Jueves, 12 de noviembre de 2015 | Hoy
EL MUNDO › HABLO EN EL CONGRESO DE CLACSO, UN EVENTO DE INTELECTUALES POSICIONADO CONTRA LA GUERRA CIVIL EN COLOMBIA
Apoyó el proceso de paz entre las FARC y el gobierno colombiano, denunció la ola destituyente contra gobiernos progresistas y propuso a los jóvenes que militen en política en su discurso ante el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.
Por Darío Pignotti
Desde Medellín
Aires gardelianos en Medellín. Lula aplaudió a una orquesta de músicos colombianos y cantantes argentinos que interpretó “Volver” y otros tangos antes de subir al estrado donde habló para miles de personas, en su mayoría estudiantes, en la Plaza Mayor medellinense. Una hora antes de iniciarse la conferencia no quedaban más lugares en el auditorio por lo que cientos de jóvenes universitarios acompañaron la disertación desde pantallas gigantes en la apacible noche de esta ciudad enclavada entre sierras de vegetación espesa.
“Cuando era presidente me atendían y me alcanzaban todo, ahora tengo que buscar y servirme el agua yo mismo”, bromeó el ex tornero mecánico, conquistando los primeros aplausos de la muchachada y cientos de intelectuales que participan en el congreso del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso).
Fue interrumpido con ovaciones cuando apoyó el proceso de paz entre las FARC y el gobierno colombiano, denunció la ola destituyente contra gobiernos progresistas y propuso a los jóvenes que militen en política.
“Reafirmo mi total apoyo al proceso de paz que se vive y quiero felicitar el corajudo proceso de negociación que se plantea como desafío construir un futuro de justicia y libertad para este país”, sostuvo Lula.
Y recordó que “el mes pasado la presidenta Dilma Rousseff hizo una visita (de Estado) a este país y manifestó su total apoyo a la paz”.
Sus palabras fueron aplaudidas por dos ex guerrilleros: el ex presidente uruguayo José “Pepe” Mujica, que integró las filas de Tupamaros, y el alcalde de Bogotá, Gustavo Petros, ex miembro del M-19.
Esa organización rebelde acordó dejar las armas a mediados de los años ‘80 para formar la agrupación política Alianza Democrática que postuló como presidente a Carlos Pizarro Leongomez.
Sin embargo, el ex guerrillero Leongomez no pudo disputar las elecciones, en las que figuraba con altos índices de aprobación, pues grupos ligados al narcotráfico y los paramilitares lo asesinaron en 1990.
Esa no fue la única experiencia frustrada de los que dejaron las armas en Colombia. Miembros de otras organizaciones, como las FARC, optaron por la disputa electoral a mediados de los años ‘80 cuando formaron la Unión Patriótica, partido que conquistó decenas de alcaldías y bancas en el Congreso. La Unión Patriótica fue exterminada: fueron asesinados unos 5000 militantes y dirigentes de esa agrupación, la cual finalmente desapareció como fuerza con peso nacional.
La visita de Lula mereció una cobertura importante en los medios nacionales. Esto debido al prestigio del ex mandatario y a que la conferencia de Clacso es un evento posicionado contra la guerra civil en una ciudad como Medellín, bastión de paramilitares, narcos (fue el feudo de Pablo Escobar) y del ultraderechista Alvaro Uribe, el ex presidente que encabeza la campaña contra las conversaciones que celebran en La Habana desde hace 3 años. “Que a mí me vengan con ese cuentico de la paz, eso es cosa para que los terroristas de las FARC se queden con la plata de la droga, esas cositas loquitas de Santos aquí no nos gustan”, se despachó el taxista Jairo González.
A estar por la opinión de los taxistas con los que habló este enviado, el fin del conflicto goza de poca aprobación en Medellín. “Esta es la tierrita de Uribe, nosotros no le creemos nada al mentiroso, sucio, de (Juan Manuel) Santos”, completó González casi enojado. No obstante la resistencia de parte de la opinión pública nacional y el discurso hostil de la mayoría de los medios, las conversaciones han logrado avances de importancia. Como la del compromiso alcanzado en setiembre pasado por Juan Manuel Santos y el comandante Timochenko, para la firma de un acuerdo el próximo 23 de marzo. Pacto bendecido por el papa Francisco durante su gira cubana en setiembre y posteriormente avalado por el arzobispo Luis Augusto Castro Quiroga, titular de la Conferencia Episcopal colombiana, quien recientemente manifestó su disposición a colaborar para que la “ciudadanía se sensibilice con lo que está ocurriendo en La Habana”. El jefe de la Iglesia colombiana, igual que otros dirigentes, sostiene que hay una “distancia” entre el diálogo que se lleva adelante en Cuba y “lo que el pueblo percibe, hay que traducir todo esto con palabras sencillas para que se comprenda que esto es importante”.
Simpatizantes y enemigos de la paz libran una guerra de guerrillas para seducir a la opinión pública, porque ésta será la que dará su veredicto en un plebiscito que ayer fue confirmado por Santos al recibir Eamon Gilmore, enviado de la Unión Europea que acompaña las tratativas.
A pesar de la hegemonía económica de los terratenientes y el clan Uribe, en Medellín hay una militancia universitaria activa, que se volcó al congreso de la Clacso. Activismo de izquierda y una devoción por el tango. La letra de volver fue cantada por la mayoría del público de esta ciudad donde Gardel murió hace 80 años. Los que no conocían al dedillo los versos del tango se arriesgaban a cantarlo de a tramos como el embajador ecuatoriano para Asuntos Estratégicos, Ramón Torres Galarza.
Lula arengó a los jóvenes para no se dejen seducir por la despolitización y el rechazo a las acciones colectivas en organizaciones sociales o sindicales. “Queridos muchachos y muchachos los desafío a que no crean en esas zonceras que dice la prensa de nuestro continente. La mayor oposición a los gobiernos progresistas es la prensa de nuestro continente. Lo que ustedes deben hacer es rechazar la negación de la política. Cuando se niega la política lo que viene después es peor, tengan cuidado a los que hablan contra la política. No existe ninguna salida por fuera de la política. Mujica tiene 80 años y yo 70, somos parte del siglo pasado, ustedes son el siglo XXI, por favor tengan coraje, sean perseverantes, asuman el control de los partidos, de los movimientos sociales, volvamos a la pasión de los años ‘60”.
Luego, el líder brasileño repitió su preocupación sobre el fantasma desestabilizador que sobrevuela la región. “Vean lo que está ocurriendo en América latina, en América del Sur, se está sintiendo un cierto olor a retroceso porque hay mucha gente que no acepta las políticas que permiten el ascenso social, hay mucha gente incómoda porque la hija de la empleada doméstica se recibió de médica. Esto causa incomodidad de las elites en Argentina, en Uruguay, en Chile...en varios países de América del Sur. En Brasil los aeropuertos están llenos, y hay unas personas disgustadas porque dicen que ahora los aeropuertos parecen terminales de ómnibus”, dijo Lula subiendo la voz con indignación, en el final de su discurso el martes por la noche.
Cuando el público se retiraba coreando “Olé, olá, Lula, Lula”, el embajador Torres Galarza dijo a Página/12: “Este fue el mejor discurso que he visto de Lula, fue acertado al hablar de la estrategia del capitalismo para debilitar a los gobiernos progresistas y de izquierda”.
“Propuso repensar lo que es y debe ser Brasil para América latina, el reconoció las actitudes soberbias de otros presidentes brasileños, Lula reinaugura la esperanza de que es posible. Maravilloso ver 3500 jóvenes colombianos con una reacción con tanta energía ante las palabras de Lula”.
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