Miércoles, 30 de marzo de 2016 | Hoy
EL MUNDO › EL PMDB ABANDONó EL GOBIERNO Y ABRIó LA PUERTA PARA UN GOLPE BLANDO EN BRASIL
El portazo apunta a la destitución de la presidenta elegida con 54 millones de votos hace un año. La prensa y los partidos conservadores insisten en que voltearla es legal pues el “impeachment” está previsto en la Constitución.
Por Darío Pignotti
Página/12 En Brasil
Desde Brasilia
Aliado del vicepresidente Michel Temer, aspirante a suceder a Dilma Rousseff, el jefe de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha festejó ayer con los brazos en alto la decisión de su agrupación, el Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de romper la coalición sobre la que se apoyaba el gobierno, el cual parece agonizante. Cunha es reo ante la Corte por haber ocultado en Suiza cinco millones de dólares de posibles sobornos cobrados en el escándalo del Petrolao. El diputado Paulo Pimenta, del PT, afirmó que Temer y Cunha se favorecen mutualmente incendiando el país: el primero avanza hacia la presidencia y el segundo se fortalece en la Cámara baja para obstruir los procesos en su contra por haber violado el decoro parlamentario ocultando su dinero sucio. Y ambos apuestan a que si finalmente Dilma es derrocada nadie recuerde la causa Lava Jato por estafas contra la petrolera estatal Petrobras.
Lo cierto es que el de ayer fue un paso importante hacia la destitución de la presidenta elegida con 54 millones de votos en octubre de 2014. La prensa y los partidos conservadores insisten en que voltearla es legal pues el “impeachment” está previsto en la Constitución. No dicen que hasta el momento falta un delito que justifique ese procesamiento.
Con la formalización del desembarque del PMDB, la oposición sumará 69 diputados para votar por el adiós a Rousseff en sintonía con el “clamor de las calles” donde hace dos semanas se movilizaron cientos de miles de ciudadanos (mayoritariamente blancos y de clase media) por el fin del gobierno del Partido de los Trabajadores. Fue la marcha más concurrida desde el fin de la dictadura, en 1985, año en que el PMDB llegó al poder a través de una elección tramposa en la que sólo participaron legisladores ya que se prohibió el voto directo.
Si Temer cumple su sueño arribista y se queda con la presidencia repetirá en alguna medida el escenario de 1985, ya que no tiene respaldo electoral. La última vez que fue candidato por las suyas fue en 2006, año en el que recogió poco más de 99.000 votos como diputado federal por San Pablo, ubicándose en el lote de los 20 últimos por ese estado. Para que se apruebe el “juicio por impedimento” que voltee a Dilma y encumbre a Temer se requiere una mayoría especial de 342 votos sobre un total de 513 diputados, un número alto a pesar que el antidilmismo cuente con el refuerzo de los pemedebistas. Y si bien el gobierno enfrenta el momento más difícil desde enero de 2011, cuando Rousseff llegó al Planalto, no es imposible que el oficialismo logre sumar 171 votos para repeler la escalada destituyente.
Por ser uno de los dirigente con más peso en el PMDB, Cunha ocupó el centro del palco junto al vicepresidente de la agrupación, el senador Romero Jucá, y ambos unieron sus brazos en gesto de victoria de la estrategia que habían acordado con el discreto Michel Temer, el potencial presidente de facto que no fue a la reunión del directorio nacional. “A partir de hoy el PMDB se retira de la base del gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y ningún miembro está autorizado a ejercer ningún cargo en nombre del PMDB”, dijo Romero Jucá.
De esa forma fue presentada la moción única aprobada por “aclamación” .
“Fuera Dilma”, “fuera PT”, “Brasil presente, Temer presidente” corearon los delegados del Directorio Nacional partidario mientras Cunha y Jucá entrelazaban sus brazos hacia lo alto en un salón de la Cámara baja, en Brasilia. La reunión se prolongó por apenas 5 minutos, lo que indica un amplio respaldo al fin de la alianza, que desde hace meses era sólo formal. No obstante esa aparente unanimidad contra el gobierno es verdad que aún sobreviven diferencias dentro de un partido donde hay facciones enfrentadas y no se descarta que grupos minoritarios se abstengan de votar por el impeachment. Una señal de que sobreviven desacuerdos dentro del PMDB, aunque sean residuales, es que hasta el momento no está confirmado que renunciarán a sus cargos los seis ministros que integran el gabinete.
En el Planalto nadie se sorprendió con el portazo de los ahora ex socios del PMDB: desde hace meses la presidenta excluyó a Temer de las reuniones del núcleo duro del gabinete advertida de la conspiración en curso. El ministro Jaques Wagner fue el primero en pronunciarse sobre la salida del PMDB a la que vinculó con un “golpe” y anunció que ya se trabaja en la formación de un nuevo gabinete, en el que seguramente estará Lula.
Debido al agravamiento de la crisis, Dilma suspendió ayer el viaje que iba a realizar este jueves a Estados Unidos donde participaría en una cumbre sobre seguridad nuclear. Al parecer desistió de ir a Washington para evitar que Temer asuma temporalmente el gobierno.
La suerte de este gobierno no se libra sólo en los pasillos de la conspiración: oficialistas y opositores toman en cuenta el barómetro de las calles. Habrá que aguardar para ver si el PT y los movimientos sociales, posiblemente encabezados por Lula, logran movilizar un número importante de personas en defensa de la democracia este jueves en Brasilia.
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