto poder salir a caminar por las calles de Roma como hacía antes, pero sabe que no puede hacerlo, aunque a veces se siente un poco “enjaulado” en el Vaticano.

El portafolios negro

A muchos llamó la atención el portafolios negro con el que el Papa subió y bajó del avión. “¿De verdad que ha llamado la atención eso? –dijo–. Llevo lo necesario para afeitarme, el breviario, la agenda, un libro para leer... Ahora llevo uno sobre Santa Teresita, de la que soy devoto. Es normal que lleve un maletín cuando viajo. Debemos ser normales. Debemos habituarnos a ser normales. La normalidad de la vida”, dijo.

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