Lunes, 25 de mayo de 2015 | Hoy
EL MUNDO › LA EMBAJADA ARGENTINA EN PARíS LANZó LA CAMPAñA “POR EL DERECHO A LA IDENTIDAD”
Francia, y particularmente París, fue el destino privilegiado de muchos represores que trabajaron en la ESMA. La meta de la campaña es buscar a hijos o hijas de desaparecidos argentinos, del mismo modo que se hizo en Italia.
Por Eduardo Febbro
Página/12 En Francia
Desde París
Puede que sean otro ser humano que el que son y no lo sepan. Puede que hayan llegado aquí, a Francia, encubiertos por quienes los arrancaron del vientre de sus madres en la ESMA u otros centros de tortura en los tiempos en que la geografía argentina era una barbarie oprobiosa bajo la bota militar y sus secuaces. Es posible, aun, que esos bebés robados en la Argentina hayan sido traídos a Francia y crecido en este país sin que conozcan todavía la realidad de sus orígenes. Buscarlos y, si hay y lo desean, reintegrarlos a su identidad, al espacio de sus orígenes, es la meta de la campaña que la embajada argentina en París acaba de lanzar en Francia. No hay ninguna información precisa sino un presentimiento de que, como ocurrió en otros lados, Chile, México, Brasil u Holanda, esos bebés robados en el país también estén en Francia. La embajadora argentina, María del Carmen Squeff, cuenta que “es una intuición desde que llegué a Francia”. La intuición tiene fundamentos y referentes. En 2013, la embajada argentina en Italia activó una iniciativa similar para recuperar los cerca de 400 nietos que las abuelas de la Plaza de Mayo rastrean por todo el mundo. No obstante, en el caso de Francia, la corazonada está sustentada por unas cuantas líneas históricas para que se vuelva cierta.
Esta campaña “por el derecho a la identidad” fue estructurada por la embajadora María del Carmen Squeff y está gestionada por el Servicio de Derechos Humanos de la representación diplomática, a cargo de Javier Santander. Ambos trabajan con un equipo de gente joven, muy motivada y sensible ante la nobleza de esta búsqueda. Cuenta con la experiencia de las Abuelas de la Plaza de Mayo y el respaldo de Hijos París y el Colectivo Argentino por la Memoria. Apenas lanzada, la iniciativa suscitó el interés de los medios, que le dieron una amplia y rápida difusión. Es lícito reconocer que la pista francesa puede resultar un acierto. Francia, y particularmente París, fue el destino privilegiado de muchos represores que trabajaron en la ESMA.
Además, esa doble línea de “referentes y fundamentos” sigue una trayectoria que también incluye a quienes lograron pasar por debajo del radar de la Justicia y que, pese a los horrores cometidos, rehicieron sus vidas en otros países del mundo bajo el falso manto del olvido o la impunidad. Entonces, el interrogante que se abre es éste: si ellos pudieron, ¿por qué no los demás, o sea, aquellos que robaron bebés? Se puede citar un caso ejemplar que involucra a un represor argentino que se sirvió de Francia para que se lo tragara el olvido. Se trata de Mario Sandoval, alias Churrasco. Egresado de la Escuela de Policía Ramón Falcón, ex miembro de la funesta Coordinación Federal, donde trabajó con picaneros y represores como Evaristo Basteiro en el centro clandestino instalado en esa unidad, este agente de la dictadura tuvo una carrera de doble identidad hasta que el destino, o su propia imprudencia, lo dejó al descubierto. Mario Sandoval ocupó la función de “subinspector en la Comisión de Asuntos Políticos”. Su historia es un tratado de oportunismo. Bajo el legajo N 1076/1163 de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (Conadep) Churrasco aparece vinculado en el secuestro de un estudiante de Arquitectura en el barrio de Belgrano. Eso no le impidió dar vueltas por el mundo, obtener la nacionalidad francesa, dar clases en las universidades de Francia y jactarse de haber sido miembro del Consejo de Defensa del ex presidente francés Nicolas Sarkozy y hasta “delegado” de la Unión Europea. A Sandoval lo perdió la impunidad. En 2007-2008, cuando Página/12 reveló su identidad y su trayectoria y varios medios franceses publicaron el prontuario, Sandoval les hizo juicio a esos medios. Siempre alegó que no se trataba de él. En 2012, el juez Sergio Torres solicitó su captura y su extradición a Francia por delitos de lesa humanidad. El proceso sigue su curso, pero esta referencia viene a probar el sentimiento de la embajadora María del Carmen Squeff: si él pudo pasar desapercibido, los demás también. “El caso Sandoval es emblemático –cuenta la diplomática argentina–. Si él se hizo francés y hasta dio clases en la universidad, por qué no otros, por qué no habrán podido ser también los apropiadores, o la gente del Centro Piloto que operaba en París con cierta connivencia y protección.” El análisis es pertinente. El Centro Piloto fue la plataforma exterior que los represores de la dictadura montaron en París para hacer “inteligencia” entre la comunidad argentina y limpiar la imagen del país para contrarrestar las denuncias sobre las violaciones masivas a los derechos humanos. Los asesinos de las dos monjas francesas, Alice Domon y Léonie Duquet, entre ellos el mismo capitán Astiz y Enrique “Cobra” Yon, fueron destinados a ese Centro Piloto. La realidad de esta red es aún más delirante.
Como lo prueban los documentos desclasificados por las autoridades argentinas en 2014, la plana mayor del patoterismo de la ESMA cumplió funciones en la Cancillería, tanto en el Centro Piloto de París como en otras sedes diplomáticas, con puestos como agregados navales y otros regalos. Estos condecorados del terrorismo de Estado en el exterior tenían un objetivo claro: “La misión impuesta se podrá llevar a cabo con la colaboración, dedicación y eficiencia que pongan las representaciones destinadas en el exterior, sobre quienes recae el mayor peso del esfuerzo” –nota de la cancillería revelada el año pasado–. El mismo interrogante mueve la acción de la embajadora argentina en Francia y del Servicio de Derechos humanos de la embajada: “Quién dice que esta gente, una vez que vino la democracia, no se protegió después en Francia con bebés robados. Francia fue un país que recibió a muchas personas que estaban perseguidas durante la dictadura. Pudieron haber hecho lo mismo una vez que el régimen cayó y contar además con ciertos protectores”. La red de la ESMA bien pudo sacar bebés de la Argentina y traerlos a Francia, donde estaba la estructura represora más acabada y encarnada en el Centro Piloto de París. “Tu origen es tu identidad”, dice la página Facebook especialmente diseñada para responder a las preguntas de quienes tengan dudas sobre quiénes son realmente (https://www.facebook.com/pages/CampagnepourleDroit %C3%A0lIdentit%C3%A9/406451032892713). Se trata de hecho de responder de manera institucional a un interrogante que no puede dejar de trastornar las semillas de cualquier vida humana. ¿Quién soy, de dónde vengo realmente? ¿Cómo fue la historia que me precede y qué hizo que yo esté aquí? El Estado argentino propone sus brazos para acoger a quienes, tal vez, se hagan esta pregunta ante la zona brumosa del espejo de sus vidas. Pocas causas son tan íntegras, necesarias, con tantos símbolos en juego y tantas propuestas de una reconciliación sana con los orígenes, la identidad y la verdad de la memoria que muchas veces se nos escapa. Puede que haya alguien que se interrogue. Hoy existe un Estado responsable, que asume toda la historia y que, junto a las ONG que llevan décadas desentramando identidades, está dispuesto a responderle.
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