El ministro venezolano del Interior, Miguel Rodríguez, auguró ayer que el sector opositor, que levantó vallas para manifestarse en las calles, en protestas iniciadas hace casi dos meses contra el gobierno de Nicolás Maduro, iniciará una escalada violenta en el país. “Es muy probable que venga una nueva fase de violencia selectiva y de actos terroristas que traten de generar la movilización masiva de la sociedad que no lograron por la vía de las barricadas, y también, entonces, los vamos a derrotar”, dijo en una entrevista. Una comisión de cancilleres de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) arribará a Venezuela hoy para acompañar un posible diálogo entre Maduro y la oposición. Sobre esta nueva visita, la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) dijo que esa intervención será útil para bajar la crispación política, siempre que el gobierno se comprometa seriamente al diálogo.

Rodríguez, ministro y antiguo jefe de los organismos de inteligencia militar venezolanos, sostuvo al canal privado Televen que en vísperas de que el 12 de abril se cumplan dos meses del inicio de las protestas, ahora “(la oposición) va a tratar de construir una nueva fase”. Las distintas fases del llamado “golpe suave”, según el funcionario, suman “198 pasos a seguir para derrocar a un gobierno” y todos ellos se explican en diferentes manuales subversivos que recomendó leer. En las primeras fases –agregó– se buscan acciones que rompan el afecto y el respeto hacia el gobierno para intentar generar grandes protestas masivas capaces de derrocarlo, “cosa que aquí no han podido lograr”, señaló. Rodríguez mostró una serie de fotografías sobre represión policial, principalmente, captadas en Brasil, Chile, España y Bulgaria, y que fueron presentadas como si hubieran ocurrido en Venezuela, en lo que consideró “un caso de extrema manipulación” para “poder hablar del dictador Maduro”.

Con base en experiencias de otros países y acciones emprendidas por la oposición venezolana entre 2002 y 2004 contra el entonces presidente Hugo Chávez, el ministro insistió en que se registrarán “acciones terroristas” similares contra Maduro. Tras el golpe de Estado que derrocó al mentor y antecesor de Maduro durante dos días en 2002, se registraron huelgas, incluido un paro petrolero, en el que se produjeron sabotajes y atentados con explosivos, recordó el ministro. “Algunos de ellos frustraron los intentos de diálogo ensayados en la época”, dijo. “Lo que está ocurriendo ahorita –completó– obedece a un plan macabro que busca conducir al país a un desorden de tal magnitud que obligue a una intervención extranjera e instalar aquí un gobierno títere”, sostuvo.

En tanto, la MUD emitió una declaración en la que caracterizó al gobierno de Maduro como “tenazmente agresivo en las palabras y en los modos” y consideró que “su objetivo abierto de imponer una hegemonía ideológica contraria a la Constitución” es, sin embargo, “de piel sensibilísima”. “Como varios gobiernos amigos han podido comprobar, es intolerante a la menor diferencia y, desde luego, a la crítica. No entiende que diálogo no es ni puede ser rendición”, expresaron desde la coalición opositora. La MUD, que rechazó el llamado al diálogo de Maduro por considerarlo fingido y que necesita una agenda acordada, dijo que ha estado abierta a toda gestión internacional de buena voluntad hacia los venezolanos. “Desde enero de 2013 hemos proclamado la necesidad de un diálogo nacional permanente y, desde febrero de este año, venimos sosteniendo públicamente que estamos por un diálogo respetuoso, a la vista de todo el país, con una agenda acordada y con la presencia de un tercero de buena fe, nacional o internacional, que garantice, facilite y, en caso de ser necesario, medie para que este diálogo sea fructífero”, agregó. Además, el texto señaló que la MUD planteó una agenda cuyo marco es la plena vigencia de la Constitución, severamente deteriorada en la actualidad.

Ayer comenzaron a llegar a Caracas los siete cancilleres que “seguirán apoyando que se dé definitivamente un diálogo entre la oposición venezolana, el presidente y nuestro gobierno”, anticipó el canciller Elías Jau. “Nuestro objetivo es lograr un diálogo sincero entre los venezolanos para que ellos resuelvan los temas que tengan que resolver”, dijo la semana pasada el canciller de Argentina, Héctor Timerman, tras una reunión con su par de Chile, Heraldo Muñoz. Incluso el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, cuya mediación fue rechazada por Maduro, afirmó que la misión es una nueva oportunidad para que ambos bandos admitan la necesidad de un entendimiento.

En su primera visita el 25 y 26 de marzo, la comisión se reunió con diversos sectores de la sociedad venezolana, incluida la coalición opositora y dirigentes estudiantiles, que lideran las protestas, con un saldo de 39 muertos y 608 heridos. Maduro acudió a la Unasur para allanar el camino al diálogo tras semanas de fallidos intentos para convocar a la MUD a una “conferencia nacional por la paz” que instauró a raíz de las manifestaciones. Gracias a la visita de cancilleres en marzo, el mandatario y la oposición tuvieron su primera coincidencia al aceptar que un testigo facilitara el diálogo con el secretario de Estado del Vaticano y ex nuncio en Venezuela, Pietro Parolin, como uno de los candidatos.