Jueves, 3 de octubre de 2013 | Hoy
EL MUNDO › BERLUSCONI SE RINDE, ENRICO LETTA CONSIGUE EL VOTO DE CONFIANZA
Enfrentando la clara posibilidad de que su partido se escindiera y de quedar en minoría, el millonario político se bajó de su anunciado “golpe” contra el gobierno, al que puso en crisis haciendo renunciar a ministros.
Por Elena Llorente
Desde Roma
Silvio Berlusconi se achicó. O, mejor dicho, se pegó tal susto de quedarse con un partidito dividido, sinónimo de debilidad e inestabilidad, y en la oposición, que ayer, al final de varios días de dimes y diretes y al contrario de lo que había prometido momentos antes, decidió dar su apoyo al gobierno del primer ministro Enrico Letta. Curiosamente había sido el Cavaliere el que puso en crisis al gobierno el fin de semana pasado, obligando a renunciar a los ministros del Pueblo de la Libertad (PDL) que integraban el gabinete con los del Partido Democrático (centroizquierda) desde abril. Con una cara tensa, sin bromas ni salidas jocosas como suele hacer, Berlusconi se puso de pie en el Senado y antes del voto anunció que su partido había decidido, no sin pocas dificultades, “dar un voto de confianza” al gobierno. En efecto el Senado votó poco después a favor de la confianza por 235 votos contra 70, eliminando todos los temores que habían surgido en Italia, en Europa y en los mercados financieros, por la eventual caída del gobierno. Hasta las acciones de las empresas de Berlusconi sufrieron en la Bolsa una caída en estos días.
Desde el sábado el partido de centroderecha entró en ebullición. Se desató una batalla interna como jamás antes se había visto. El primero en oponerse a los dictámenes del capo Berlusconi fue el secretario general del PDL y ministro del Interior, Angelino Alfano. Pero a él se unieron algunos de los ministros renunciantes y unos cuantos parlamentarios de las dos Cámaras. La cuenta llegó a 25 (algunos dicen 23) disidentes. Se habla incluso de que fundarán un grupo parlamentario separado del PDL. Y el hecho de que varios de ellos, personajes conocidos en la política italiana –como el súper católico Roberto Formigoni–, hablaran de la formación de ese grupo independiente, puso en duda a unos cuantos dentro del PDL que en un principio pensaban seguir los dictámenes del capo. Todo esto influyó seguramente en la decisión final del Cavaliere y favoreció definitivamente el voto de confianza en el Senado. En la Cámara de Diputados la confianza era descontada –la consiguió ayer por 435 votos favorables y 162 en contra– porque el Partido Democrático de Letta tiene la mayoría absoluta.
En el Senado, Letta había sido dramático al describir la situación italiana, pero sobre todo al presentar la hipótesis de lo que podía suceder si no obtenía la confianza. Toda Europa, el mundo entero volverá a pensar “Italia no aprende más”, dijo. Pero los italianos ya no soportan las luchas campales entre los partidos, “se les acabó la paciencia, no creen más”, añadió. Y más adelante dijo que un gobierno débil o nuevas elecciones, sin haber cambiado la ley electoral, conducirían a demorar las medidas que los jóvenes, que los desocupados, que las empresas están esperando del gobierno. Letta habló de un mundo político italiano “muy peleador pero inmóvil”, de una sociedad acosada por los cañonazos de uno y otro bando político. “¡Concentrémonos en las medidas que es necesario tomar. Coraje y confianza, eso es lo que se requiere”, concluyó. Y por la tarde en Diputados dijo que a partir del momento en que consiguiera la confianza en las dos Cámaras, esperaba que “cambiaran verdaderamente las cosas”, sobre todo el ritmo de las reformas “porque no tenemos más tiempo a disposición”. El primer ministro recordó que en dos años la ciudad de Milán será sede de la Expo 2015, una oportunidad única para mostrar las cualidades industriales, artesanales y agropecuarias de Italia, para la que hay que prepararse.
El pretexto que usó Berlusconi para obligar a sus ministros a renunciar el sábado fue que el Ejecutivo había decidido aumentar el IVA y ellos, según él, no querían ser cómplices de un “gobierno de los impuestos”. Pero en realidad el senador Berlusconi había soñado con que la caída de Letta y sus ministros provocara la disolución del Parlamento y el llamado a elecciones. Y así su caso, es decir su retiro del Senado por la condena a cuatro años (reducida a uno por amnistías precedentes) por fraude fiscal impuesta por la Corte Suprema en agosto, no habría podido ser discutido ni votado por la Cámara alta y tal vez hubiera podido seguir sin someterse al año de arresto domiciliario o servicios sociales que se le impuso.
En estos últimos días los grupos y dirigentes del PDL se reunieron a toda hora, con y sin Berlusconi, y los disidentes estaban completamente decididos a seguir adelante, aun contra su líder. Estas diferencias tan marcadas, llevadas adelante por el que fuera el protegido de Berlusconi todos estos años, Alfano, nunca se habían visto en un partido que siempre ha aceptado a pie juntillas los dictámenes del líder. Berlusconi insistió en el NO al voto de confianza incluso poco antes de que comenzara la sesión en el Senado. Alfano lo había visitado muy temprano el miércoles por la mañana en su casa de Roma, tal vez para reiterarle que él y los disidentes votarían a favor. Cuando habló en el Senado se lo vio muy contrariado, como quien por primera vez es consciente de que ha perdido el poder en el partido y debe hacer lo que mandan otros. Y, para colmo, cuando salió del Senado, muy cerca de la Plaza Navona, una pequeña multitud lo silbó de lo lindo.
Berlusconi perdió “aun cuando haya votado a favor de Letta, perdió ante la opinión pública”, recordó el secretario del PD, Gugliemo Epifani.
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