Dos palestinos murieron en Cisjordania baleados por soldados israelíes en nuevos choques que tuvieron lugar en buena parte del territorio ocupado y en barrios de Jerusalén este, tras un fin de semana de tensión y enfrentamientos que siguieron al asesinato el jueves y sábado de cuatro israelíes. Luego de celebrar la segunda reunión de emergencia en dos días con su equipo de seguridad y los jefes del ejército, la policía y el servicio de inteligencia, el primer ministro Benjamin Netanyahu dijo por la noche que las fuerzas israelíes aplicarán mano dura contra el terrorismo y contra quienes inciten a la violencia. En Ramalá, Cisjordania, el presidente palestino, Mahmud Abbas, convocó ayer a una reunión con sus asesores de seguridad para discutir la escalada de violencia y durante el encuentro dijo que Israel “está arrastrando a los palestinos a la violencia y debemos evitarlo”, informó la agencia de noticias palestina Wafa.

“No estamos preparados para darle inmunidad a nadie. Ni a un alborotador ni a un terrorista, por lo que no hay límite para la actividades de las fuerzas de seguridad”, señaló Netanyahu tras el encuentro. El premier israelí habló luego de que la policía, el ejército y el servicio de inteligencia interior, Shin Bet, informaran en un comunicado que una célula de Hamas compuesta por cinco hombres fue detenida por el asesinato de un pareja de colonos israelíes frente a sus cuatro hijos. El hecho ocurrió el jueves pasado cuando un grupo de milicianos acribilló a balazos el auto de las víctimas, residentes del asentamiento de Neria, en los territorios palestinos de Cisjordania.

Los cuatro chicos del matrimonio, incluyendo un bebé de cuatro meses, estaban en la parte trasera del auto durante el ataque, pero resultaron ilesos. El Shin Bet señaló ayer que durante el tiroteo, uno de los palestinos accidentalmente le pegó un tiro en un brazo a su cómplice, por lo que abandonaron el lugar, algo que podría explicar por qué los chicos, que han sido víctimas de ataques en el pasado, en esta ocasión se salvaron. La primera reunión de emergencia en Israel se celebró anteayer y había sido convocada por Netanyahu antes de abandonar Nueva York. Su gobierno anunció que destruirá las viviendas de terroristas en procedimientos rápidos y utilizará con más frecuencia la prisión administrativa para los alborotadores palestinos, que permite la detención sin cargos durante un máximo de seis meses, con la posibilidad de prórroga continua de ese período.

Ayer, el menor palestino de 12 años Abdul Rahman Abdullah murió cuando fue alcanzado en el pecho por un disparo que un soldado israelí efectuó; otros siete palestinos resultaron heridos de bala durante una protesta que fue reprimida por el ejército cerca del campo de refugiados de Aida, a las afueras de Belén, informaron fuentes médicas palestinas. Horas antes, por la madrugada, otro joven, de 18 años, falleció por disparos de soldados israelíes cuando un grupo de palestinos lanzaron piedras, cócteles molotov, fuegos de artificio y neumáticos ardiendo contra un puesto de control del Ejército, cerca de la ciudad de Tulkarem, informó un vocero militar israelí.

Abed Manasra, portavoz de la Sociedad de la Media Luna Roja (equivalente local a la Cruz Roja) en Ramalá, señaló que, desde anteayer, cerca de medio millar de palestinos resultaron heridos en Cisjordania y Jerusalén.

“Hay 41 heridos de bala con munición real, 143 con balas de acero recubiertas de goma, 297 intoxicados por inhalación de gas y 18 que han sufrido trauma”, cuantificó el portavoz. Además, denunció que 27 personas de los equipos de emergencia de la Media Luna Roja resultaron heridos y cinco de sus coches o ambulancias fueron dañados por agresiones israelíes.

Luego de que las autoridades israelíes decidieran cerrar la Ciudad Vieja de Jerusalén, el lugar comenzó ayer a recuperar su normalidad, aunque con una masiva presencia policial que impedía el acceso a la zona a los palestinos, a excepción de los residentes o personas que trabajan o estudian dentro del recinto amurallado.