EL MUNDO
Todo lo que Bush prefiere no saber
Un informe devastador del estratega Anthony Cordesman muestra, en inusual detalle, los fracasos de la ocupación de Irak.
Por Patrick Cockburn *
Mientras George W. Bush llegaba a Londres anoche, una evaluación sombría y sin precedentes sobre el deterioro de la situación militar en Irak circulaba entre varios estrategas de Washington. El informe, que contradice muchas afirmaciones del gobierno estadounidense, se basa en testimonios de Paul Bremer, el gobernador de facto estadounidense en Irak; comandantes militares; funcionarios de inteligencia y David Kay, el norteamericano que dirige la búsqueda de las supuestas armas de destrucción masiva de Saddam. Y sostiene que los ataques antiestadounidenses perpetrados por iraquíes sunnitas continuarán “hasta el día en que Estados Unidos se vaya”.
Los comandantes del ejército norteamericano también se están enterando de cómo Saddam Hussein obligó a sus funcionarios a leer “La caída del Halcón Negro” –el relato sobre el derribo de helicópteros norteamericanos en Mogadishu, durante la desastrosa intervención estadounidense en Somalia, a principios de los ‘90– para convencerlos de que Estados Unidos iba a abandonar el país si sufría muchas bajas. Se cree que el movimiento de resistencia iraquí tiene un presupuesto de guerra de mil millones de dólares, más tres mil millones escondidos en Siria. Y que está pagando entre 25 y 500 dólares por cada ataque contra las fuerzas norteamericanas. El informe también afirma que el 95 por ciento de las amenazas viene de las personas leales al ex régimen y que los atentados suicidas son perpetrados por extranjeros, en su mayoría.
El dossier, recopilado por el prestigioso Centro de Estudios Internacionales Estratégicos (CSIS), es devastador por el inusual acceso a la información que tuvo su autor, el doctor Anthony Cordesman, un especialista en Irak. Cordesman concluye que los soldados norteamericanos están muriendo debido a la postura ideológica del gobierno y que “luego de cuatro años en la administración, el equipo de seguridad nacional de Bush no es un equipo”. Cordesman acusa al gobierno de preparar el terreno “para una derrota al bajar la importancia de los riesgos, dando discursos provocativos y patrioteros y minimizando los costos a nivel mundial”.
La cúpula militar norteamericana sostuvo que el liderazgo de la resistencia viene de ex generales y coroneles del viejo ejército iraquí, actualmente disuelto, que no ven ningún futuro para ellos mismos. Esto significa que el éxito de Estados Unidos para cazar a los 15 dirigentes del Partido Baaz y a los líderes militares fotografiados en el famoso mazo de 55 naipes no tendrá ningún efecto en la fuerza de la resistencia.
El documento es muy claro cuando afirma que no hay un futuro a largo plazo para los militares norteamericanos en Irak: “Algunos sunnitas y otros siempre tratarán a Estados Unidos como el ‘anticuerpo’ y ni siquiera se podrá conseguir que la inteligencia detenga todos los ataques”.
El informe, basado en una visita de Cordesman a Irak a principios de noviembre y que se titula “Irak: demasiado incierto para diagnosticar”, afirma que el ejército se muestra seguro de poder frenar los ataques de la guerrilla, pero indica que éstos son cada vez más sofisticados y que sus tácticas cambian a cada rato. Cordesman sugiere que la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA) debería abandonar su cuartel general en el viejo palacio republicano de Saddam, en el centro de Bagdad. Según él, “la imagen de la CPA es la de un palacio extranjero que reemplaza al de Saddam y hay demasiados norteamericanos de la CPA que están hablando con norteamericanos que deberían estar trabajando con iraquíes”. Después de largas conversaciones con comandantes norteamericanos de las principales divisiones de combate, Cordesman sostiene que la CPA es vista como una burocracia extremadamente centralizada, aislada de los militares, que confía demasiado en los contratistas y que “no evalúa realísticamente el desarrollo en el campo de batalla”. También señala una importante falla en la planificación de Estados Unidos cuando el Consejo de Gobierno Interino fue establecido en julio como la cara iraquí de la ocupación. Afirma queéste ha retrasado “la construcción de la nación” en Irak debido a las divisiones, las ambiciones personales y la falta de seguimiento local.
Uno de los problemas es que el ejército norteamericano está diseñado para el combate intenso. No tiene ni los recursos ni el entrenamiento para el conflicto contra el que está luchando ahora. “El ejército no tiene la policía militar, la acción civil, la inteligencia ni los recursos contraguerrilleros que necesita”, afirma el informe. Y concluye que el problema principal es la defensa del gobierno estadounidense de la “democracia” en Medio Oriente. “Defiende slogans imprecisos e impracticables”, afirma. Y a menudo se lo vio mostrar desprecio por las sociedades árabes, o como el preludio de nuevos esfuerzos estadounidenses por otro cambio de régimen.
* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Milagros Belgrano.