Martes, 2 de agosto de 2016 | Hoy
EL MUNDO › FRACASARON LAS MARCHAS A FAVOR DEL IMPEACHMENT REALIZADAS EN TODO BRASIL
Fue notoria la merma de asistentes a las marchas contra la presidenta suspendida, aunque los organizadores lo achacaron al desconocimiento de la gente, que “cree que Dilma ya se fue”. La aprobación a Temer está en el 14 por ciento y el 60 por ciento quiere elecciones ya.
Por Darío Pignotti
“No vendimos ni una sola bandera, no vino nadie a la marcha” se lamentó el ambulante Carlos al hacer un balance comercial del fracaso político del último acto por el impeachment contra Dilma Rousseff realizado el domingo en Brasilia, donde hoy se presenta el informe final de la Comisión Especial que juzga a la presidenta en el Senado.
Dilma reiteró su repudio al “golpe” que se gesta en el Legislativo y adelantó que esta semana puede divulgar una “carta al pueblo brasileño” proponiendo convocar un plebiscito por nuevas elecciones si fuera absuelta en el juicio político, según afirmó en una entrevista publicada ayer.
Transcurridos poco menos de tres meses de iniciado el gobierno interino, las encuestas retratan la decepción del público con el presidente en funciones Michel Temer: su aprobación oscila en el 14 por ciento y un 60 por ciento prefiere la convocatoria a elecciones anticipadas.
Esos mismos sondeos muestran a Luiz Inácio Lula da Silva como el candidato con más intenciones de voto, mientras Temer se ubica último con entre el 1 y 2 por ciento de potenciales electores.
Ni el salvavidas propagandístico que le facilitaron las empresas periodísticas, convertidas en órganos de propaganda oficial, logró aterciopelar la imagen de Temer, al que le aguarda una posible rechifla este viernes en la apertura de los Juegos Olímpicos.
El domingo miles de personas que estaban en las plateas y tribunas del Maracaná abuchearon al gobernante de facto, cuando su nombre fue citado por el locutor durante el ensayo general del show al que asistirán unos 3 mil millones de televidentes en todo el mundo.
Grupos neocons como el Movimiento Contra la Corrupción, engendrados durante el alzamiento de las clases medias antipetistas convocaron a las marchas por el impeachment realizadas este domingo en 22 capitales brasileñas.
Según cálculos de las policías provinciales (orgánicamente antidilmistas) esos actos reunieron a 43.000 personas en todo el país (salvo San Pablo y Río de Janeiro), contra 3,6 millones movilizados en marzo al grito de “Fuera Dilma” y 800 mil convocados el 17 de abril, cuando el Congreso aprobó la apertura del enjuiciamiento.
En Brasilia el fracaso de la convocatoria fue evidente: a las 12.30 del domingo la ancha avenida central estaba despoblada de manifestantes, con los vendedores ambulantes como Carlos alzando sus petates ante la nula demanda de banderas, pulseras verde-amarillas y otros souvenires patrios.
“La verdad es que esperábamos más gente. Vinieron pocas personas porque muchos creen que Dilma ya se fue, la gente está desinformada. No saben que el impeachment todavía sigue andando, que este martes se presenta el informe de la Comisión del Senado, y para sacarla de una vez por todas hay que seguir saliendo a la calle”, dice el coordinador del Movimiento Contra la Corrupción (MCC) que se presentó como el “señor Lima”.
“No hay que preocuparse, lo de hoy fue para ir calentando el ambiente. En la próxima manifestación va a haber mucha gente como tuvimos en abril”, se consoló Lima, con una remera ilustrada con la sigla MCC, igual que sus compañeros de militancia “contra los delincuentes y los políticos”.
Casi todos los consultados por este diario en el mitin brasiliense coincidieron en su aversión visceral hacia la mandataria electa (había un ataúd con su nombre en la tapa) y Lula.
La mayoría también expresó su recelo hacia Temer y simpatía hacia el juez anticorrupción Sérgio Moro –el perseguidor de Lula– y el diputado Jair Bolsonaro, un militar retirado y apologeta de la dictadura.
Si el 17 de abril, unos 40 mil inconformes con camisetas de la selección nacional se concentraron frente al Parlamento para respaldar a los congresistas cuando votaban por la apertura del impeachment, la magra concentración de este domingo indica un repliegue de aquel aluvión antipetista, antipolítico y antidemocrático.
En la concentración realizada en San Pablo los organizadores hicieron desfilar a un muñeco inflable de 10 metros de altura que reproducía la figura de un militar haciendo la venia, ante el aplauso de parte de los asistentes. “Tal como están las cosas en nuestro país, sólo una dictadura va a resolver las cosas”, comentó en San Pablo el jubilado Paulo Alves.
“Yo no estoy a favor de la dictadura, pero acá se necesita orden, orden y progreso como dice el lema de nuestra bandera. Hace falta que el Ejército imponga más respeto y termine con los corruptos”, dijo la abogada Mónica, consultada por este diario el domingo en Brasilia, durante la despoblada concentración por el impeachment.
Al contrario de Mónica, el dirigente Ghilherme Boulous, del Movimiento de los Sin Techo, rechazó la militarización de la represión social insinuada por algunos ministros del gobierno interino.
“Estaremos en Río, vamos a ir al Maracaná para denunciar al mundo lo que está pasando en este país”, adelantó el joven dirigente Boulous, que también denunció la Ley Antiterrorista, que legaliza que los manifestantes puedan ser tipificados como una amenaza a la seguridad nacional.
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