Lunes, 6 de julio de 2015 | Hoy
EL PAíS › EN CóRDOBA, GANó LA OFICIALISTA UNIóN POR CóRDOBA, EL PRO-RADICALES Y JUECISTAS FUERON SEGUNDOS Y EL FPV TERCERO
La llamada triple alianza no pudo ganarle a la fuerza de José Manuel de la Sota y salió cinco puntos atrás. El kirchnerismo hizo una buena elección, pero no le alcanzó para terciar en la disputa por la gobernación.
Por Marta Platía
Desde Córdoba
El conteo oficial iba a paso de tortuga: al borde de la medianoche sólo estaban escrutadas el 60 por ciento de las mesas en toda la provincia: un 38,1 por ciento para Juan Schiaretti, un 34 para la Triple Alianza UCR-PRO y FC y un 18,1 para el FpV.
Enojado, Luis Juez dijo que “el escrutinio va a ir lentísimo, porque De la Sota quiere salir a mostrarse victorioso y como el futuro presidente ante las cámaras de la televisión nacional. Es una vergüenza que a esta hora, en la CABA ya tengan todo listo (apenas pasaba de las nueve y media de la noche), y nosotros tenemos sólo un seis por ciento de las mesas escrutadas”. El jefe de campaña de la Alianza argumentó: “Vos querés mostrar que ganaste por 14 o 15 puntos y nos hacemos todos los boludos. Al final van a ganar por 4 o 5 puntos. Pero tienen el poder y se aprovechan del manoseo. Estiran las cosas hasta último momento”, se quejó ante el periodista Mario Pensavalle.
Al cierre de esta edición, Juan Schiaretti le había ganado por 5 puntos de diferencia a la Triple Alianza que lidera Oscar Aguad. El tercer puesto, en tanto, quedó para el FpV-Córdoba Podemos de Eduardo Accastello, con un 19 por ciento.
El Gringo será ungido el próximo 10 de diciembre como el noveno gobernador de Córdoba desde el retorno de la democracia y éste será su segundo mandato provincial, ya que gobernó entre 2007 y diciembre de 2011. Así las cosas, Unión por Córdoba completará veinte años seguidos –e ininterrumpidos– en el poder. Su jefe político, José Manuel de la Sota, asumió en 1999 luego de cuatro períodos radicales: tres mandatos de Eduardo Angeloz (al último no logró terminarlo, en 1995 debió adelantar la entrega del poder en medio de un desastre económico-financiero) y uno a cargo de Ramón Mestre.
Al filo de las once de la noche, el bunker de UPC estalló en aplausos. Juan Schiaretti saludó con los brazos a lo Perón, todavía enfundado en su “campera roja de la suerte”, con la que siempre va a votar: “Nuestro triunfo jamás, jamás nos hará caer en la tentación de la arbitrariedad, el autoritarismo y la soberbia”, remarcó, y agradeció a “mi amigo de casi toda la vida, José Manuel de la Sota, estar aquí, triunfante esta noche”. También agradeció por sus llamadas “de felicitación a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, al gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, y al jefe de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri”.
En el palco lo acompañaron su vice Martín Llaryora; el gobernador cordobés y su aliado de la UNA Sergio Massa. Ahí estaban el economista Roberto Lavagna y Claudia Rucci, entre otros.
Encendido, el ganador hizo una arenga en la que no se despegó demasiado de lo que fueron sus dichos de campaña: “Vamos por el combate a los narcotraficantes, vamos a respetar la libertad de prensa y la libertad judicial. No nombraremos jueces ni somos partidarios de la chequera”, enumeró. Sólo en un tramo se diferenció de su jefe político, cuando recordó “al pueblo masacrado por la dictadura genocida y hoy quiero rendir mi homenaje a los compañeros desaparecidos”, y afirmó que “Córdoba no es una isla. Es una parte indivisible del Mercosur y de la gran Nación Latinoamericana”. Conceptos que no figuran en los discursos de De la Sota.
