Lunes, 6 de julio de 2015 | Hoy
EL MUNDO › “LA DEMOCRACIA NO PUEDE SER CHANTAJEADA”, DIJO EL PRIMER MINISTRO ALEXIS TSIPRAS
Miles de ciudadanos se congregaron anoche en la plaza Syntagma para celebrar el 61,3 por ciento de los votos que dijeron no a la austeridad. Tsipras hizo hincapié en que este veredicto no representa una ruptura con Europa.
Por Gabriel Díaz
Desde Atenas
En la plaza Syntagma de Atenas ondearon las banderas griegas, los tambores sonaron con fuerza y se escuchó una consigna: este no será el primero de muchos noes. Miles de ciudadanos se congregaron anoche en este emblemático lugar frente al Parlamento griego para celebrar el 61,3 por ciento de los votos que dijeron No al último plan de ajuste exigido a Grecia por la llamada troika, compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (un 38,7 por ciento dijo Sí). Tras el referéndum, esta semana será clave para el gobierno liderado por el primer ministro Alexis Tsipras, quien buscará alcanzar un acuerdo con el Eurogrupo. Luego de conocerse el resultado, el premier dijo que la consulta popular “no tiene vencedores ni vencidos”, sino que “es una victoria en sí misma, que ha probado que la democracia no puede ser chantajeada”. Tsipras volvió a hacer hincapié en que este veredicto no representa una ruptura con Europa: “Soy plenamente consciente de que el mandato que me entregaron no es de ruptura con Europa, sino un mandato para fortalecer nuestra posición de negociación para buscar una solución viable”. En la plaza Syntagma se vivió una inolvidable fiesta de la democracia, con una masiva presencia de jóvenes y familias que no cesaron de abrazarse cuando se conocieron los primeros datos. Y ese fue el tenor de una jornada que generó todo tipo de sentimientos, menos indiferencia.
Alex, de 32 años, atiende al público en un cibercafé situado en el corazón de Atenas, a pocos metros del Parlamento. Ayer votó por el No al acuerdo planteado por la denominada troika, redoblando la confianza que depositó en Tsipras en las elecciones de enero pasado. “En los últimos cinco años las cosas han ido de mal en peor. Perdí mi trabajo, dejé mi casa y volví a vivir con mis padres. Por eso voté a Tsipras”. Algunas horas antes del cierre de las urnas, no se atrevía a aventurar ningún resultado. “Los medios de comunicación privados tienen mucho peso, no quieren a este gobierno y por eso manipulan la información a favor del Sí.” Giró la pantalla de la computadora y abrió su Facebook donde tenía un pequeño muestrario de noticias manipuladas, imágenes trucadas y titulares escandalosos. “Intentan generar pánico y miedo, cuando en realidad a los que hay temer es a ellos y a los países más poderosos de Europa”, añadió.
En plena plaza Syntagma, el kilómetro cero de Atenas, Theo se paseaba con su bandera comunista a los pies de un balcón abarrotado por periodistas extranjeros. Tiene 26 años y milita por el doble No, que acabará transformándose en un voto nulo. No a las negociaciones con Europa por parte del gobierno y no a los planes de ajuste europeos. “Trabajo en una fábrica de papel que está a punto de cerrar. Este gobierno hace lo que puede, pero está dentro de un sistema que no me gusta, ajeno a los intereses de la gente. No quiero esta Europa, por eso voto dos veces no”, dijo. “Patético”, se escuchó por ahí cerca. Kostas, fotógrafo griego, criticó la posición de los marxistas cuando Theo se alejaba. “Siempre hacen lo mismo. Votan nulo y no vamos hacia ninguna parte. Yo apoyo a Tsipras porque creo que es un político honesto, no está salpicado por la corrupción. Los gobernantes anteriores siempre tenían que devolver favores a Europa y por eso terminamos hundidos. Tsipras no les debe nada”, aseguró este reportero gráfico de 30 años.
En la otra punta de la ciudad, Circe defendió las negociaciones y las medidas de austeridad exigidas por la troika. “Si uno tiene una deuda la tiene que pagar, aceptando las condiciones. Hemos perdido el tiempo. Tanto si gana el Sí como si gana el No tendremos que negociar. O sea, hemos perdido el tiempo desde que este partido llegó al poder”, insistió mientras se abanicaba con un folleto del Sí. Circe hizo campaña en su barrio, Kifisia, uno de los más caros y alejados del centro.
En Kallithea, un barrio golpeado por el desempleo, Mikel esperaba el colectivo. Este año cumplió 18, es griego y habla español con un marcado acento caribeño, heredado de su madre, una dominicana que llegó a Grecia hace casi dos décadas. “Mi madre limpia en un hotel, pero este mes ya no le pagaron. Yo me quiero ir. No sé a dónde pero me quiero ir. Tsipras tiene buenas intenciones, el problema es que le llevará mucho tiempo hacer cosas. Creo que hay que decir no. Yo no voto pero sé que el voto en blanco va para el ganador. Y va a ganar el No”, vaticinaba este griego dominicano. Algo parecido le ocurrió a Ileana, que con 18 años no tuvo ganas de ir a votar. Vive con sus abuelos, dejó de estudiar y ahora busca trabajo. “No creo que sirva para cambiar algo”, dijo. Agregó que sus abuelos no llegan a sacar los 60 euros diarios permitidos por el corralito bancario temporal, vigente desde la semana pasada, que pretende evitar la retirada masiva de depósitos. “Simplemente porque ganan 400 euros al mes. Todo se va en el alquiler y la comida. Vivimos con lo justo.”
En Chalandri, a 12 kilómetros de Syntagma, Renata dio su voto al No. Explicó que hace pocos días la empresa de marketing para la que trabajaba hizo un recorte de personal y la despidió. Ahora forma parte del 50 por ciento de los jóvenes que no tiene empleo y que debe recurrir a la familia para sobrevivir. “La verdad es que voy a votar No, pero no muy convencida. Estoy segura de que no quiero que vuelvan los del Sí, los que apoyan al Sí. A esa historia ya la conocemos: seguiremos pagándole a Europa mientras acá sube el desempleo”, remarcó la joven de 32 años.
Luego de votar, Dimitri acomodaba las mesas del bar que abrió hace 15 días con seis amigos en Petralona, un barrio que define como de clase media trabajadora. “No tenemos jefe, somos una cooperativa”, comentó, al tiempo que enarcaba las cejas y se reía. Reconoció que es un emprendimiento osado para los tiempos que corren. “La troika ha destruido la economía de este país en los últimos cinco años. Espero que gane el No. Mi voto es para el No. Si gana, para mí habrá un poco de esperanza.” Ahora es el turno del primer ministro Tsipras, quien ya mostró su voluntad de reabrir las negociaciones apenas se conoció este contundente respaldo de la ciudadanía.
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