EL MUNDO › EL FUTURO DE CATALUñA SE DEFINE TRAS LOS COMICIOS DEL DOMINGO

Ganó el independentismo pero no Mas

El triunfo soberanista refuerza la hoja de ruta hacia una posible separación de España, pese a que el bloque no alcanzara el 50 por ciento de los votos. Lo que aún está por verse es si Artur Mas seguirá al mando del gobierno.

 Por Flor Ragucci

Desde Barcelona

La mayoría absoluta obtenida este domingo por las formaciones independentistas en las elecciones autonómicas de Cataluña dio luz verde al inicio de un camino con dirección hacia la salida de España. El bloque soberanista compuesto por Junts pel sí –la coalición de Esquerra Republicana (ERC) y Convergència Democrática (CDC)– y Candidatures d’Unitat Popular (CUP) logró 72 escaños en el nuevo Parlamento catalán, un número que le otorga legitimidad suficiente como para seguir adelante con su hoja de ruta, pese a que, en votos, no pudieron sobrepasar el 50 por ciento necesario para dotar a estas elecciones de carácter plebiscitario.

El día siguiente de unos comicios históricos tanto por su trascendencia en cuanto al futuro de Cataluña como por su participación record –votó el 80 por ciento de la ciudadanía– amaneció saturado de declaraciones, análisis, propuestas y contrapropuestas. No solo están ahora sobre la mesa todas las cartas para jugar abiertamente la partida soberanista/unionista, sino que también tendrá que definirse aún quién investirá como nuevo gobernador de Cataluña. El resultado del 27-S es un triunfo del independentismo, pero no de Artur Mas, el actual presidente de la Generalität, que con su lista –Junts pel Sí– no llega a los votos necesarios para repetir mandato.

El líder conservador solo podría seguir en el poder si la otra formación independentista –la anticapitalista CUP– le diera su apoyo, cosa que, si ya lleva meses repitiendo incansablemente, este lunes confirmó que no haría. “No investiremos a Mas, lo hemos explicado y lo hemos razonado”, aseguraron Antonio Baños y Anna Gabriel, números uno y dos de la candidatura, en rueda de prensa. “Nosotras no vamos a negociar sobre recortadores ni sobre corruptos, así que si CDC encuentra a alguien que no sea así, que lo propongan”, subrayaron.

Antonio Baños reconoció también que el independentismo perdió el plebiscito al no haber superado el 50 por ciento de los votos. La CUP, que había reclamado una declaración de independencia al día siguiente del 27-S si se ganaba, descartó esa posibilidad. Pese a eso, para el número uno de la CUP, el domingo la opción partidaria de la secesión ganó las elecciones constituyentes, lo que permite seguir con el proceso soberanista adelante. “Es una victoria incontestable de la ruptura del statu quo –afirmó Baños–. Tenemos el mandato democrático que nos permite tirar hacia la República catalana.”

Artur Mas no tardó ni media hora en responder a la negativa de la CUP con un mensaje directo: “Tenemos la responsabilidad compartida de ir en una dirección y tenemos la mayoría para hacerlo. No vamos a frustrar el mandato democrático, ¿verdad? El primer responsable es Junts pel Sí, pero la CUP también”, pronunció Mas en rueda de prensa ayer por la mañana. El actual presidente también quiso dejar claro que lo “trascendental” no es su continuidad, sino que los 72 diputados independentistas –los de Junts pel Sí y la CUP– puedan “sacar adelante” la hoja de ruta hacia la separación de España. “Nuestra finalidad es acabar constituyendo un nuevo Estado”, recordó.

Desde el gobierno central, Mariano Rajoy también compareció ayer por la mañana para pedir “tranquilidad” tras el resultado de las últimas elecciones catalanas e instar a los ganadores a tratar de formar gobierno y dejar “la fractura y el monólogo”. A su juicio, lo más importante de las cifras del domingo es que las urnas confirmaron que los independentistas –“que nunca tuvieron el respaldo de la ley”–, no tienen “tampoco” respaldo suficiente para defender un programa para separarse de España. “No llegan a 4 de 10 los catalanes que han apostado por un programa rupturista. Esta es la realidad de los hechos”, argumentó el jefe del Ejecutivo para justificar su inmovilismo.

Rajoy se ofreció al diálogo, “que es sano”, aunque para debatir cuestiones que no afecten a la soberanía o superen el marco legal vigente, según puntualizó. “Lealtad y disposición al diálogo tendrá el gobierno con los nuevos representantes de la Generalität, pero siempre dentro de la ley. Con la misma firmeza que ofrezco colaboración afirmo que este gobierno seguirá velando por el respeto a la ley, la igualdad de derechos y libertades de todos”, remarcó el presidente.

Los socialistas, por su parte, además de celebrar que los resultados de las elecciones catalanas los hayan mantenido en pie pese a la caída estrepitosa que les pronosticaban las encuestas –quedaron como tercera fuerza en Cataluña–, salieron también a descartar su apoyo a un gobierno integrado por las fuerzas contrarias a la independencia que pudiera encabezar Ciudadanos, el partido españolista, que obtuvo nueve escaños más que el Partido Socialista Catalán (PSC). “Lo que no necesita la sociedad catalana son gobiernos de frentes”, dijo el líder de los socialistas, Pedro Sánchez en una rueda de prensa.

El candidato socialista a la presidencia del gobierno pidió, además, a Junts pel Sí que abandonen el independentismo y que no caigan “en brazos” de la CUP, la formación con 10 escaños que la lista de Mas necesita para formar gobierno. Sánchez advirtió que es un partido “antisistema” que quiere situarse “fuera de la legalidad” y “la salida de la UE y del euro”.

A menos de tres meses de las elecciones presidenciales, los comicios catalanes pueden ser también un punto de inflexión en la carrera rumbo a La Moncloa. Así lo entendieron los propios partidos en sus declaraciones del día después del 27-S, articulando la interpretación de los resultados de acuerdo a sus intereses hacia las generales. Los socialistas se mostraron convencidos de que en las presidenciales mejorarán el resultado obtenido este domingo en Cataluña, basándose en que históricamente su partido contó con un fuerte respaldo de los catalanes siempre que llegaron al Gobierno central. Sánchez aseguró que Rajoy no puede liderar el proyecto de la unidad de España y que “el único partido que es capaz de acabar con política de bloqueos y abrir un tiempo de concordia, negociación y diálogo es claramente el PSOE”.

No es de la misma opinión Albert Rivera, el líder de la formación que quedó segunda en las elecciones catalanas, Ciudadanos, quien sentenció que “la vieja política ha muerto”, en alusión al PP y el PSOE, y apuntó al “descalabro del “bipartidismo decadente” en Cataluña y España. Rivera está convencido de que su partido es el único que representa a “la nueva política” y se ufana en diferenciarse de Podemos, a los que tilda de “populismos llenos de ambigüedades”, aunque Pablo Iglesias, en sus declaraciones post electorales, se comprometió a organizar un referéndum soberanista vinculante, en el que su formación pediría el “no”, si logran llegar al gobierno a finales de año.

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El líder conservador Artur Mas sólo podría seguir en el poder si la CUP le diera su apoyo.
Imagen: EFE
 
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