Cuando le cedió la palabra a su jefe político, el Gallego, rápido para el micrófono, desplegó su verba y aprovechó para autoproclamarse ganador a nivel nacional. “Esta victoria de hoy, el día de mañana también será la victoria de la Argentina”, dijo, y a renglón seguido señaló como “a los dos grandes perdedores a Scioli (que apoyó a Accastello) y a Macri (que sumó a Aguad). “Nuestra Córdoba sufrió la discriminación del gobierno kirchnerista, y ahora viene la seducción engañosa de la derecha de la política del ajuste” arremetió, promoviéndose como “la nueva alternativa” a la política argentina, en contraposición a la “polarización trucha que están planteando”. Su talón de Aquiles al descubierto: quedar fuera de la contienda entre Scioli y Macri, es lo que más lastima su ego. Mientras, y a un costado, Massa lo observaba serio. Allí estaba su “aliado” marcándole la cancha.
En segundo puesto con 34 por ciento de los votos, y a sólo cuatro puntos de distancia, quedó la Triple Alianza integrada por la UCR, el PRO y lo que queda del Frente Cívico de Luis Juez.
Oscar Aguad y su coequiper Héctor “La Coneja” Baldassi recuperaron la sonrisa. No era para menos. Les fue mucho mejor de lo que esperaban, ya que en la última elección a gobernador, en 2011, la UCR había sacado 22,91 por ciento: fue el tercer puesto después de De la Sota (42,60 por ciento) y Luis Juez (29,58).
Por su parte, la dupla Eduardo Accastello y Cacho Buenaventura estuvo a 13 puntos del segundo y a 20 del primero. Un piso bajo, teniendo en cuenta que aspiraban empardarle la cifra a la Triple Alianza. Lo que sí parecía logrado, era superar el 15,26 por ciento de la última elección legislativa de 2013, cuando el kirchnerismo alcanzó ese techo con la ex rectora Carolina Scotto. Con esta cifra el kirchnerismo tendrá por primera vez un bloque de diez legisladores provinciales.
Los kirchneristas sufrieron el impacto de las seis de la tarde cuando, a través de los Servicios de Radio y Televisión de la U.N.C, se dio a conocer la tradicional –y prestigiosa– boca de urna de la Universidad Nacional de Córdoba que desde el retorno de la Democracia nunca ha fallado. Las caras largas se multiplicaron en el bunker céntrico en el que se habían reunido los candidatos para esperar los resultados. Unos y otros coincidían en que “hay mucho trabajo por hacer todavía para posicionar una fuerza progresista en una provincia que, desde siempre, ha sido políticamente conservadora”.
El boca de urna de la UNC arrojó que Unión por Córdoba sacó un 38 por ciento; en tanto que los de la Triple Alianza-Juntos por Córdoba de Aguad un 33 por ciento. En el tercer puesto quedó Eduardo Accastello con el 21 por ciento “de la intención de sufragio”. Esa misma encuesta dio que en la capital cordobesa Aguad contó con el 39 por ciento de los votos, en tanto que Schiaretti logró 28 por ciento y Accastello Buenaventura un 21 por ciento. Mientras, desde la Justicia Electoral, los técnicos de la empresa que está haciendo el conteo oficial, Smartmatic, informó que “el pico de la carga estará recién entre las once de la noche y las dos de la madrugada, en tanto que la carga completa estará a las nueve de la mañana del lunes”.
El que estaba “nostálgico”, y no tuvo reparos en admitirlo, fue el jefe de campaña de la Triple Alianza, Luis Juez: “Sabés cuánto soñé con ser gobernador de Córdoba –le dijo al cronista que lo entrevistó–. Y este domingo yo quería que Canal 10 me hiciera un reportaje en la noche como gobernador de Córdoba”. Por la mañana, y con el desparpajo que lo caracteriza, había dado su opinión de la campaña: “Una mierda”, evaluó. En diálogo con Radio Universidad, el periodista César Barraco ironizó: “Usted le dijo a Radio Nacional que la campaña fue una mierda. ¿En qué sentido lo dijo?” Juez rió y reforzó: “Porque fue horrible, horrible... No hubo nada. No hubo debate ni discusión ni nada. Fue una campaña fría, de pecho frío”.
Aun así, a él le alcanzó para mantener su banca como senador nacional por otro mandato. Tal vez la única meta que le quedaba, ya que resignó su preciado “sueño” de ser gobernador provincial en favor de su otrora archirrival Oscar Aguad; pactó con Ernesto Sanz, y se rindió a los pies de Mauricio Macri, quien decidió quién subía y quién bajaba.
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