La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, sumó ayer un apoyo clave, a partir de que el titular de la Cámara alta, Renan Calheiros, descartara dar curso a un pedido de juicio político. De este modo, el jefe del Senado rechazó la principal bandera defendida por la oposición y propuso una agenda de reformas económicas presentadas como Agenda Brasil para enfrentar la crisis económica que atraviesa el gobierno.

Calheiros rechazó acelerar el análisis de las cuentas del gobierno en 2014 impulsado por el líder de Diputados, Eduardo Cunha, considerado el opositor más convencido de promover el impeachment, o juicio político, contra la mandataria. “Discutir el impeachment todos los días no resuelve la crisis económica. Nos parece indispensable separar las crisis. Estamos atacando los problemas nacionales, que continuarán existiendo después del gobierno de Dilma”, opinó. Renan recordó que fue crítico al ajuste fiscal propuesto por el gobierno porque considera que no puede ser un fin en sí mismo. “Queremos dar previsibilidad y seguridad a todos los actores económicos, y por eso presentamos todas estas propuestas. Queremos ser vistos como colaboradores y no como saboteadores de la Nación”, puntualizó Calheiros, tras afirmar que se trata de una agenda abierta a sugerencias por parte de los sectores que se verán alcanzados por ella.

Si el Senado no revisa el balance de la gestión de Rousseff se impedirá, al menos por ahora, que haya argumentos para eventuales pedidos de impeachment. En tanto, Dilma celebró las medidas propuestas por Calheiros. “Muchas de las propuestas del presidente Renan coinciden plenamente con las nuestras. Son propuesta muy bienvenidas. Yo quería decir que, para nosotros, es la mejor relación posible entre el Ejecutivo y el Legislativo”, opinó. “Agenda Brasil es positiva para el país. Muestra por parte del Senado su disposición para contribuir a que Brasil salga de sus dificultades lo más rápido posible”, agregó.

De esta forma, el líder del Senado adoptó una posición más conciliadora que Cunha, que había cuestionado ayer el encuentro que mantuvieron senadores y el gobierno en el Palacio da Alvorada, residencia presidencial, y advirtió que del Congreso no sólo participa la Cámara de Diputados, sino también la de Senadores. “El Congreso está compuesto por las dos Cámaras, y no por una sola”, ironizó Calheiros.

El lunes por la noche, Rousseff cenó con un grupo de senadores a los que solicitó colaborar con la gobernabilidad del país, jaqueado por la crisis económica en la que hay sectores que apuestan por la desestabilización. La mandataria les propuso a los senadores aprobar las iniciativas enviadas para viabilizar el plan de ajuste que considera indispensable para reencauzar la economía. Acompañada por el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, instó a los parlamentarios a que la Cámara alta actúe como un “poder moderador” frente al clima de conmoción política y recesión económica. Tras la reunión, Calheiros explicó que Agenda Brasil prevé un total de 27 medidas legislativas divididas en tres grandes objetivos: mejoramiento del ambiente de negocios, equilibrio fiscal y protección social.

La presidenta volvió a reconocer ayer el período de dificultades económicas que atraviesa su país, pero aseguró que resistirá al señalar que gobernará “respetando la democracia”. En los últimos días, Dilma destacó el carácter legítimo y democrático de las últimas elecciones ejecutivas y la importancia de la iniciativa privada para promover las inversiones en infraestructura. “Sabemos que todavía este es un momento difícil, con obstáculos difíciles, y cuando ellos deben ser enfrentados, la mejor respuesta es gobernar siendo fieles a la democracia y honrando la relación entre el sector público y privado”, dijo. “Eso es esencial también para que nuestro país continúe siendo un país de clase media. Porque tuvimos esa capacidad de transformarnos en un país de clase media en menos de una década.”