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La violencia en Medio Oriente parece ser como el dólar: no desciende, sólo se agacha para tomar impulso. Luego de tres días de “relativa” calma, ayer, en las afueras de Jerusalén Oriental, dos palestinos abrieron fuego frente a una parada de ómnibus e hirieron a 10 israelíes. Uno de los atacantes escapó y el otro fue dominado por los pasajeros. También ayer, otros militantes palestinos mataron a dos colonos israelíes en Cisjordania, cerca de la ciudad de Belén. En Tulkarem, soldados israelíes mataron a una adolescente de 15 años que habría intentado atacar a un soldado con un cuchillo mientras que en Nablus otra mujer palestina embarazada (la primera había sido herida anteayer) fue herida ayer mientras su esposo y su suegro murieron por el impacto de las balas israelíes en un puesto de control. Además, el líder palestino Yasser Arafat declaró estar a favor de la reanudación de las reuniones de seguridad con las autoridades israelíes. Ayer trascendió que el gobierno israelí dispuso el despliegue de los misiles norteamericanos “Patriot” ante el temor de nuevos ataques, especialmente tras el 11 de setiembre. Estos misiles fueron utilizados por ese país durante la Guerra del Golfo.