El primer ministro, Jens Stoltenberg, reconoció públicamente la victoria de los conservadores y felicitó por el triunfo a Erna Solberg, quien deberá conformar gobierno para el próximo período de cuatro años. Con el total de las mesas escrutadas, la oposición conservadora de derecha Hoyre, de Erna Solberg, ganó las elecciones parlamentarias en Noruega con el 27,3 por ciento del total de los sufragios de los más de 3.641.753 personas habilitadas para votar, con una asistencia del 71 por ciento. Si bien en los resultados generales el gobernante Partido de los Trabajadores (AP) alcanzó la mayoría de los votos con un 30,9 por ciento, sus socios de la “coalición rojiverde”, compuesta por el Partido de la Izquierda Socialista (SV), que obtuvo el 4,1 por ciento, y el Partido de Centro (SP), con un 5,5, estuvieron muy por debajo de las expectativas y lo obtenido en las anteriores elecciones generales del 2009.

De esta manera, Solberg se encontrará obligada a negociar con otras fuerzas, entre las que se encuentra el ultraderechista y xenófobo Partido del Progreso (FrP), que obtuvo el 16,3. Allí militó hasta el año 2000 Anders Behring Breivik, responsable de la masacre de Utoya, donde murieron 77 personas, en el acto terrorista de mayor envergadura en la historia de la Noruega moderna. Menos probable es una alianza con dos partidos de la derecha moderada, el Partido Demócrata Cristiano (KRF), que obtuvo escasos 5,6 por ciento, y el Partido Liberal (Venstre), con el 5,2, que se oponen a una política inmigratoria dura que sería el condicionante de la ultraderecha para conformar gobierno. Los liberales no aceptarían una coalición con el Hoyre si no les conceden a cambio algunos ministerios. De esta manera sería casi un hecho que la ultraderecha sería gobierno por primera vez en Escandinavia.

De un total de 168 electores en el Parlamento (Storting), la derecha obtuvo 96 escaños y el frente gobernante, 72. Los socialdemócratas, el partido más votado desde 1924, perdieron mucho de su popularidad luego de que una comisión parlamentaria determinara deficiencias en la seguridad, en el ataque terrorista de Oslo y Utoya del 22 de julio del 2011. Por su parte, Erna Solberg supo aprovechar el descontento de un importante sector con un programa electoral en el que promete bajar los impuestos, invertir mayor capital en infraestructuras y un plan de privatizaciones que incluyen el área de la salud y la educación. A pesar de ser tildada por ello de populista y demagoga, su mensaje llegó hasta una buena parte del electorado que hoy le abre las puertas del gobierno noruego. Repetición de situaciones similares, pero más moderadas, en Suecia y Dinamarca con consecuencias de exclusión social y fuertes protestas por parte de excluidos e inmigrantes. Habrá que aguardar un tiempo para saber si Solberg puede sortear dichas situaciones, para lo cual deberá consensuar con diferentes sectores de la vida política del país.