Martes, 21 de junio de 2016 | Hoy
EL MUNDO › LAS DERROTAS EN ROMA Y TURíN PROFUNDIZAN LA CRISIS DEL GOBIERNO ITALIANO
El triunfo de Virgina Raggi y Chiara Appendino, que pertenecen al Movimiento Cinco Estrellas, evidenció la pérdida de apoyo del centroizquierdista Partido Democrático. Renzi dijo que no renuncia ni como primer ministro ni como secretario del PD.
Por Elena Llorente
Página/12 En Italia
Desde Roma
Que dos mujeres estén mandando a pique la popularidad del más tradicional partido de centroizquierda en Italia, el Partido Democrático (PD) –heredero del viejo Partido Comunista Italiano, que fue el más poderoso de Europa–, no es cosa de poca monta. Se trata de una crisis que ya había comenzado en el PD hace tiempo pero que se vio profundizada luego de conocerse los resultados de las elecciones municipales del domingo en varias grandes ciudades de la península. Dos son las protagonistas principales de esta historia: Virginia Raggi, la nueva alcaldesa de Roma, y su colega Chiara Appendino, la nueva alcaldesa de Turín. Ambas pertenecen al Movimiento Cinco Estrellas (M5S) del cómico Beppe Grillo, un movimiento relativamente nuevo, integrado principalmente por jóvenes hartos de los políticos tradicionales y sus mentiras, pero que a veces son demasiado sumisos a las órdenes de Grillo.
Raggi prácticamente aplastó al candidato del PD, Roberto Giachetti, consiguiendo más del doble de los votos que su contrincante( 67 % contra 33%). Un resultado realmente increíble para muchos, aunque se supone que para conseguirlo recibió el apoyo de la derecha y del centroderecha en la segunda vuelta del domingo. Pero más aplastante tal vez fue el resultado de Turín, una ciudad del norte de Italia, donde “reinó” la Fiat por mucho tiempo porque allí tenía sus principales fábricas, y por eso llena de obreros progresistas. Nadie se esperaba el resultado conseguido porque en el primer turno, el pasado 5 de junio, Appendino había conseguido menos votos que su opositor del PD y actual alcalde, Piero Fassino. El domingo en cambio le sacó 10 puntos de diferencia.
¿Qué significa todo esto? Que el PD, el partido del primer ministro Matteo Renzi, está en una crisis histórica. Algunos indican como culpable al propio Renzi, al que atacan diciendo que está más cerca del centro derecha que del centroizquierda o de la izquierda. Otros critican la actitud de suficiencia del primer ministro. Renzi se defiende: “La derrota de Roma y de Turín no tiene atenuantes. Pero lo repito, no es un voto nacional sino sólo local. No cambio mis ideas ciertamente porque hayamos perdido”. Está claro, dijo demás, que “ganan los jóvenes”, en tácita alusión a que muchos de los candidatos y políticos de su partido son viejos, es decir, mayores de 60 años, pero él no. “No renuncio, que quede claro. Ni como primer ministro ni como secretario del PD”. Varios dentro de su partido están pidiendo su renuncia como secretario del partido y un congreso partidario inmediato. Pero Renzi dice que el congreso no se puede hacer antes de octubre. Porque en octubre está programado el referendo que deberá votar sobre el cambio de la Constitución a fin de eliminar el bicameralismo.
Todo hace suponer sin embargo que las tensiones dentro del PD no se resolverán fácilmente, sobre todo entre el sector liderado por el ex primer ministro Massimo D’Alema y los renzianos que desde hace tiempo tienen muy malas relaciones.
Otro efecto del resultado de las elecciones del domingo es la actitud del M5S. Desde su nacimiento allá en 2008, el M5S ha crecido a pasos agigantados. En las elecciones políticas del 2013 consiguió 106 diputados y 54 senadores. Y muchos de los votos obtenidos vinieron de jóvenes desilusionados del centro izquierda y de sus burócratas. “Queremos gobernar el país y estamos listos para hacerlo”, comentó ante los periodistas su principal portavoz en el Parlamento, el vicepresidente de la Cámara de Diputados, Luigi Di Maio. Di Maio, 29 años, que no tiene título universitario, se está preparando para candidatearse como primer ministro y para eso Beppe Grillo, entre otras cosas, le ha organizado varios viajes al exterior para crearse una cierta credibilidad internacional.
Las dos jóvenes mamás (Raggi, abogada, casi 38 años, Appendino, economista, 31 años, un hijo cada una) protagonistas de los triunfos en Roma y Turín tienen ahora una grandísima responsabilidad. Aunque en Turín ha habido otras alcaldesas en años precedentes, en Roma es la primera vez. Los ojos de toda Europa apuntan hacia ellas. Como lo hicieron y lo hacen cotidianamente estudiando atentamente el accionar de las mujeres que controlan las alcaldías de importantes ciudades como Madrid (Manuela Carmena), Barcelona (Ada Colau), París (Ana Hidalgo), Estocolmo (Karin Wanngard ), Colonia (Alemania, Enriette Reker) o Varsovia (Hanna Beata Gronkiewiz Waltz). Parece casi que como virtuales “presidentas” municipales, las mujeres saben organizar y equilibrar mejor las administración de lo que podría ser equiparado a una casa grande: la ciudad.
Raggi no sólo deberá enfrentarse con los problemas ya conocidos de Roma –pozos en las calles, basura dispersa, proyectos viales y de subtes nunca terminados– sino que deberá luchar con las mafias locales. Si bien se supone que fue descabezada, se teme que la llamada “mafia capital” todavía tenga su influencia. El otro problema son los burócratas, campeones del trabajo seguro pero que no exija demasiado esfuerzo. Últimamente, una campaña lanzada a nivel nacional, ha podido descubrir a decenas de empleados municipales en todo el país, que pasaban su tarjeta de ingreso pero también las de sus amigos que no iban a trabajar o lo hacían más tarde. Otros después de fichar salían a correr o de compras, como demostraron las cámaras de televisión puestas por la policía.
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